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¿Crees en Ray Lewis?

Ray Lewis ha tenido una carrera brillante, pero también ha pasado por momentos difíciles. Ilustración ESPN.com

NEW ORLEANS -- ¿Crees en Ray Lewis? ¿Aceptan sus ojos marcados por sombras negras, a veces manchando sus mejillas, ocasionalmente mezclados con lágrimas? ¿Se acelera su corazón cuando baila, deslizando sus pies y levantando sus bíceps? ¿Mueven la cabeza y dicen "Amen" cuando habla? ¿Tienen su nombre en su teléfono celular? Hay cientos en la NFL que sí, novatos, jugadores de los Baltimore Ravens e incluso las pobres almas que acaban de ser aplastadas en la yarda 20. "Los adoro", les dirá Ray a algunos de ellos. Y ellos también lo adorarán.

¿Lo ven en sus ojos, su pasión? Quizás ponen sus ojos en blanco porque Lewis está dando otra conferencia de prensa con gafas de sol de diseñador cuando está obscuro allá afuera. ¿Pero ustedes creen? ¿Qué los villanos pueden convertirse en héroes? ¿Los convence lo que dice? Es simple, en realidad. O lo haces o no lo haces, estás dentro o estás fuera. Peyton Manning lo hace, aparentemente. Manning esperó después de una de las derrotas más dolorosas de su carrera, a que Lewis terminara su conferencia de prensa posterior al partido hace un par de semanas sólo para poder hablar con él.

¿Creen en Ray Lewis? ¿Ustedes creen que un hombre debe ser juzgado por sus peor momento o en el mejor?

En el Monte Rushmore de la NFL, podría decirse que tres de los rostros deben aparecer serían el de Manning, Tom Brady y Ray Lewis. El hecho de que Lewis, un jugador defensivo, esté en la conversación es un testamento de su dominio físico, longevidad y personalidad. Pero sobre todo, es prueba de su capacidad de recuperación. Consideren dónde estaba hace 13 años: en un uniforme naranja y enfrentando una condena en prisión como de los tres acusados en relación con un doble homicidio durante la semana del Super Bowl en Atlanta en enero del 2000. Hoy, Lewis viste impecablemente en un traje de tres piezas, siendo mentor de jugadores más jóvenes y es considerado una especie de padrino de la NFL.

En la NFL, su credibilidad es indiscutible. El comisionado, Roger Goodell, quiere darle abrazos y utilizarlo como consejero cuando Lewis se retire después del Super Bowl del próximo domingo. A los jugadores rivales les importa lo que piensa Lewis. Se han detenido a ver a Lewis bailar "Hot in Herre" de Nelly en su famoso baile previo al partido.

"Hay muy pocos hombres que juegan así de bien tanto tiempo", declaró el apoyador de los Houston Texans, Barrett Ruud, uno de los pocos jugadores de la NFL que no ha intercambiado mensajes o chocado las manos con Lewis. "Para mí, Ray Lewis fue el tipo que crecí viendo, y era mi ídolo en el fútbol americano".

Fuera de la liga, Lewis es una figura más complicada y polarizante. El Tour de despedida de Ray Lewis llegó a New England el 20 de enero, y el Juego por el Campeonato de la AFC fue dramático, conmovedor y digno de llegar al cine, generando diferentes opiniones de la audiencia de 47 millones de telespectadores. Comenzó con Lewis llorando durante el himno nacional, su cabeza levantada al cielo, y terminó con él de rodillas en el campo, mientras una multitud de cámaras lo rodeaban después de la victoria de los Ravens, 28-13. Internet explotó repetidamente durante esas tres horas. Lewis genera drama. Lewis es un guerrero.

Ray Lewis es volver al Super Bowl, poniendo fin a sus 17 años de carrera como futbolista en el escenario más grande, y está bien cautivador o nauseabundo. No hay en el medio.

"Hay gente que lo quiere, y hay personas que lo odian", dice el experto en relaciones públicas Mike Paul, quien es conocido como el "Doctor reputación". "Y creo que la NFL le gusta.

"Siempre y cuando no se meten en problemas hoy, les gusta eso. Polémica vende. Él es un tipo controvertido".

