<
>

Vela, el 11 triunfador... Firme y sentimental en su convicción

BRISTOL, Conn. -- El fútbol es tan sencillo. Se juega con una pelota, tiene sus reglas claras, a todos apasiona, todos lo entienden y es el número uno en el Mundo.

En ese contexto, marquemos el NO de Carlos Vela a la selección no en un sentido patriotero barato, de incendio de banderas y de un niño héroe que se lanzó del Castillo de Chapultepec. NO. Así como Carlos tomó su decisión para no subirse a un tren que no siempre pasará por él, así de fácil hay que entender lo que meditó y la decisión que tomó. Siendo sólo el sabio tiempo quien ponga en claro si fue la mejor decisión.

Vela es un cuate bohemio, en el buen sentido de la palabra, que se rige bajo sus códigos y no permite que nadie le manipule sus decisiones. Así lo es desde aquel título de Perú 2005. El que no le simpatice hablar con la prensa, tampoco es motivo para devastarlo, y sí aceptar su decisión y respetarla, aunque muchos no la puedan compartir por la ilusión que significa una playera nacional y un Mundial a la vista.

Carlos tiene sentimientos y frustraciones con la playera verde. Encuentros y desencuentros que no van ligados ni a la fiesta de Monterrey, ni a la sanción de seis meses, ni tampoco a la cuestión de patrocinadores. Lo de Vela es una herida en el corazón por no haber sido convocado al Tri en los tiempos que no destacaba y donde en cambio jugadores y compañeros como Pablo Barrera y Efraín Juárez sí eran llamados al Tricolor. Desde ahí, Vela está sentido y golpeado pues no sintió apoyo en épocas de vacas flacas y ahora que son gordas, sí se voltea la mirada al joven de Cancún.

Lo plausible de Carlos es mantenerse y morirse con la suya. Es interesante que respete a sus compañeros que se mataron en la cancha y que repudie los insultos que tuvieron. Carlos seguramente sintió que la responsabilidad de volver era tan grande, que prefirió dejarla pasar para no cargarla.

Tan fácil y sencillo es el fútbol. Así como comencé, termino. Carlos no quiso vestir la 11 para desplazar del 11 a alguien que lo merezca más.