ÁMSTERDAM -- Miguel Herrera tiene un problema: es mexicano. Y eso en México, no sienta bien. Se condena brutalmente ser profeta en su propia tierra.

Lo decía muy bien Jorge Vergara al explicar la compra de Chivas y el éxito de OmniLife: "Al que le va bien en México se explica su fortuna diciendo que es político o es ladrón o es un mafioso o es narco o es homosexual. En México se desacredita al que triunfa".

Algo similar vive El Piojo Herrera.

1.- Rescata a México de la incertidumbre plenaria, entre afición, medios y los propios jugadores al encarar a Nueva Zelanda por el boleto mundialista. Después de hacerlo, el demérito. "Hasta Lobos BUAP les gana a esos muertos", fue una de las frases condenatorias.

2.- Como lo dijo él mismo, se echó el trompo a la uña y dejó a los jugadores mexicanos en Europa fuera de esa convocatoria contra el embajador futbolístico de Oceanía.

3.- Tras bajarse del patíbulo al que fue penalizado antes de que rodara la pelota, y el Tri tiene uno de sus mejores Mundiales, especialmente ante Brasil y Croacia, y se queda a tres minutos ante Holanda de entrar a Cuartos de Final. Un Mundial mejor que el de 2002, 2006 y 2010. Pero, como encuentra la eliminación en el punto crítico de siempre, se le considera fracasado.

4.- Rescató a jugadores calcinados por las críticas y sus malos momentos. Rafa Márquez fue un capitán sobresaliente, y Andrés Guardado, maltratado en Valencia y Leverkusen, así como desafiar la lógica y colocar a Guillermo Ochoa en el arco, con jornadas sobresalientes. Además, con elementos que el Chepo de la Torre siempre ninguneó.

5.- Sin ceder, sin negociar, sin rogar, sin implorar, sin provocar conflictos, consigue lo que Chepo de la Torre nunca pudo: que Carlos Vela regresara a la selección mexicana. No lo hizo solo, pero supo encontrar socios que abogaran por la idea.

6.- Más allá de los resultados y actuaciones en EEUU y México, con cuatro amistosos de desperdicio, El Tri se encierra en la sede suprema de Holanda, la Arena de Ámsterdam, y sufriendo, cierto; con apuros, cierto; con fortuna, cierto, consigue una victoria histórica y que a los medios locales hace montar en cólera, hasta exigirle a Guus Hiddink su renuncia en plena conferencia de prensa.

7.- En el aspecto táctico estrictamente, se ha atrevido a inventar posiciones para jugadores y a jugadores para posiciones, que no es lo mismo. Ha ensayado y enseñado a su grupo de futbolistas a improvisar y ajustar sobre la marcha, con pocos damnificados en la transición. Lo hizo ante Holanda y la victoria lo ampara.

No uso el término malinchismo, porque en verdad existe una desinformación absoluta de qué hizo y cómo lo hizo La Malinche. Valdría la pena recuperar la historia auténtica para saber lo inexacto de ese término.

Pero, lo cierto es que Miguel Herrera se le trata de comediante, de exhibicionista, de payaso, de oportunista, de suertudo y de vender humo.

Hay un conflicto, pues entre las apreciaciones de muchos y los hechos de uno.

Ah, pero si lo anterior lo hubiera hecho el que algunos llamaron como el técnico de vanguardia que revolucionaría a México, empezando por Jorge Vergara y sus coristas, citando pues al sueco Sven Goran Eriksson, sería un genio, sería el sello de la sapiencia europea, el reflejo de la magnífica preparación de haber dirigido en estos lares; el iluminado llegado del Viejo Continente, cuando, para los desmemoriados o analfabetos, el mismo Eriksson arruinó a una de las mejores selecciones de Inglaterra de la historia.

Ah, pero si lo anterior lo hubiera hecho Ricardo LaVolpe, sería el epítome del técnico perfecto, y como reflejo de todo lo que aprendió desde la banca de la selección argentina con César Luis Menotti para el Mundial de 1978, y seguirían viviendo de aquel cuarto lugar, entre ocho equipos, en la Copa Confederaciones 2005.