En algún momento ese domingo por la noche, Anna Burns Welker, la esposa del receptor abierto de los New England Patriots, Wes Welker, publicó sus frustraciones en su página personal de Facebook. "Orgullosa de mi esposo y los Pats. Por cierto, si alguien está aburrido por favor vaya a la página de Ray Lewis en Wikipedia. Seis hijos con cuatro esposas. Absuelto por asesinato. ¡Qué gran jugador de Salón de la Fama! ¡Un verdadero modelo!". Rápidamente se disculpó con Lewis y la publicación fue eliminada, pero dejó a la vista una duda que se mantiene desde hace mucho tiempo, un profundo escepticismo, la renuencia a aceptar la imagen reconstruida de Lewis. Ella no es la única.

Ray Lewis va a regresar al Super Bowl, terminando sus 17 años de carrera en el mayor escenario del fútbol americano, y ya sean puntos negros o blancos. No hay grises con Ray Lewis.

"Hay gente que lo adora, y hay personas que lo odian", señaló el experto en relaciones públicas, Mike Paul, quien es conocido como "Doctor Reputación". "Y creo que a la NFL le gusta eso.

"En tanto no se meta en problemas hoy, les gusta eso. La controversia vende. Es un tipo controversial".

Ray Lewis es un motivador. Cuando habla, realmente se pone en marcha, es algo que uno no sólo escucha. Lo sientes. Trent Dilfer, mariscal de campo del equipo de campeonato de los Ravens en el Super Bowl XXXV y ahora analista de ESPN, tiene dificultades para explicarlo. Es como estar en una caminadora, tratando de esforzarse en los primeros minutos.

"Te eriza los vellos de tus brazos", indicó Dilfer. "Tu corazón se acelera. Cuando Ray se apasiona por algo, tanto en palabras como en acciones, uno siente lo mismo".

Así que consideren la emoción que sentían los Ravens el 2 de enero. Lewis, quien recién había vuelto de una lesión en el tríceps, le informó al equipo que se retiraría. El discurso, obviamente, estaba planeado estratégicamente. Lo dio unos días antes de que sus Ravens comenzaran los playoffs.

"Sólo he jugado el juego para hacer a mi equipo un mejor equipo", indicó Lewis en una conferencia de prensa ese día. "Y ahora, Dios está llamando. Dios me está llamando en muchas otras áreas de mi vida".

Se esperaba que su lesión, sufrida a mediados de octubre, pusiera fin a su temporada. El 15 de octubre, incluso el entrenador en jefe, John Harbaugh, expresó que se trataba de una lesión que pondría fin a su temporada. Lewis tiene 37 años de edad y había sufrido un desgarre completo. Sin embargo regresó, y estaba listo para cuando iniciaron los playoffs el 6 de enero, usando una protección en su brazo.

Los Ravens vencieron a los Indianapolis Colts, 24-9, ese día, después visitaron a los Denver Broncos y sorprendieron a la NFL con una victoria, 38-35, en doble tiempo extra en contra del equipo sembrado en el lugar N° 1 en la AFC. Posteriormente visitaron a los New England Patriots, que casi nunca pierden en casa. En los días previos al Juego por el Campeonato de la AFC, los Ravens supuestamente llegaban como víctimas. Al final, terminaron superando a los Patriots, venciéndolos 21-0 en la segunda mitad.

"Sesenta minutos más", le dijo Lewis a su compañero, Brendon Ayanbadejo, mientras se abrazaban en el campo en Foxborough. Después los apoyadores se dijeron que se querían.

La escena al término del partido fue todo lo que es Lewis, dramática, ruidosa y espiritual. Terrell Suggs pasó junto a los reporteros que estaban afuera del vestuario, gritando y vociferando en contra de los Patriots. Cuatro linieros de los Ravens caminaron por el túnel, repitiendo las palabras, "Dios es bueno".

El vestuario de abrió, y el atleta originario de Baltimore, Michael Phelps, esperaba de pie cerca de Lewis. Estaba tratando de hablar con Lewis pero la voz de Suggs lo interrumpió.

Suggs gritaba constantemente, "Y los Ravens se van al Super Bowl".

