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Un tercer comienzo

NUEVA YORK (ESPNdeportes.com) -- Mientras Mike Tyson se prepara para retornar al cuadrilátero el próximo sábado, 11 de junio contra Kevin McBride en Washington, D.C., un espejo gigantesco le está investigando cada paso, cada mirada de tal forma que el ex campeón mundial de los pesos pesados más joven de nuestra historia tiene problemas serios explicando lo que le ha estado ocurriendo en la profesión que una vez lo condujo derechito hasta la fama y riqueza que muy pocos pueden adquirir.

Hace un buen tiempo que uno puede escuchar por la calles de Nueva York referencias dirigidas a Mike sobre su "infamia" y "pobreza". Si usted lo hubiera conocido y entendido física e intectualmente como yo, entonces también tuviera sufriendo de falta de entendimiento sobre todo esto.

Usted le habla de boxeo a Mike y al momento se entera, basado en sus explicaciones, cuanto él conoce tan propia e inteligentemente sobre este deporte ... y muchos otros temas relevantes para nuestra existencia. Usted se extrañaría de la versatilidad y conocimiento intelectual que Mike posee. Sin contar su vasto conocimiento sobre la técnica e historia del deporte que él ha ayudado a confundir por medio de su débil y desordenado juego de emociones.

Tyson está consciente de que posee la gran combinación pugilística de cuerpo y mente, como también lo está de no usarla cuando sin notarlo, "permito ser dirigido dentro del 'ring,' por mis emociones, y no por mi objetividad". Claramente, Mike tuvo batallas con sí mismo entre su inteligencia y sus emociones. Hemos visto los triunfos de sus emociones durante sus derrotas frente a rivales que en comparación a Mike son de qualidades mediocres.

¿Sabe usted como su apoderado Cus D'Amato llegó a la conclusión de que Tyson llegaría a ser campeón mundial de todos los pesos?

"Muy simple", me explicó Cus hace muchos años. "¿Tú estás consciente de que Mike era un campeón entre los carteristas en los buses de Nueva York? Bueno, pues el truco que más me impresionó fue que Mike -con todo propósito- esperaba la buena y clara advertencia que les daba el chófer a los pasajeros, que se cuidaran de los carteristas. Entonces era cuando comenzaba sus hazañas, siendo sorprendido solamente "un par de veces", según él, "de las numerosas veces que lo intenté".

"¡Eso es boxeo!" me gritó Cus. "Tú robas… tú engañas… tu engatuzas -sin violar ningún reglamento de boxeo- y te convierten en una super-estrella".

"Mike", subrayó Cus, "era muy bueno haciendo todo eso".

Mi nuevo amigo sólo tenía 12 años de edad, era tan tímido que en conversaciones siempre miraba hacia el suelo. Lo fui a visitar nuevamente al gimnasio un par de meses más tarde y quedé pasmado con su progreso. Era un animal bajo control con capacidad cerebral y muscular que emanaba temor cuando le pegaba al saco, igual que cuando le conectaba a sus más pesados chatas. Después de los ejercicios, Cus vino donde mí.

"¿Cómo te cae, Joe?"

"Sus pillerías, decepciones y embustes", le contesté, comprendiendo a Cus y su forma de ser cada década que pasaba.

Escuchando cerca de nosotros Mike no pudo evitar una sonrisa.

Un par de años después, las partidas de Cus y su socio, Jim Jacobs, debilitó a Mike emocionalmente. Su voluntad y confianza comenzó a deteriorarse sin sus "maestros" en psicólogía y males emocionales a su lado.

Sin embargo, yo creo que sus capacidades físicas y emocionales están lo suficientemente sólidas como para poder presumir adueñarse de su vieja corona una vez más.

Si frente a McBride mi viejo amigo logra aplicar sólo una porción de lo que sabe, McBride sucumbirá.

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