Sí, Miguel Herrera tiene un pecado capital, nació en México.

Y diría Hugo Sánchez, la cubeta está llena de cangrejos.

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ÁMSTERDAM -- El primero de sus goles es la cátedra de un crack. Embelesa la autoridad y confianza con la que elige definir y asesina. Sangre fría. Cinismo de francotirador.

El segundo es un gol de temple, de un tipo calculador, que sabe que físicamente ha impuesto sus ventajas. Y cuando llega el momento de acribillar desafía incluso la lógica del arquero. Krul toca el balón, pero sólo testerea su ruta.

Hizo más Carlos Vela en la cancha que los dos goles en la humillación a Holanda en su inexpugnable fortaleza hasta antes del miércoles. Fue descarado. Fue encarador. Fue desafiante.

Pero necesario recalcarlo, sobre todo, fue solidario en labores defensivas y hasta lo fue con la sangre de barrio, cuando metió fuerte la pierna para vengar a sus compañeros, incluso trató de reventarle un balonazo a un adversario en el cuerpo, con evidente intención de dañar y eso le ganó una reprimenda por parte del árbitro y por su mismo técnico, Miguel Herrera.

Pero eso implica liderazgo de grupo. Es decir, marca el territorio al adversario para que con sus hombres no se meta. Y eso, en el vestuario, se agradece con respeto. Esos son pactos de sangre.

Sigue sin hablar con los medios. Elige el silencio. Elige el desdén a la notoriedad. Elige la retórica futbolística por encima de los deslices lingüísticos.

Y eso nadie puede restregárselo. La frase más puntual pertenece a Andrés Guardado: "ya habló, en la cancha, donde debe hacerlo".

El mismo Héctor Herrera se carcajea y repite la pregunta: "¿Qué le aporta Carlos a la Selección? Lo más importante, goles y además hace cosas muy valiosas en la cancha".

Incluso, en momentos especiales del partido, Carlos Vela fue el mejor auxiliar para frenar a Arjen Robben, quien seguía siendo una pesadilla por el corredor derecho. En las dos confrontaciones directas en la cancha entre los dos genios, los dos con el número once, Robben se vio obligado a entregar la pelota retrasada.

Tras el encuentro, la paz vuelve al Tri. Para Miguel Herrera se abren perspectivas.

Ya no hay nubarrones. Y Vela ha negociado que no se le cite a partidos amistosos insulsos y menos aún con enfrentamientos en América, ya sea EEUU o México.

Ya se comprometió para la Copa Oro y está listo para la eliminatoria mundialista, sólo negocia, y esta vez con la autoridad imperturbable de los dos goles, no ser parte del canibalismo financiero de la FMF y sus fariseos.

De hecho, los legionarios europeos entran a ese territorio de la condescendencia. Están listos para todos los llamados oficiales, pero piden se les limiten y administren sus incorporaciones para amistosos insalubres, de esos que organiza SUM contra Islandia B, Letonia C y Luxemburgo D.

Sin embargo, ya hay planes para la 'gira de la reconciliación', que de no ser manejada adecuadamente puede ser la gira de la discordia. Los avariciosos de la FMF quieren llenar estadios en México y EEUU con la afición reconciliándose plenamente con Carlos Vela. Quieren circo y desfile.

Esto no atraería al jugador, pero a Justino, Guillermo Lara, SUM y socios colaterales, entre ellos los patrocinadores, ya les hace sobarse las manos de codicia, usura y voracidad.

Es ahí donde es urgente la cordura. Si Vela y otros europeos se solidarizan a muerte con la Copa Oro, la Copa América y las eliminatorias, por supuesto, llega el momento de no lucrar ni lacrar con esta luna de miel con el delantero de la Real Sociedad, y administrar el desgaste del resto que sí tenga actividad constante con sus equipos, aunque será factible aprovechar a los que reposan en la banca.

