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La seguridad, un gran problema

El gobierno determinó que 350 militares se sumaran al operativo de seguridad AP

LONDRES -- El tema de moda en esta ciudad es el de la seguridad. No es para menos, después de que la empresa G4S, contratada por una cifra oficial cercana a las 198 millones de libras, anunciara que no llegaría a tener los más de 10 mil guardias que fueron contratados por el comité organizador.

Esta revelación significó poco menos que una catástrofe para la organización de los Juegos, que debió apelar a al poder político para que tomara una decisión que resultó aún más chocante: 3.500 soldados británicos, algunos de ellos recientemente arribados desde Afganistán, tendrán que ayudar a vigilar las instalaciones del evento deportivo más importante del planeta.

Originalmente, G4S había sido contratada para proveer 2.000 guardias, a un precio de 86 millones de libras. Pero los requerimientos de la organización fueron trepando hasta precisar 10.400 efectivos de seguridad. La empresa pidió 284 millones de libras para garantizar esa cantidad de hombres. Pero, con 198 cobrados, anunció que no dará abasto.

En un comunicado difundido la semana pasada, la compañía aseguró que había encontrado recientemente "importantes dificultades para procesar las solicitudes en las cantidades necesarias para la investigación, entrenamiento y procesos de acreditación de todos los solicitantes".

La empresa agregó que estaba incurriendo en "costos significativos", mientras intentaba enfrentar los desafíos del contrato, además de que el impacto financiero seguía siendo difícil de medir, estimaba pérdidas de entre 35 millones y 50 millones de libras en el ejercicio en curso. Según datos de la agencia AP, "el costo total de la seguridad aumentó hasta 553 millones de libras" a partir de lo que estaba originalmente presupuestado, sin contar el dinero que hay que pagarle a la policía y a los nuevos militares.

Algunos piden que G4S encare multas, e incluso el primer ministro David Cameron dijo que las compañías que no cumplan con sus contratos deben "pagar ese dinero". Con el descontento popular a cuestas, algunos diarios británicos se preguntaban si ese dinero volvería de alguna manera a quien lo había pagado en primer lugar: los contribuyentes, con sus impuestos.

El líder del comité organizador, Sebastian Coe, tuvo que explicar por qué el único proveedor de seguridad de los Juegos provocó semejante lío. "Cuando todo se puso en marcha y vimos parte del reclutamiento de guardias, tomamos una decisión muy rápida y decisiva y prudente y juiciosa de hacer lo que hicimos". El mismo Coe aseguró que los atletas no se verán afectados por el cambio: "Jamás he visto un atleta de cualquier nivel, ya sea universitario o un finalista olímpico, que interrumpa su rutina de calentamiento para irse a tomarse una foto con un militar", señaló.

La seguridad es, a todas luces, una de las máximas preocupaciones de los Juegos, sobre todo porque la ciudad fue víctima del terrorismo y la sensación general es que la cobertura de la competencia olímpica gira los ojos del mundo hacia allí, transformándolo en un blanco para quienes quieran llamar la atención del planeta.

Algunos expertos en seguridad insinuaron que quizás sería mejor que los Juegos sean protegidos por militares en vez de guardias privados con adiestramiento insuficiente.

Coe le dijo a los periodistas que este problema no afectará la imagen de los Juegos de Londres.

"Los buenos competidores no se preocupan por lo que hace el público", dijo el ex campeón olímpico. "Nunca escuché ni vi a la gente sentándose en las gradas cuando estaba compitiendo. Eso es algo que sucede por allá. Nosotros vamos a cumplir, sin importar quién esté en la seguridad".