Phelps estaba tratando de decirle a Lewis que él y su madre estaban viendo el partido desde los palcos, sentados cerca del propietario de los Patriots, Robert Kraft, y en la primera mitad estaban callados, pero después lo olvidaron, ya no vamos a estar callados.

"Y las ventanas estaban abiertas", le dijo Phelps a Lewis, "y estábamos gritando y enloqueciendo".

Lewis sonrió. Los Ravens rezan juntos antes y después de cada partido, con un jugador diferente guiándolos todas las veces. Juegan con pasión y emoción. Juegan con una espina clavada, como si ellos fueran los únicos 53 en el mundo que creen.

Los Ravens son un equipo de continuidad --muchos de sus jugadores claves han estado juntos por lo menos cinco temporadas-- pero Lewis es el único que estaba en el equipo la última vez que Baltimore ganó un Super Bowl, el 29 de enero del 2001.

Esa fue la época en la que Lewis conoció a Phelps, quien apenas era un adolescente. Phelps dice que Lewis es uno de sus mejores amigos. Dice que Lewis ayudó a motivarlo el verano pasado para los Juegos Olímpicos de Londres.

"Probablemente me ayudó a poner algunas cosas en perspectiva", indicó Phelps. "Sin entrar en detalles --lo que hablamos nunca se lo he dicho a nadie-- soy muy afortunado por tener a alguien así y alguien tan poderoso como él en mi vida. Nunca podré agradecerle lo suficiente".

Ray Lewis es un pecador. Él no lo negará. Tenía 24 años de edad cuando pasó de NFL Films a una corte en la televisión. Era enero del año 2000. Lewis viajó a Atlanta para participar en las festividades del Super Bowl, pero después se desató una pelea al término de la fiesta, y dos hombres --Jacinth Baker y Richard Lollar-- murieron apuñalados.

Trece años después, se desconoce mucho acerca de esa noche, sin embargo está claro que Lewis estaba ahí, estuvo involucrado en un altercado y no estaba diciendo la verdad. Él y dos de sus acompañantes fueron acusados de asesinato y asalto agravado. Los cargos por asesinato en contra de Lewis fueron retirados más tarde, y se declaró culpable de un cargo menos por obstrucción de la justicia y fue sentenciado a un año de libertad condicional.

La NFL lo multó con 250,000 dólares. Eventualmente pagó acuerdos financieros en demandas civiles presentadas por miembros de las dos familias. Estaba jugando de nuevo en el otoño del 2000, mientras la máquina defensiva de los Ravens emprendía su carrera rumbo al Super Bowl. Cindy Lollar-Owens asistió a ese Super Bowl en Tampa y levantó una cartulina gigante con una imagen de Richard Lollar como protesta.

Lollar-Owens, tía de Richard, ayudó a criarlo en su ciudad natal de Akron, Ohio. Cuando Lollar-Owens habla de su sobrino, utiliza algunos de los atributos que a menudo son mencionados con Lewis. Richard Lollar era trabajador. Ella dice que él vendía periódicos cuando tenía ocho años. Era un líder. La gente lo escuchaba, refiere. Era elegante, como Lewis. Richard Lollar era un peluquero que tenía el sueño de ser artista.

Lollar-Owens encendió la televisión la noche del 12 de enero y vio el final del partido entre los Broncos y los Ravens. Lewis se emocionó en la entrevista posterior al partido en la CBS. Comenzó a citar un versículo de la Biblia. "Ningún arma forjada contra ti prosperará", refirió antes de abrazar a Manning. Lollar-Owens está convencida que estaba hablando acerca de Richard.

"Por la manera que estaba llorando", indicó Lollar-Owens. "Creo que en este momento lo esté golpeando. Vean, son 13 años. Pero se siente como si hubiera sido ayer".

Lollar-Owens recibió una gran cantidad de llamadas de los medios la semana pasada, sin embargo revisó su identificador de llamadas y trato de devolverles la llamada a todos. Ella quería hablar de su sobrino. Quiere que sea recordada esta semana. Lollar-Owens hablará por 45 minutos, tanto como quieran, acerca de lo que siente al ver a Lewis grabando comerciales, ganando partidos, viviendo su vida. Dice que odia que Lewis "haya sido puesto en un pedestal".

