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La ciudad se tiñó de azul y amarillo

BUENOS AIRES (DyN) -- El avión en que la delegación de Boca Juniors, campeón intercontinental, llegó de regreso a las 13.15 del martes y, desde el aeropuerto de Ezeiza, los jugadores continuaron el viaje, en ómnibus, hacia La Bombonera.

La llegada de Boca Juniors, campeón Intercontinental, no sólo causó júbilo y fervor, sino que devino en tragedia a causa de un imponente caos vehicular en la Autopista Ricchieri, que se enluteció con dos muertos y varios heridos.

La caravana de Boca Juniors hacia la Bombonera tardó cuatro horas y 15 minutos. Miles y miles de hinchas, que provocaron que el micro con los campeones hiciera todo su trayecto a paso de hombre y en algunos tramos a contramano, se apostaron desde la salida del Aeropuerto de Ezeiza y hasta el Obelisco para saludar a los jugadores que, asomados a las ventanillas del autobús, les mostraban la copa del mundo ganada ante el Milan y hasta los fotografiaban.

El avión en el que viajaba la delegación de Boca Juniors (la mayoría de los jugadores vestían kimonos blancos, vinchas y la camiseta de Boca debajo) aterrizó a las 13,15 y recién, casi una hora más tarde, inició su lento y desorganizado camino hacia la Bombonera, en donde no se observó un operativo policial acorde con las circunstancias, y si lo hubo, quedó inmediatamente desbordado.

A los costados de la Autopista Ricchieri, especialmente del lado que va a Capital Federal, los hinchas de Boca esperaron con paciencia -el avión llegó con casi tres horas de retraso- el paso del micro. Tanto, que ocuparon hasta tres carriles de la autovía.

Dentro de las instalaciones del aeropuerto de Ezeiza no se permitió el ingreso de los móviles de televisión y el plantel, tras ser recibido por familiares en un salón vip, se subió al micro pintado con los colores del club que en su frente, con enormes letras amarillas, decía: "Gracias Campeón del Mundo".

En la autopista, en tanto, todos los hinchas de Boca llevaban algo con los colores del equipo campeón. Inclusive, un grupo de cinco porristas, con biquinis con los colores azul y amarillo, arriba de una autobomba que hacía la delicia de los más grandes.

Muchos hinchas, al igual que los jugadores, tenían el pelo teñido de azul y amarillo. Por supuesto que no faltaron las bengalas y las bombas de estruendo.

Los jugadores salieron del aeropuerto minutos antes de las 14,30 con gente que corría al lado del micro, superando el débil cordón policial. El micro tomó por una arteria lateral hasta desembocar, de contramano, en la Autopista -a la altura del Estadio Nacional de beisbol- y la gente, que esperó durante horas, se cruzó de carril causando que el micro, que hasta allí venía a una velocidad apreciable, circulara a paso de hombre.

El zaguero Rolando Schiavi parecía ser uno de los que más se divertía con sus hinchas. Buscaba caras conocidas. Saludaba. Le hacía cargadas a Clemente Rodríguez que iba a su lado. Otro que miraba todo con los ojos bien grandes, con el asombro pintado en su cara, era Matías Donnet, el autor del gol del empate ante el Milan. Algunos de los futbolistas le sacaban fotos a sus hinchas o los filmaban.

Motos, autos, chicos y grandes en bicicleta y hasta corriendo siguieron el micro en todo su trayecto. Muchos coches tomaban por el pasto para alcanzar al autobús. Una vez que se destrabó ese frenético piquete de hinchas, el micro viajó, siempre de contramano.

Pero el viaje fue tranquilo y "rápido" sólo por unos pocos minutos. Ya que algunos kilómetros después, autos y camionetas
con hinchas boquenses bloquearon, por momentos, el andar del Flecha Bus, que viajó con la tapa trasera del motor levantada para evitar el recalentamiento.

A esa hora, ya pasadas las 15, cientos de hinchas de Boca coparon la zona del Obelisco para seguir con los festejos del tricampeonato mundial. A la altura del cruce de la Autopista y la General Paz, más de un millar de hinchas de Boca coparon el asfalto y comenzaron a saltar, cantar y bailar alrededor del micro. Adentro, los jugadores, agotados, igual disfrutaban de ese espectáculo.

El micro también tuvo inconvenientes a la hora de pasar por frente al edificio de canal 13 y así tomar la 9 de Julio -una verdadera peregrinación con gente corriendo peligrosamente al lado del micro y los empleados que bajaban de las oficinas para saludar el paso del autobús-, pero frustró a los simpatizantes que, por casi cuatro horas, los esperaron en el Obelisco.

El micro dobló por la Avenida Belgrano hasta Paseo Colón, esquivando otro punto clave: la Plaza de Mayo. Nuevamente tuvo muchos inconvenientes para avanzar por el bajo a la altura de la avenida Independencia y así llegar a la Bombonera donde luego llegó el festejo intímo de los jugadores, el cuerpo técnico y los directivos con sus familias.

Afuera, porque el estadio estuvo cerrado para el hincha común, seguía la fiesta. La nota trágica de los festejos fue la muerte de dos hinchas de Boca, quienes fueron atropellados por un auto en el autopista Ricchieri. Fue en jurisdicción de la localidad bonaerense de Tapiales, en medio del caos que provocó la llegada del equipo de Boca Juniors desde Japón.

Según indicaron a DyN fuentes policiales, el accidente tuvo lugar cerca de las 14,30 cuando un vehículo atropelló a un grupo de personas, de las cuales dos murieron y varias resultaron heridas. El episodio se registró en la autopista y las vías del ferrocarril Belgrano Sur.

Trascendió que uno de los muertos sería un nene de siete años y el otro un joven de unos 25 años y que el grupo atropellado integraría una familia que estaba en medio de los dos carriles de la autopista esperando el paso del equipo de Boca que regresó de Japón.

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