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La hija de una leyenda de la NFL, campeona en Mérida

"Como soy pequeña de fisico, no voy a ser nunca una jugadora de poder como Serena", explica Kiick. ESPN.com

MÉRIDA -- Son las tres de la tarde del viernes y las canchas del Yucatán Country Club están desiertas. Aún faltan más de dos horas para que comiencen las semifinales del ITF Pro Circuit que se está jugando aquí, y no hay acción en los courts. Ni movimiento fuera de ellos.

Allie Kiick es la única jugadora que ya ha llegado. La estadounidense, de 18 años, disputará más tarde su tercera semi en poco más de un mes. Si gana, se asegurará meterse por primera vez entre las 200 mejores del ranking mundial. Hoy es 225ª. Y ahora tiene un problema: no ha encontrado a otra jugadora para pelotear y entrar en calor antes de su partido. Ya corrió durante quince minutos. Ya practicó el servicio, en soledad. Y ya se sentó en el piso, los auriculares puestos, a esperar si alguien puede ser su "sparring".

Nadie lo será.

"Yo estoy sola aquí. Es muy feo. Estuve viajando estas semanas en México con mi amiga Heidi El Tabakh (canadiense, 338ª del ranking), pero ella perdió ayer y se fue. Le pregunté a otras jugadoras, pero ninguna estaba disponible", cuenta Allie, que es hija de Jim Kiick, fullback de los recorados Miami Dolphins que terminaron invictos en la temporada 1972 de la NFL.

Ni la fama de su padre, ni sus éxitos como junior le han garantizado a Kiick las facilidades para poder iniciar su carrera profesional con mayor comodidad. Ex campeona del Orange Bowl Sub-16 en 2010, Alexandra es un ejemplo del "Lado B" del tenis, ese que tiene como protagonistas a jugadores que sueñan con llegar a la cima mientras ahorran cada centavo para poder seguir compitiendo.

"Ahora estoy tratando de progresar, entonces no puedo pagarle a alguien para que venga conmigo. Es muy caro tener a mi coach aquí. Yo recién estoy comenzando como profesional full time, entonces trato de recolectar y ahorrar todo el dinero, para que eventualmente sí pueda pagar algo así".

El sol del viernes ya se ha escondido en la capital yucateca, y ahora Allie Kiick se sienta sobre el borde de un camino que lleva a la salida del club para repasar cómo ha sido su aplastante triunfo en semifinales ante la sueca Hilda Melander, por 6-0 y 6-1.

"Como soy pequeña de fisico, no voy a ser nunca una jugadora de poder como Serena", explica Kiick, que mide apenas 1,65 pero maneja con solvencia todos los golpes, incluido un saque variado y picante. "Yo debo trabajar con lo que tengo. Y tengo velocidad. Y estoy constantemente pensando en la cancha. Si hay una debilidad de mi rival, la voy a explotar. Antes de cada punto, tengo una jugada en mente para ejecutar".

Allie entrena desde hace cinco años con Harold Solomon, ex número 5 del mundo y constante animador del circuito masculino en los '70 y principios de los '80. Como su pupila, Solomon era pequeño en comparación a sus rivales (medía 1,68). Como Kiick, Harold explotaba sus desplazamientos veloces, su contragolpe y su capacidad de pasar mil pelotas en cada punto. "He aprendido mucho de él. Es como un segundo padre para mí", dice ella.

Kiick es la 25ª estadounidense mejor ubicada en el ranking WTA. En su cortísima carrera lleva ganados dos ITF Pro Circuits de 10 mil dólares. Y solo una vez ha vencido a una rival ubicada entre las primeras 100 del mundo: lo logró ante la española Lara Arruabarrena, por entonces 71ª del escalafón, en la qualy de Miami. Mañana tendrá una nueva chance ante la croata Ajla Tomljanovic, 77ª del circuito femenino.

"Sería grandioso poder ganar el torneo", dice Alexandra. "Este año tuve buenos resultados en este tipo de eventos, pero parece que llego a las semis o a la final y no puedo completar el camino. Quizás éste sea el momento. Ojalá pueda hacerlo".

Es sábado por la noche en Mérida, y Allie Kiick acaba de dar un paso gigantesco en su carrera. Viniendo de atrás, derrotó por segunda vez a una top-100 para asegurarse su primer título en un torneo de 25 mil dólares. Fue 3-6, 7-5 y 6-0. Inesperado. Ante una rival que llegó hasta Yucatán con coach (David Martin, ex entrenador de Sam Stosur) y preparador físico (su padre Ratko).

De 1,80 y notable potencia, Tomljanovic era la gran favorita a quedarse con el título. Pero el tenis vive de estas situaciones singulares, en las que el más fuerte cede ante la supuesta víctima. En este deporte, el Lado B también gana. Aunque luego el festejo sea en soledad. Feo, como dice Allie Kiick.