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Polonia ganó con debutar en la Euro

VARSOVIA -- ¿Polonia no ganó? Claro que ha ganado en esta Euro. Ha ganado el respeto como una nueva nación que lucha cada día por mostrar esa nueva cara que ha desarrollado. Un país que recibe al mundo del fútbol con los brazos abiertos. Pero que ha dejado dudas en la cancha, sobre todo en el segundo tiempo.

Vamos por partes. La ceremonia de inauguración, seguida de un aguacero que empapó a más de uno (me incluyo), fue corta pero elegante, con gran música y con la gente sorprendida por lo visto.

Y de ahí salió motivado el equipo, como lo exige el guión. Impulsado por su gente desde el himno, el thriller de esta película lo mostraba así. Lo que me sorprendió fue que Grecia nunca estudiará que la banda derecha de los polacos es la única arma. Primero porque ahí están sus mejores futbolistas y segundo, porque ambos juegan en el mismo club. Piszczek, alabado por Mourinho, y Blaszczykowski hicieron de Holebas, un defensa de cartón, de cera.

Y entonces apareció la figura y en la tribuna se inauguró el "Lewandoski, Lewandoski". La segunda parte avisaba aburrimiento. Con una Grecia que ya jugaba con uno menos y sin mucho potencial ofensivo, hacía difícil creer que veríamos algo más. Eso sin contar el sello tan marcado que tienen este tipo de partidos que abren algún torneo. Yo los quitaría, lo malo es que no han o hemos encontrado solución, siempre alguien tendrá que empezar.

Nos equivocamos. Grecia, con el ingreso de Salpingidis, mejoró notablemente. Curiosamente el 14 griego jugó como volante por derecha, pero Polonia dejó de atacar por la banda en donde aún se encontraba el tal Holebas. El de apellido impronunciable hizo el del empate, provocó un penal que derivó en la roja para el arquero Szczesny y le dio el heroísmo del partido al menos esperado, el arquero Tyton. Así es el fútbol, el que jamás se imaginó jugar en esta euro, terminó siendo la figura.

De ahí poco más. O más bien, más de lo mismo. Un mal arbitraje al puro estilo de la UEFA, la designación vía "dedazo" de Lewandowski como el jugador del partido y la confirmación de las dudas que teníamos sobre polacos y griegos. Los de Smuda aún jóvenes y con camino por recorrer, los de Santos más rodados, con poca pegada pero un invicto de 2 años que inyecta confianza.

La zona mixta fue un espectáculo aparte. Como imaginarán poco hablo el griego y el polaco. Bueno, está bien, nada. Ni hola. Pero pudimos entrevistar en español a un Fernando Santos furioso con el arbitraje y en inglés pudimos conocer la tristeza de Szczesny y la alegría, como si de un título se tratara, de Tyton. El apellido que hoy Polonia ya domina. Una Polonia que mañana nos recibe pero en Gdansk, España e Italia nos esperan. Hasta pronto.