Ella escuchó que Lewis se retira en parte para ver a su hijo jugar fútbol americano. Eso la hace pensar en la hija de 12 años de Lollar en Atlanta, quien nació después de la muerte de Lollar.

"Ella se parece mucho a él", indicó. "Es triste, ¿sabes? No sé qué más decir".

Ray Lewis es un amigo. La lista de contactos en su teléfono está llena de nombres de fútbol americano, grandes y chicos, compañeros y rivales.

Uno de sus mejores amigos es Ray Rice, un corredor joven de los Ravens cuyo casillero está junto a él. Rice necesitaba un mentor cuando llegó a la liga, y Lewis, dice, "me enseñó cómo ser un profesional". Thomas Jones, un corredor que pasó por cinco equipos y se retiró al término de la temporada del 2011, entabló una amistad con Lewis en el 2000, en el simposio de novatos.

Para tener una idea de cuánto tiempo ha estado Lewis en la NFL, consideren a algunos de los novatos en ese simposio. Estaba Jones, LaVar Arrington y Tom Brady. Lewis habló en el simposio sobre su arresto en Atlanta y sus 15 días en prisión, y habló acerca de las elecciones y los errores.

Jones se sintió tan conmovido por las palabras de Lewis ese día que se quedó ahí cuando finalizó para hablar con Lewis. Se siguieron viendo durante años después de eso desde lados opuestos del campo, y se abrazaban antes de los partidos. "Hombre, vamos a competir hoy", dijo Lewis. Minutos después, Lewis estaba listo para arrancarle la cabeza a Jones.

Su pasión no es falsa, dicen sus amigos. ¿Cómo podría serlo con 2,050 tacleadas de por vida, 14 selecciones al Pro Bowl y una vida de golpes?

Esto es lo que sabe el centro de los Ravens, Matt Birk: Que hace cuatro años, llegó a Baltimore procedente de los Minnesota Vikings, y que no estaba seguro si Lewis sabría quién era. Lewis saludó a Birk cuando estaba levantando pesas, dijo hola y felicidades y que era grandioso tenerlo ahí. Que en la NFL, hay algo llamado "el día del viejo", en los que los veteranos con problemas en los huesos pueden faltar a algunas prácticas, y Lewis, en los cuatro años de Birk en Baltimore, nunca ha tomado uno.

"Tengo un problema con tratar de juzgar lo que hay en el corazón de alguien", sentenció Birk. "Quiero decir, lo entiendo. Cada quien tiene su propia opinión. Es algo similar como con Tim Tebow. Lo que sea que hagas, habrá gente a la que no le guste. Eso está bien. No voy a hablar por Ray, pero cuando estás en el ojo público, tienes que ser fiel a ti mismo y no preocuparte por lo que piensen los demás.

"Los chicos dan todo. Todos los domingos".

Ray Lewis, en muchos lugares, nunca será perdonado. En casi todos los artículos escritos sobre él, aparece la palabra "asesino" en los comentarios de los lectores. Hay una página de "Odio a Ray Lewis" en Facebook, y en la descripción dice lo siguiente, "Aparentemente, si eres Ray Lewis, el asesinato no es crimen". La página tiene 537 "Me Gusta".

Tuvo 17 tacleadas a principios de mes en Denver, y fue abucheado después de cada una de ellas.

"La gente cree que se ha salido con la suya, dice el psicólogo deportivo, Jack Stark, quien evaluó a Lewis en el Combinado de Talento de la NFL en 1996.

"En este punto de su vida, es muy espiritual y está enfocado en su familia. Creo que algunas personas creen que eso es falso para un tipo que vivía al límite en veces en el pasado, particularmente al inicio de su carrera".

Stark estaba trabajando con los Miami Dolphins en 1996, cuando Lewis ingresó al draft. Stark evaluó aproximadamente a 10 de los mejores jugadores colegiales en unas series de entrevistas y pruebas psicológicas en el Combinado de Talento. Se sentó con Lewis por espacio de una hora, mucho más que con la mayoría de los posibles novatos, porque Lewis estaba dispuesto a abrirse.

