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El regreso del tiburón blanco

MADRID -- Ha vuelto. Tras tres años soportando las loas a su eterno rival, sucumbiendo ante el poder futbolístico del Barcelona, el Real Madrid, club más laureado del mundo, celebró su ansiada trigésimo segunda Liga española. Una victoria incontestable desde cualquier punto de vista. Ha acosado a sus rivales sin descanso y les han golpeado una y otra vez, casi siempre con Cristiano Ronaldo a la cabeza, el hombre del torneo.

El Real Madrid ha sido como un tiburón hambriento, una máquina de hacer goles que se ha impuesto en los escenarios más adversos: Camp Nou, Vicente Calderón, Mestalla, San Mamés, La Rosaleda o el Sánchez Pizjuán. Todos los estadios grandes, vamos; un dato que lo dice todo. No ha realizado un juego vistoso en muchas ocasiones, cierto es, el centro del campo no ha sido un centro de creación, si no un lugar de paso. Pero a base de transiciones rápidas, de una defensa sólida y de tres artistas del gol, el Madrid ha dominado con mano de hierro un campeonato que parecía pertenecer al Barcelona de Guardiola, el gran derrotado.

El Barcelona cayó en su propia red, la que ha tejido en los últimos años. Guardiola, en un intento por evolucionar su idea del fútbol, ha provocado un cortocircuito en su equipo. En los partidos decisivos, cuando se lo ha jugado todo, buscó la superioridad en el centro del campo dejando la defensa al descubierto. Lo pagó ante el Madrid en la Liga y en la Champions ante el Chelsea. Y no solo eso, sino que también se adivinaron los primeros síntomas de desgaste en el vestuario. Piqué, otrora líder de la zaga, pasó a ser suplente; Xavi, lastrado por su precario físico, fue objeto de sustitución en múltiples ocasiones; Alves, incansable durante años, pareció agotado física y mentalmente, por lo que acabó en el banquillo los días decisivos. Todo ello ha derivado en la renuncia del técnico azulgrana, agotado tras cuatro años de máxima exigencia y, por qué no decirlo, de tanta victoria. El halago debilita, dicen.

Ahora se abre una nueva era. Mourinho afrontará su tercera temporada en el club blanco con el claro objetivo de conseguir la Champions, competición en la que ha fracasado este año. Ha llegado a semifinales, sí, pero el primer rival de entidad que ha tenido enfrente le ha echado fuera con justicia. El Bayern acabó con el sueño de la décima Copa de Europa, pero la consecución de la Liga ha mitigado el dolor. El Barcelona, en cambio, inicia un proyecto continuista sin la figura que ha centralizado todo en los últimos años, Pep Guardiola. Su segundo entrenador, Tito Vilanova, será el encargado de conducir el transatlántico culé, que, no lo olvidemos, mantendrá en su plantilla a jugadores como Messi, Iniesta, Xavi o Valdés, de lo mejorcito del mundo. Será sin duda una temporada apasionante: el excelso Barcelona tocado en su orgullo ante el gran tiburón blanco.