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México elige el oro de un torneo de cobre

LOS ÁNGELES -- El Santo Grial futbolístico. A eso equivalía en su momento la Copa América para México. Era el cáliz de donde México sorbería paulatinamente la mayoría de edad.

Y por un tiempo fue ese manantial de vigor para la selección mexicana. Jugó dos finales. Una la perdió inocentemente ante la astucia que se llama cancherismo en Argentina. La otra, desde semifinales, le advirtieron a México que no podía ganarla. Y fragmentado, cayó ante Colombia, con tasajeadas arbitrales.

Pero era respetado y respetable. Llegó a postularse seriamente para organizar una de sus ediciones. Atole con el dedo le daba la Conmebol con ese tema en cada uno de sus congresos.

No se puede olvidar que México pagó la entrada al cabaret sudamericano con sobornos al portero. Relojes Rólex de oro, imitaciones dicen algunos, les llevó el emisario perverso de siempre, Guillermo Lara, a los capos del Cono Sur. Y llegó como invitado. El futbol mexicano no tenía una llave de moralidad futbolística para ser invitado. Por eso, el cohecho era la única ruta al torneo de selecciones de la crema y nata de América.

Hoy, es relegado. Es evidente que la Copa América es más trascendente en el mundillo del futbol. Menos importante en recompensas para México que la Copa Oro de Concacaf, que le abre la puerta a la Copa Confederaciones. Y además, el uruguayo Eugenio Figueredo fue muy claro en Colombia 2001: "Es muy difícil, casi imposible que México gane la Copa América".

Y Chuck Blazer, entonces secretario general de Concacaf, lo confesó criticando a México: "Sólo va a darles dinero, nunca le respetarán ni le permitirán ser campeón".

Hoy, México decide enviar a segundo plano la Copa América. Ya lo había hecho para la edición anterior.

Para Argentina 2011 mandó un equipo remendado al que luego le pusieron parches, tras la rebelión calenturienta en Quito, donde la testosterona juvenil se desbocó hacia unas suripantas y fueron expulsados ocho titulares de ese equipo: Israel Jiménez, Néstor Vidrio, David Cabrera, Jorge Hernández, Jonathan dos Santos, Marco Fabián, Javier Cortés y Néstor Calderón.

Después, incluso, el mismo Blazer explicaría que "la Concacaf nunca le pidió a Justino Compeán que enviara un equipo de juveniles a la Copa América. Todo fue idea y estrategia de sus jefes (de Compeán, es decir Televisa). Hasta nosotros en Concacaf nos asombramos".

Ahora Miguel Herrera contempla que la mayoría de los europeos disputen el medio boleto de la Copa Oro, y un equipo con base de la Liga MX, más algunos europeos (Javier Aquino, Jonathan dos Santos, Raúl Jiménez y Diego Reyes), viajaría a la Copa América.

Los clubes europeos han acordado ceder a sus jugadores sólo para uno de los torneos veraniegos, así que Héctor Herrera, Guillermo Ochoa, Héctor Moreno, Rafael Márquez, Giovani dos Santos, Chicharito Hernández y Andrés Guardado serán asignados a la Copa Oro.

Un medio boleto a la Confederaciones Rusia 2017 lo tiene en su poder EEUU. Si el medio boleto de la versión 2015 lo gana otro país, la Concacaf decidirá finalmente si el salvoconducto a la Confederaciones se resuelve en visita recíproca o en un partido único a jugarse en estadio estadounidense.

Ojo: la Concacaf espera saber quién es el ganador del segundo medio boleto. Si es México, será en dos juegos a visita recíproca. Si no es México, y obviamente tampoco EEUU, se definirá todo a un solo encuentro. La avaricia somete a la congruencia.

¿Competitivamente es mejor jugar la Copa Oro que la Copa América? En trascendencia futbolística no, pero en recompensas deportivas sí.

¿Financieramente es mejor jugar la Copa Oro que la Copa América? No importa. Es intrascendente. Son torneos que se mueven en la mendicidad absoluta. ¿Cuánto le pueden importar sus premios económicos a una federación como la mexicana que contempla contratos finales para 2014-2018 por más de 500 millones de dólares?

¿Es, hoy, abismalmente más formativo jugar la Copa América que la Copa Oro? Respóndase usted solo: ¿recuerda el nivel de calidad futbolística de la Copa América de Argentina hasta las semifinales mismas Perú contra Uruguay y Paraguay ante Venezuela? De los cuatro semifinalistas, tres no fueron al Mundial de Brasil.

Sin embargo, el nivel de Conmebol es determinante cuando sus figuras en Europa se reportan con verdadera hambre competitiva.

Pero, especialmente, Miguel Herrera sabe que su continuidad hasta el Mundial 2018 depende más de ganar el boleto a la Copa Confederaciones que de un papel descollante en la Copa América. Y lo sabe: urgente e importante, dos veces importante.