<
>

El transporte, la máxima preocupación

LONDRES -- Cuando faltan exactamente 20 días para los Juegos Olímpicos, en Londres todavía no está demasiado claro el entusiasmo deportivo y nacionalista que suele acompañar esta competencia. En parte, esa sensación se debe a la rutina furiosa de la ciudad, con habitantes demasiado ocupados en su vida cotidiana como para prestar atención a un cambio que recién llegará a afectar sus vidas dentro de poco más de dos semanas (una eternidad, sobre todo cuando recién se están sacudiendo las telarañas de la Eurocopa).

En parte, también, porque la gran mayoría de los londinenses sienten que la llegada de los Juegos, con su movimiento turístico y los cortes de calle que se llevarán a cabo por las competencias, será un problema real para desplazarse a través de la ciudad.

La principal preocupación es el funcionamiento del subterráneo (el metro, o el Tube, como le dicen en estas tierras). Aunque la ciudad gastó un poco más de 10 mil millones de dólares en refacciones -entre otras cosas se mejoró la frecuencia de algunos trenes y se comenzó a proveer WiFi en 40 estaciones distintas-, está previsto que haya demoras en varias líneas durante el desarrollo de la competencia. En total, habrá 3 millones de viajes diarios extra, sobre los 12 millones habituales. Los más pesimistas hablan de un tiempo de espera de hasta una hora y media para subir a un tren durante los días de mayor afluencia de público.

Por supuesto, desde el gobierno desestiman esta idea, y aseguran que los ciudadanos podrán llegar a sus trabajos y actividades cotidianas sin mayores inconvenientes. Como prueba, toman el ejemplo de los festejos recientes por los 60 años de la asunción de Elizabeth II como reina (el llamado Jubileo de Diamantes), en el que se aumentó un 30 por ciento la cantidad de viajes sin mayores consecuencias. Pese a ello, oficialmente recomiendan seguir algunas pautas básicas para evitar congestionamientos. A saber: trabajar en casa, de ser posible; caminar hasta el trabajo o durante un tramo del viaje; usar la bicicleta para acercarse a la oficina y buscar rutas alternativas que no coincidan con las que se utilizarán para los Juegos.

El gobierno de la ciudad, encabezado por el alcalde Boris Johnson, llevó a cabo durante estas últimas semanas una campaña de concientización que incluyó carteles en las diferentes estaciones (pueden ver las imágenes en esta misma nota) reforzando estas sugerencias. También se agregó en los últimos días un logo oficial de los Juegos en las estaciones de las líneas que llevan a alguna sede olímpica.

Claro que el metro no es el único inconveniente. Los autobuses también estarán más ocupados y los conductores solicitaron un bono por esas semanas de trabajo extra. Todavía se está discutiendo esta cuestión, en medio de una amenaza de los choferes, que anunciaron una huelga tres días antes de la ceremonia inaugural si no se presta atención a su reclamo.

El tráfico, se especula, será un problema frecuente en el Este de la ciudad, donde está el Parque Olímpico y algunas de las sedes más importantes. Para que esto no afecte a la competencia, el 25 de julio será inaugurado el "carril olímpico", que quedaría reservado exclusivamente al uso de los atletas y los oficiales. Los taxistas no están demasiado felices con la decisión: ellos también quieren acceso a ese carril. Les preocupa lo que puedan pensar sus pasajeros si están atascados en el tránsito y ven que hay un carril libre por el que no avanzan...