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Nuevos inmortales en medio de la controversia

Ya sabemos que ni Mariano Rivera, ni Derek Jeter, en su momento, lograrán entrar al Salón de la Fama de Cooperstown con el voto unánime de los miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos (BBWAA por sus siglas en inglés).

Greg Maddux, Tom Glavine y Frank Thomas, todos ellos en su primer año de elegibilidad, son los nuevos miembros del Templo de los Inmortales, tras anunciarse los resultados de la votación este miércoles.

Maddux consiguió el 97.2 por ciento, Glavine el 91.9 y Thomas el 83.7, en tanto Craig Biggio, en su segundo año en las boletas, se quedó tristemente a 0.2 por ciento de entrar, pues recibió el 74.8.

Hubo 16 electores que no votaron por Maddux, cuatro veces Cy Young, ganador de 355 juegos y 18 Guantes de Oro, entre otras joyas a su haber.

Fueron 46 los que desecharon a Glavine, quizás el último ganador de 300 que veamos en décadas.

Y 93 consideraron que Thomas no lo merecía tampoco, a pesar de sus 521 jonrones, 1,704 impulsadas, un average de por vida de .301 en 19 años de carrera y dos premios consecutivos como Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1993 y 1994.

El argumento para no votar es el mismo y tiene que ver con la era de los esteroides.

Cada cual tiene derecho a sus propias consideraciones, pero el meter en una misma bolsa a toda una generación de peloteros viola un principio del derecho en los Estados Unidos: uno es inocente hasta tanto se demuestre lo contrario.

Uno de los síntomas del abuso de sustancias para mejorar el rendimiento es el crecimiento corporal del atleta, además de cierta tendencia a las lesiones.

Sin embargo, Maddux y Glavine no eran esas versiones de Hulk en la lomita y tuvieron una durabilidad a prueba de balas.

El derecho promedió 34 aperturas a lo largo de 23 temporadas; el zurdo tuvo la misma media en 22 campañas.

Y Thomas siempre fue inmenso, desde sus años de colegial, con una apariencia más de jugador de baloncesto al estilo de Shaquille O´Neal, cuando intentó sin éxito integrar la selección universitaria de Estados Unidos a los Juegos Panamericanos de Indianápolis, en 1987.

¿O es que ahora los gigantones no tienen derecho a jugar béisbol porque siempre habrá suspicaces que sospechen?

Además, otro punto a favor de Maddux y Glavine es que dominaron en una época en que los bateadores se hicieron más poderosos que ahora, gracias precisamente a los esteroides y hormonas de crecimiento humano.

Ellos, con su maestría y arte sobre la loma, se burlaron de todos ellos.