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Recordado como "el torneo de Rivaldo"

ASUNCION (EFE) -- La selección brasileña repitió triunfo como visitante y, en Paraguay, cerró el siglo XX como campeona de la Copa América, con Rivaldo como "gran estrella".

Apenas un lustro después, parece increíble que el jugador que deslumbró en Paraguay sea el mismo que viaja por medio mundo en busca de un equipo, el que salió por la puerta de atrás del Barcelona, Milán y el Cruzeiro.

Porque, en 1999, no había quien parase a un jugador increíble, por su visión de juego, técnica y disparo. Con Vanderlei Luxemburgo en el banco, Brasil contó con Roberto Carlos, Emerson o Ronaldo, pero, por encima de todos, estuvo Rivaldo.

El mediocampista, que meses después sería proclamado el Mejor Jugador del Mundo FIFA, decidió la final ante un joven equipo uruguayo que fue la sorpresa del torneo, pero que no pudo contener el "genio" del pernambucano, autor de los dos primeros goles y del pase a Ronaldo que significó el tercero.

Como dos años antes, en Bolivia, no hubo quien hiciese sombra al conjunto brasileño, que se proclamó campeón después de vencer todos sus partidos.

El equipo de Vanderlei Luxemburgo se sintió como en casa. Asentado en Foz de Iguazú, no cruzó el "puente de la amistad" más que para disputar sus partidos en Ciudad del Este o para hacer unas polémicas compras en su "mercadillo", que le valieron a sus estrellas una llamada de atención del fisco.

Tras superar en la primera ronda a Chile y México (1-0 y 2-1) y aplastar a Venezuela (7-0), la selección brasileña superó un duelo lleno de tensión frente a Argentina, en los cuartos de final (2-1). Volvió a ser mejor que Mexico en semifinales (2-0) y no dio opción a una edición paraguaya del "Maracanazo", en la final.

Tras los brasileños, Uruguay superó las expectativas con un grupo de jóvenes, dirigidos por Víctor Púa, que llegaron a Paraguay para "foguearse" ante el preolímpico y se convirtieron en protagonistas.

Esa ilusionante trayectoria no ha tenido, sin embargo, la continuidad esperada. Ni Uruguay cumplió con el pronóstico en Colombia'01, ni respondió en el Mundial de Corea-Japón, ni encuentra la forma de quitarse una sensación de crisis permanente que ha aumentado con las últimas goleadas de Venezuela y Colombia, en la fase de clasificación de Alemania 2006.

México volvió a ser el invitado incómodo y se aseguró un puesto en el podio. Conducida por Manuel Lapuente, con un "renacido" Luis Hernández en el ataque, la "tricolor" fue el único equipo que puso en apuros a Brasil, en la primera fase (2-1), y superó los cuartos de final, contra Perú, en la tanda de penaltis, tras empatar a tres goles un partido que perdía por 0-2 al cuarto de hora.

En la semifinal, de nuevo contra los brasileños, trató con excesivo respeto a los campeones sudamericanos (2-0), pero no se bajó del podio, tras remontar un gol frente a Chile (2-1), en el partido por el tercer puesto.

El equipo de Lapuente se sobrepuso, además, a los casos de dopaje de sus jugadores Raúl Lara y Paulo Chávez, que pusieron en pie de guerra a toda la plantel mexicano.

El dopaje fue negado siempre por ambos jugadores, quienes recibieron el apoyo de unos compañeros que amenazaron con no disputar, un mes después, la Copa de las Confederaciones de la que eran anfitriones.

La FIFA, al final, acabó por dar la razón a los mexicanos y levantó el castigo que le había impuesto a ambos futbolistas la Confderación Sudamericana.

El cuarto puesto dejó un poco indiferente a los chilenos, que se vieron sacudidos por las numerosas críticas a Nelson Acosta y por el bajo momento de forma de Marcelo Salas, pero más dolorosa fue la salida del torneo de Perú, que se veía en semifinales después de marcar dos goles a los mexicanos y "se quedó con las manos vacías", según afirmó su técnico, Juan Carlos Oblitas.

También Colombia pasó de la euforia al drama, cuando creía haber abierto una etapa exitosa con Javier Alvarez al frente.

Por primera vez en la década, Colombia no seguía el libro de estilo de Maturana o "Bolillo" Gómez y pareció darle resultado, tras lograr tres victorias en la primera fase, con una goleada sobre Argentina (3-0), incluida.

En cuartos, sin embargo, Chile le frenó en seco (2-3) y abrió un nuevo debate sobre quién debía ser el técnico.

Fue, sin embargo, Argentina, quien peor lo pasó. El equipo de Marcelo Bielsa no dejó para la historia de la competición más que los tres penales fallados por Martin Palermo, frente a Colombia, porque su actuación, que acabó en cuartos de final ante Brasil (1-2), distó de ser memorable.

En Paraguay, Japón fue un invitado exótico, que acudió para preparar su Mundial y no sacó más que un empate contra Bolivia (1-1). Su presencia pareció tener más motivos económicos que deportivos.