JR Maldonado 13y

Como en casa

NUEVA YORK -- "Esta es mi casa... mi propia casa" es una frase que para muchos puede ser simple, pero no para Ron Rivera.

"Siempre recuerdo el orgullo de mi padre al hablar de tener su propia casa. Ese espíritu y disciplina fue lo que me llevó a luchar por mis sueños", dijo Rivera en una entrevista exclusiva con ESPNdeportes.com.

Ron Rivera nació en California, hijo de una joven chicana y un militar puertorriqueño. Como hijo de un oficial de las fuerzas armadas, Rivera creció viajando y practicando varios deportes, sobresaliendo en básquetbol, béisbol y fútbol americano.

Sin embargo, influenciado por sus tíos maternos, quienes jugaban al fútbol americano, fue ese deporte el que le robó el corazón y lo convertiría en toda una leyenda para los jóvenes latinos que aspiran a algún día jugar en la NFL.

"Practicaba béisbol, como todo hijo de puertorriqueño, pero mi tamaño me dio la oportunidad de jugar más al fútbol, inspirado por mis tíos que jugaban en ligas locales", comentó Rivera, quien mide por encima de 6 pies 3 pulgadas (1,91 metros).

"Al ver mi talento, mi familia siempre me apoyó en mi carrera como deportista, independientemente del camino que hubiese escogido", añadió.

Rivera tuvo una destacada trayectoria deportiva como adolescente, mereciendo una beca a la prestigiosa Universidad de California, donde aún mantiene los récords de sacks (22) y tackles (336) en la historia de los Golden Bears.

Fue seleccionado por otros "Osos", los de Chicago, en el draft de la NFL en 1984, con quienes jugó nueve temporadas y 149 partidos, convirtiéndose en el primer jugador de ascendencia puertorriqueña en jugar en la NFL.

"Cuando jugaba en la liga me prestaban atención como hispano, especialmente los periódicos en Puerto Rico, pero nada comparado con los esfuerzos que hace ahora la NFL para incluir a los fans", añadió Rivera, destacando el crecimiento que ha tenido la liga en cuanto a diversidad.

"Me parece que la liga sabe muy bien que los hispanos son el sector de la población de mayor crecimiento y han aumentado gran parte del marketing y los esfuerzos de promoción para incluir a la gran cantidad de latinos que son fans de la NFL. Aquí en San Diego tenemos numerosos grupos de aficionados hispanos que asisten a los partidos y celebran a todo dar y es un gusto compartir con ellos".

Rivera ganó un Super Bowl con el legendario equipo del Chicago de Walter Payton en 1985, convirtiéndose además en el primer puertorriqueño en merecer el galardón máximo del fútbol americano.

El ahora coordinador defensivo de los Chargers de San Diego dio gran parte del crédito a la condición de inmigrantes de sus ancestros como parte clave de su éxito como jugador y técnico.

"La integridad con que mis padres y mis abuelos supieron luchar para lograr sus metas fue mi mejor ejemplo. Esa ética de trabajo es esencial para lograr triunfar en el competitivo mundo del deporte y en la vida en general. Tener integridad y ética de trabajo, eso es lo fundamental", dijo.

Tras culminar su carrera como jugador, Rivera se convirtió en analista deportivo antes de aceptar un puesto en el cuerpo técnico de los Bears, donde llegó a ser el coordinador defensivo tres temporadas, incluida la campaña 2006, cuando Chicago llegó a disputar el Super Bowl contra los Indianapolis Colts.

Entonces procede la pregunta de rigor: ¿Cuándo lo veremos como coach de un equipo de la NFL?

Rivera ha sido entrevistado en múltiples ocasiones para ese ansiado puesto principal, pero aún no ha tenido la oportunidad de lograr uno de sus mayores sueños, aunque se escuchó bastante satisfecho por su trabajo con los Chargers, puesto que ocupa desde el 2008.

"No te voy a mentir y decirte que no sueño con algún día ser coach, pero estoy muy contento aquí en San Diego. Tenemos un equipo compuesto de jóvenes muy humildes, que trabajan muy duro y dan el cien por ciento todos los días en el campo de juego y eso ahora para mí es lo más importante".

Se insistió en el cuestionamiento, ya que han pasado casi 20 años desde que el chicano Tom Flores asumió el cargo en Seattle... y ante el número de vacantes que podrían surgir el próximo año. Rivera se limitó simplemente a sonreír y comentar que espera hacerlo algún día.

Las caras y los nombres en las camisetas de la NFL han cambiado. Ahora podemos ver a un Moreno, Cruz, Castillo, González, Hernández, y por supuesto a un Sánchez, en roles protagónicos. Parece ser cuestión de tiempo para que, amparado en la integridad y ética de trabajo, Rivera eleve sus caminos en la NFL.

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