Carlos Nava, Escritor ESPN Digital 10y

Aroma latino en el Super Bowl

NEW YORK -- Si Peyton Manning quisiera cambiar su señal sobre la línea de "Omaha" por frases en español, quizá tendría la misma efectividad.

Sería poco probable que la mayoría de los rivales de los Denver Broncos entendieran y anticiparan la jugada siguiente, pero con una línea ofensiva en la que dos de sus cinco miembros hablan español, podría tener una ventaja competitiva.

El guardia derecho titular de los Broncos, Louis Vasquez, y el centro, Manny Ramirez, son tejanos de origen mexicano, muy arraigados a la cultura del país que vio nacer a sus antecesores al sur de la frontera.

"Estamos muy orgullosos de ser hispanos", dijo Vasquez. "Queremos que los hispanos se reflejen en nosotros y vean que es posible alcanzar cualquier meta porque somos una comunidad trabajadora en este país".

"Queremos ser un ejemplo y mostrar que la puerta está abierta para todos en la NFL, sin importar lo que diga todo el mundo", agregó el liniero llamado a su primer Pro Bowl esta temporada. "Y también mostrarle a la NFL, al fútbol americano, que los hispanos estamos cada vez más involucrados con este deporte".

Vasquez y Ramirez son el antecedente más inmediato de un par de compañeros latinos en un equipo de la NFL desde que en la década de los ochenta los linieros ofensivos Anthony Muñoz y Max Montoya jugaron para los Cincinnati Bengals.

De forma contrastante, Muñoz y Montoya dominaban el español a menor nivel que Ramirez y Vasquez.

"Para mi es casi un primer idioma el español", dijo Ramirez, oriundo del área de Houston. "Mis padres siempre, hasta la fecha me hablan en español. Estamos muy orgullosos de ser mexicanos y mostrar que podemos hacer cualquier cosa".

Vasquez, de 26 años, llegó esta temporada a los Broncos como agente libre, después de ser reclutado en la tercera ronda del draft del 2009 por los San Diego Chargers, egresado de Texas Tech, donde compartió estudios y deportes con Ramirez.

El centro, de 30 años, conoció al guardia durante su visita a la universidad, cuando media docena de escuelas de primera línea querían reclutarlo, al egresar de la preparatoria de su ciudad natal, Corcicana, situada a unas 50 millas del centro de Dallas.

"Rápido nos hicimos amigos, porque los dos compartimos culturas similares", recordó Vasquez. "Pasamos mucho tiempo juntos; éramos compañeros de cuarto en el colegio.

"Muchos pensaban que éramos hermanos", añadió. "Y ambos siempre nos hemos considerado hermanos de corazón".

Ramirez salió de Texas Tech para ser reclutado por Detroit en el 2007; en el 2011 fue firmado por Denver como agente libre.

Ambos tienen personalidades dispares: Ramirez es mucho más extrovertido que Vasquez, tanto en sea en inglés o español; el último, dijo, prefiere mantenerse en el bajo perfil.

Vasquez habla con voz baja y casi nunca está cerca de los medios; ni siquiera el día que logró el triunfo más importante de su vida, el campeonato de la Conferencia Americana.

Ese día, el 19 de enero pasado; Vasquez atendió sólo una entrevista en español para ESPN después de casi hora y media de terminado el partido, y rechazó hablar con el resto de la prensa.

"Prefiero hablar en el campo", señaló. "Sólo soy un jugador de fútbol americano [...]".
Hasta su entrenador colegial en Texas Tech, Mike Leach, ahora coach de la Universidad de Washington State, dijo estar orgulloso de haber dirigido a dos de los que considera estuvieron entre sus mejores linieros.

"Louis es un tipo con gran talento natural", dijo Leach a la prensa la semana anterior. "Manny es ridículamente fuerte, hasta más fuerte de lo que parece. Les deseo lo mejor, siempre fueron grandes atletas y grandes personas".

A pesar de la diferencia de personalidad, ambos tienen una meta común desde que comenzaron a jugar a muy temprana edad: conquistar el Super Bowl, aunque para uno fuera menos impensable que para otro.

"Nunca me imaginé jugar el Super Bowl cuando crecía jugando fútbol americano", reconoció Vasquez. "Ahora todavía se siente como un sueño".

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Ramirez expresó lo contrario.

"Desde niño me veía jugando el Super Bowl", aseguró. "Era una meta, como la de todos los demás niños y jóvenes. Y cuando te acercas a la NFL sabes que puedes lograrlo".

Una de las motivaciones de Ramirez es llevar el campeonato a la comunidad hispana.

"Es una comunidad muy grande en Denver, en Colorado y en Texas, de donde vengo, y hay que representar bien", explicó. "Estoy orgulloso por el simple hecho de que somos pocos hispanos jugando en este nivel.

"Somos unos cuantos. ¿Quién iba a pensar que dos de nosotros íbamos a jugar en la misma línea ofensiva en la NFL, después de que estuvimos juntos en el colegio?", añadió. "Ni siquiera estoy seguro de que alguna vez hubieron dos hispanos en el mismo equipo que pudieran hablar español. Es algo extraordinario".

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