Cuando Stark terminó, estaba convencido de dos cosas: Lewis era el atleta más apasionado e impresionante que conoció esa semana, y era un riesgo enorme para meterse en problemas. Stark dijo que sabía que Lewis salió de un vecindario conflictivo, y que cuando volviera con sus amigos y saliera con ellos, corría el riesgo de meterse en problemas.

"Lo miré y recliné mi silla", indicó Stark. "Le dije, 'Si fuera entrenador y tuviera que elegir a un jugador, te querría a ti en mi equipo. Pero tengo una preocupación. Y él dijo, '¿Cuál es?'. Le dije, 'Me asustas. Me preocupa que te metas en problemas. Y te lo tengo que decir, implementaría algunas medidas de seguridad para asegurarme que tienes un buen sistema de apoyo. Sé que vienes de un vecindario duro, y que has pasado por muchas cosas'.

"Él dijo, 'Lo entiendo, lo entiendo'. Lo reconoció".

Ray Lewis, para algunos, es un faro de esperanza. James Lippitt envió un correo electrónico a los Ravens en noviembre pasado. Estaba preocupado por su hijo de 16 años de edad. En octubre, Jeffrey Lippitt, conducía su Pontiac G6 en medio de una fuerte tormenta cerca de Leeds, Utah, cuando frenó por un accidente que había y se volteó. Jeffrey sufrió lesiones menores, su hermana de 20 años, Anne-Monique, fue trasladada en helicóptero a Las Vegas.

Anne-Monique entró en coma, y su hermano estaba traumatizado e inconsolable. Mientras James, un profesor de inglés en una preparatoria de Las Vegas, estaba calificando unos trabajos un día, sintió una fuerte de necesidad de buscar a los Ravens solicitando ayuda. James creció en Baltimore, y compartía su amor por los Ravens con su hijo, quien adora a Ray Lewis.

Al cabo de una hora y media después, Lippitt envió el correo electrónico, el teléfono sonó con un número del área de Baltimore, y el corazón de James se comenzó a acelerar. Era un representante de los Ravens, quien dijo que Lewis estaba emocionado por conocer a Jeffrey. Así que el padre y su hijo viajaron a San Diego para el partido de los Ravens en contra de los Chargers el 29 de noviembre, y Lewis, quien aún estaba lesionado, llevó al joven a la banca, lo abrazó y le dijo algo al oído.

Le dijo a Jeffrey que era momento de que fuera el hermano mayor ahora. Le dijo que se apoyara en Dios, y que Dios estaría ahí para él. Jeffrey escribió las palabras en su teléfono, así no las olvidaría.

"Lo veo constantemente", indicó Jeffrey. "Básicamente, lo tengo en mi memoria ahora.

"Realmente me ayudó, especialmente cuando dijo que Dios no comete errores. A veces, no sé cuál es la razón aquí y ahora. Pero él tiene una razón para ello, y las cosas mejorarán".

James Lippitt ha notado una diferencia en su hijo. Está más optimista y motivado. Antes, Jeffrey estaba tan triste que no podía ir a la escuela. Estaba en el equipo de natación, pero no estaba motivado. Ahora quiere ser capitán y llegar a la competencia estatal.

"He visto un crecimiento maravilloso", expresó James, "y creo que Ray Lewis tiene mucho que ver con eso".

Hace una pausa cuando se le pregunta por su hija, una estudiante universitaria que no ha vuelto a casa. Ya han pasado más de 100 días desde el accidente, dijo, y no está mejorando. Su cerebro está dañado y su condición es conocida como "estado vegetativo persistente", señala. Anne-Monique está en cuidados intensivos.

Cuando las cosas se ponen difíciles para Jeffrey, acude a su teléfono y ve las palabras de Lewis. A veces, se las lee a su padre. Ambos verán el partido de los Ravens contra los San Francisco 49ers en el Super Bowl, y durante tres horas, quizás ellos lo olvidarán.

En Akron, la ciudad natal de Baker y Lollar, no pueden olvidar. Nadie olvidará a Ray Lewis.