Deportes
18y

A su manera

Por ERIC NÚÑEZ

HOUSTON (AP) - En una época en la que está de moda hablar de
modelos estadísticos y el uso de computadoras, Ozzie Guillén
condujo a las Medias Blancas de Chicago a un campeonato jugando de
la forma más tradicional.

Nada de jonrones, el estilo de Guillén es el béisbol más puro:
pitcheo, bases robadas y toques de bola.

De abril a octubre, Chicago fue el equipo más dominante en las
Grandes Ligas y buena parte del crédito se lo lleva su piloto
venezolano.

Con su personalidad extrovertida y su candor para decir las
cosas sin pelos en la lengua, Guillén se transformó en un especie
de pararrayos para sus jugadores, ajenos de cualquier presión.

"Toda la clave estuvo en que siempre tuve una buena
comunicación con mis jugadores, que son también mis amigos",
declaró Guillén, quien a sus 41 años se convirtió en el segundo
piloto más joven en salir campeón de la Serie Mundial.

"Ellos tuvieron en confianza en mí y yo con ellos. Eso fue lo
que hizo tan especial a este equipo, todos remamos en la misma
dirección y nada nos sacó de nuestro propósito", afirmó.

No fue una novedad que el miércoles, en la blanqueada 1-0 sobre
los Astros de Houston que le dio a las Medias Blancas su primer
campeonato desde 1917, Chicago terminó disputando su partido número
103 del año decidido con un margen de una o dos carreras.

"Así comenzamos la primera mitad, así comenzamos la segunda
mitad y así hemos cerrados", declaró el receptor A.J. Pierzynski.

Así de simple fue la filosofía de Guillén, el primer piloto de
Venezuela en dirigir en las mayores y el primer latinoamericano en
conquistar el Clásico de Otoño.

"No los hice quedar mal. No sólo a la gente de Chicago, sino
con toda la gente latina", dijo Guillén a la AP. "Jugamos todo el
año de la misma manera, los peloteros nunca decayeron".

Pocos centavos se apostaron en las Medias Blancas al comienzo
del año.

Si bien se aceptaba que tenían una excelente rotación,
conformada por José Contreras, Mark Buehrle, Freddy García, Jon
Garland y Orlando Hernández, el resto de la alineación no infundía
mayor temor en sus oponentes.

Con una nómina salarial de 74 millones de dólares, modesta para
los parámetros de divisas como los Yanquis y las Medias Rojas,
Chicago no tenía grandes luminarias en sus filas.

Guillén y el gerente general Kenny Williams decidieron probar
una fórmula diferente esta temporada, desprendiéndose de bateadores
de largo metraje como el venezolano Magglio Ordóñez y el panameño
Carlos Lee.

Se apeló a la velocidad con el fichaje de Scott Podsednik por
Lee y se trajo a Jermaine Dye, al final el más valioso de la Serie
Mundial, luego de pasar un par de temporadas desalentadoras en
Oakland.

Varios de los pilares de las Medias Blancas le resultaban
desconocidos para la mayoría: ¿Joe Crede? ¿Juan Uribe? Taduhito
Iguchi? ¿Aaron Rowand?

"Ganamos por la unión que tuvimos entre todos, todo se hizo en
conjunto y siempre aprovechando los errores del rival", respondió
el campocorto dominicano Uribe, cuando le preguntaron sobre las
claves del éxito.

Chicago salió adelante a fuerza de lo que predicaba Guillén,
marcando carreras a cuentagotas. Si se embasaba alguien,
inmediatamente se buscaba el sacrificio o intentar el robo.

También impuso que sus bateadores fuesen pacientes y no forzar
las cosas. Tampoco estuvo mal que sus pálpitos e intuiciones casi
siempre dieron en el blanco.

Con los abridores y un bullpen muy fiable, la tropa de Guillén
podía atenerse a defender una victoria con la diferencia más
exigua.

"Ese fue el béisbol que me enseñaron, el béisbol que yo veía
por televisión cuando era niño. Ese es el béisbol que me gusta",
dijo Guillén.

"La gente se olvidó de eso cuando llegó la época de los
jonrones", añadió

Fue una alusión a la década de los 90 y los comienzos de la
actual, cuando las exhibiciones de toleteros como Barry Bonds,
Sammy Sosa y Mark McGwire acaparaban los titulares. Una era que
súbitamente tocó fin con el estallido del escándalo sobre consumo
de esteroides.

"Los muchachos que salían de las menores creían que sólo con
jonrones se producía carreras. Lo bueno de todo esto es que se
demuestra que el béisbol más puro nunca muere", sentenció Guillén.

^ Al Inicio ^