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Otro fragmento de la historia sudamericana

BUENOS AIRES (EFE) -- La comunidad del balompié continental estableció sus tiendas en Lima, hermosa e histórica, en el mes de enero de aquel lejano 1939, para que participaran en su fiesta fraternal los futbolistas de Perú, Paraguay, Chile, Uruguay y Ecuador.

La representación ecuatoriana, la del país de la división geográfica, de la ilustre ciudad de Quito en la altura, de Guayaquil a orillas del Guayas, asomada al río y al mar, se incorporaba a la competición. En cambio no concurrieron Argentina, Brasil y Bolivia.

Los peruanos, que tenían un equipo formidable, vencieron 5-2 a los ecuatorianos, 3-1 a los chilenos y se perfilaron de esta manera como serios aspirantes al título de campeones. El 12 de febrero, Perú y Uruguay, incas y charrúas, que se mantenían invictos, jugaron la final en el viejo Estadio Nacional.

Perú descolló por su juego sobresaliente y obtuvo el campeonato al ganar por 2-1. Por primera vez la Copa América quedaba en un país del Pacífico. Su gran figura fue +Lolo+ Fernández, goleador imparable y de justa fama que se enroló poco después en el Vélez Sarsfield argentino. Jugaba con una redecilla en su cabeza, que le sujetaba el cabello pero no sus brillantes ideas futbolísticas, afortunadamente.

Otro gran futbolista de aquella final por la Copa América fue el uruguayo Ernesto Mascheroni, campeón mundial en 1930 y jugador del Inter y el Roma de Italia entre 1934 y 1939. Ese año regresó a su club, el Peñarol de Montevideo, con su calidad y sapiencia intactas.

En 1941 Santiago de Chile recordaba los 400 años de la fecha en que Don Pedro de Valdivia la declaró fundada con el nombre de Santiago de la Nueva Extremadura y, como número principal de los festejos populares, la Federación de Fútbol solicitó y tuvo el honor de organizar un campeonato suramericano "extra", en el que no estuvo en juego la Copa América. Argentina, en cuyo equipo jugaban Pedernera, Moreno y Sastre, entre otros grandes, fue el campeón; Uruguay el subcampeón y Chile ocupó el tercer puesto.

En el equipo anfitrión sobresalió su arquero, Sergio Livinsgtone, "El Sapo", de larga y brillante historia en el fútbol de su país.

Jugó en el Racing argentino, equipo en el que repitió sus hazañas de gran guardameta, y tras retirarse de las canchas se dedicó al periodismo con un estilo muy correcto y juicio certero en la crítica de los espectáculos de fútbol.

En 1942, dos años antes de que al estadio Centenario de Montevideo lo declarasen "Monumento del Fútbol Mundial", fue por primera vez escenario del torneo por la Copa América y en algunos partidos los dirigentes orientales tuvieron que clausurar las boleterías debido a que se agotaron las entradas. Fue un campeonato memorable que ganó Uruguay en una nueva final jugada ante la selección de Argentina, que había batió el récord de goles en un solo partido al vencer 12-0 a Ecuador.

Los uruguayos, encabezados por Gambetta y Severino Varela, jugaron el mejor encuentro del torneo ante Brasil, al que vencieron por 1-0, y llegaron sin conocer la derrota a la final en la que se impusieron por 1-0 con un gol anotado por el extremo izquierdo Zapirain.

Argentina, con un equipo en el que brillaban sus delanteros Boyé, Méndez, Pontoni, Martino y Loustau, ganó el suramericano extra de 1945 en Chile y en el segundo puesto quedó el Brasil de Tesourinho, Zizinho, Heleno de Freitas, Adhemir y Jair. Un año después el conjunto albiceleste repitió la hazaña, también en un torneo extra jugado en Buenos Aires, y allí se sumaron más estrellas: Labruna, De la Mata y Pescia, entre otros.

Eran los años en los que Argentina estaba en la cima del fútbol continental y en 1947, ante un público ecuatoriano que por primera vez vivía la fiesta grande del fútbol en todo su esplendor, los albicelestes alcanzaron un resonante triunfo en el que fueron factores fundamentales los futbolistas de altísima calidad alineados en su equipo.

Uruguay presentó en Ecuador un equipo integrado por figuras de escaso relieve internacional, excepto el zaguero Tejera y los medios Gambetta y Rodríguez Andrade, que tres años después resultaron figuras de alta significación en el Mundial jugado en Brasil.

Paraguay fue un gran animador del torneo y pese a comenzar con un traspiés casi catastrófico ante Argentina al perder por 6-0, se repuso y venció a Uruguay por 4-2, Bolivia 3-1, Colombia 2-0, Chile 1-0 y Ecuador 4-0.

Los argentinos, queda dicho, fueron los campeones y tras ellos se clasificaron Paraguay, Uruguay y Chile. El conjunto triunfador ostentaba un gran poderío futbolístico que aportaban Cozzi, Marante, Sobrero, Colman, Yácono, Perucca, Rossi, Pescia, Boyé, Méndez, Pontoni, el +Charro+ Moreno, Loustau, Di Stéfano, Mario Fernández, Diano y Sued.

En 1949 el fútbol sudamericano atravesó por una fuerte conmoción que provocó desánimo y creó graves conflictos de orden legal por la perturbación económica sufrida por los clubes. En Colombia tomó estado activo la llamada "Dimayor", una liga pirata que organizó sus actividades al margen de los reglamentos de la FIFA y en abierto desafío a ellos.

Se recorrido fue breve en el tiempo, pero los problemas que planteó fueron muy graves. La gran víctima fue el fútbol argentino, que entre los años 1949 y 1950 asistió al desmantelamiento de sus grandes equipos por causa de la fuga hacia Colombia de sus figuras más relevantes. Atravesó así el fútbol argentino una crisis muy aguda que lo autoeliminó temporalmente de toda competición en el campo internacional.

Así ocurrió que al torneo a jugarse en Río de Janeiro aquel año 1949 faltó Argentina. No obstante, esa edición de la Copa América fue prodigiosa en goles (130) y sorpresiva desde su comienzo, porque los bravos guaraníes de Paraguay vencieron a la favorita representación de Brasil por 2-1. Pero el tropiezo no impidió que fuera rica en matices y en goleadas la marcha de los anfitriones que se desquitaron ganándole a Perú por 7-1, Bolivia 10-0, Uruguay 2-1, Chile 5-0, Ecuador 5-1 y Colombia 9-1.

Terminaron Brasil y Paraguay con igualdad de puntos y la CSF determinó que se jugara un partido final en el Maracaná que ganaron los dueños de casa con un contundente 7-0.

El viejo campeonato suramericano, antes un torneo tan famoso, había perdido el prestigio que el organismo rector del fútbol suramericano trató de reconquistar en 1953, y para tal efecto citó a sus afiliados a una nueva disputa de la Copa América y fijó la sede en Lima. No jugaron Argentina y Colombia.

Paraguay, el aguerrido equipo rojiblanco, venció al poderoso conjunto de Brasil, lo superó por un punto al finalizar el programa de partidos y resultó el campeón. Tras el 2-1 con el que impactó a los brasileño, igualó con Uruguay 2-2, derrotó a Chile 3-0, empató con Perú 2-2, superó a Bolivia 2-1 e igualó con Ecuador 0-0. El regreso del equipo a Asunción, ostentando la Copa América que había ganado por primera vez, fue gloriosa y puede decirse que el país entero se congregó para festejar a sus campeones.

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