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Prueba superada de la LFA

MÉXICO -- La celebración que estalló en cuanto los Mayas se coronaron en el primer Tazón México de la Liga de Fútbol Americano, no sólo perteneció al equipo que fue mejor sobre el campo del "Palillo" Martínez, sino que cerró con broche de oro el experimento de la organización que sorprendió por su logística y, sobre todo, arraigo entre aficionados.

El despliegue defensivo de Mayas sugirió desde temprano en el juego que los Raptors necesitaban ser perfectos para darles batalla. Los castigos y el dominio en las trincheras dejó claro que el campeón fue merecido, producto de una temporada corta entre cuatro equipos que, al menos en ambiente, movimiento mercantil y compromiso de afición, superó su primera prueba sin aminorar sus pretensiones.

El escepticismo desde su anuncio fue prácticamente general. Me incluyo. Cuatro equipos en un mismo estadio y la reiteración de enfrentamientos parecían una fórmula de caducidad latente, sobre todo con la integración de plantillas mediante ex jugadores cuya actividad principal se alejaba del emparrillado.

Aunque la convocatoria de afición durante el grueso de la temporada regular no fue abrumadora, la idea de desplegar un tazón y adornarla con elementos comerciales propios de un espectáculo de primer nivel, llamaron a un estadio lleno, al flujo de mercancía oficial y consumo de alimentos y bebidas al inconfundible estilo del tailgate que acompaña el fútbol americano en Estados Unidos.

Podría sonar exagerado que al cabo de una brevísima campaña lance la palabra "arraigo" hacia un club que no existía el año pasado, pero el acompañamiento de sus seguidores no se limitó a la indumentaria, a los disfraces ni a las porras, sino a un apoyo incesante de principio a fin que culminó con Omar Cojolum, corredor de los Mayas y autor de dos touchdowns en el tazón, con el trofeo de campeón en todo lo alto de la grada en medio de su gente.

Gente nueva pero convencida que ya nació otra pasión de fútbol americano en México para el inicio de la primavera.

Exitoso primer año de la LFA, hasta donde el ojo común permite apreciar, y un vaticinio de prosperidad en los años entrantes siempre y cuando logren reforzar las plantillas, nivelar la competencia y ampliar la baraja de equipos. La tarea no es fácil, pero el punto de partida se dio adelantado y la oferta es tentadora es busca de mayor inversión.

El campo necesita mejor tratamiento y las franquicias una mayor independencia financiera. Será importante que llegue el dinero de otras vertientes porque, si bien no sé mucho de economía, hay que reconocer que la Ciudad de México necesita fútbol americano entre marzo y abril.