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ÁMSTERDAM -- Imaginemos. Sólo imaginemos. Que la estampa de Carlos Vela con la boca sangrando, paladeando su propia herida y catando, con ella, el sabor de su victoria personal, es un mensaje para la selección mexicana.

Imaginemos. Sólo imaginemos. Que la sonrisa con la costra sanguinolenta y ya purpurea en los labios, tras desafiar el código de guerra extrema en la cancha del Atlético de Madrid, es un mensaje para los que cuestionábamos su desarraigo como futbolista.

Imaginemos. Sólo imaginemos. Que el tanto que marca al Atlético, a su sello, porque parece que ante los equipos grandes desdeña la ordinariez y la vulgaridad, imaginemos pues que esa anotación es un mensaje para quienes lamentan la volatilidad y volubilidad de los goleadores del Tri.

Imaginemos, por último, y sólo imaginemos, que esa jornada desquiciante, con balón y sin él, ante la jauría colchonera, apareciendo por diversas zonas de la cancha y confundiendo al adversario, es un mensaje cifrado para Miguel Herrera.

Imaginemos. Sólo imaginemos. Porque al final, la imaginación, un escaño debajo de la fantasía, es totalmente gratuita e inocua, inofensiva, si no se le convierte en obsesión.

Imaginemos, si todo lo mencionado lo puede entregar también Carlos Vela en la cancha vestido de verde.

Insisto, y defiendo esa postura, que es complicado a través de la aprensiva y aprehensiva pantalla de un televisor, poder descifrar todo lo que un jugador hace en la cancha. Menos aún, cuando se le cita como referente, y cuando enaltece ese hecho con un compromiso moral.

¿Qué hará Miguel Herrera con Carlos Vela? Él lo sabe mejor que nadie. Desde fuera, sentarse a sugerir y pontificar para un entrenador que ha demostrado sapiencia -que no sabiduría- , rayaría en lo obsceno, lo absurdo y lo petulante.

Pero, lo que no puede cuestionarse es la evidencia de las facultades del mexicano, que tendrá que cubrir aún la cuota de adaptación a un estilo de juego que le puede liberar de kilómetros por recorrer, pero no de obligaciones colectivas por cumplir. Jugador de desborde, amante de espacios largos, de remate práctica o ingenioso en el área, y lo decíamos, obsesivo en tratar de agregarle a los goles un grado de dificultad, para que la narrativa al final no quede en gol sino en golazo.

Sin duda la más inmediata observación a Carlos Vela ha sido su integración al grupo, porque al final, más allá de que no existan prejuicios ni molestias preconcebidas, más allá de eso, no hay que olvidar que es el jugador que rechazó librar batallas, compartir calamidades y confrontar crisis en el proceso anterior.

Ojo, en ese entonces, fue más solidario con sus ideas con las necesidades del grupo y la ansiedad de una nación por verlo en la cancha.

Pero, ¿en un país donde las fosas comunes se llenan de auténticos valientes, quienes defienden legítimos ideales, alguien puede cuestionar a Carlos Vela por defender los suyos, aunque hablemos de un pasaje tan trivial y tan intrascendente como el futbol?

Algo debe quedar claro: Carlos Vela no le dará a México un destino diferente por sí solo, pero Carlos Vela puede marcar la diferencia para darle a México un destino diferente.

Y clarificando también, enjuiciar de cualquier manera a Vela por el juego ante Holanda, sería totalmente oportunista, tanto para los elogios como las críticas, porque entonces, los mensajes que semana a semana ha venido mandando en la Liga de España, habrán sido inútiles.

Aquí cabe incluso la pregunta del proverbio esquimal: "¿Es la manada el reflejo del mejor de sus lobos o es el mejor de sus lobos el reflejo de su manada?"

¿Será el mejor Vela un reflejo del Tri o el Tri un reflejo de su mejor Vela?

Cualquier respuesta corre riesgo de ser injusta.

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