<
>

Con gol inca, Chivas hinca al líder Rayados

LOS ÁNGELES — ¿Quo vadis, Chivas? ¿A dónde vas, Guadalajara?

El Rebaño suma dos victorias. Arrodilla a dos que lo veían desde lo alto: Necaxa por 4-0, y este martes al líder Monterrey, por 1-0. Un gol inca (Santiago Ormeño) para hincar el diente a Rayados e “hincarlos de rodillas”.

Chivas, el renacido. Recupera la fisonomía del cierre del torneo anterior, cuando Ricardo Cadena asume el pastoreo de este Rebaño. Es una reminiscencia de aquel Guadalajara: dinámico, intenso, comprometido, osado y con destellos de buen futbol. Y claro, la fortuna.

Pero, el camino a una eventual Liguilla, aún es largo. Debe recibir a Pumas, Puebla y Tigres, y debe visitar a Toluca, Tijuana, América y Cruz Azul. Con 12 unidades en la mochila, de esos 21 puntos restantes, necesitará al menos 12 para asegurar Repechaje y los 21 para anhelar una Liguilla directa.

En el horizonte, las siete citas tienen ese tufo a emboscadas. Pumas y Cruz Azul mal heridos; Puebla y Xolos con sus titubeos, mientras que Toluca, Tigres y América tienen reserva en el pent-house de la Liguilla directa.

Sin embargo, entre la resurrección de futbolistas que arrastraban ocho juegos de absoluta deshonestidad profesional, aparecen además tres factores clave.

1.- Miguel El Guacho Jiménez se ha convertido en hombre determinante. Arruinó al menos seis jugadas de gol que generó Monterrey. Entre acrobacias suyas y piruetas generosas de la suerte, ya suma dos partidos sin recibir anotación.

2.- Santiago Ormeño encontró el gol. El atacante cuando se sacude el conjuro de la impotencia, suele reencontrarse con la inspiración innata del oficio natural del goleador. Habrá que verlo ante la caótica defensa de Pumas.

3.- Y entre el resto, en medio de una voluntariosa colectividad, de rendimiento uniforme, sobresale la capacidad de orden y liderazgo por parte de Fernando Beltrán, y algunos escarceos de Alexis Vega y el Chicote Calderón. Ante la UNAM, ambos, juntos, organizados, pueden convertir en autopista ese fragilizado costado derecho de Dani Alves.

Habrá obstáculos en la ruta de Chivas. Se vendrán en pleno cierre del torneo, los jueguitos inútiles del Tri. Dentro de una semana ante Paraguay, y después a fines de septiembre ante Perú y Colombia, además de un estorboso partido ante Cincinnati, dentro de la Concachampions.

Y entre los que elige Gerardo Martino y los que le eligen, podría terminar el Guadalajara cediendo a tres o cuatro jugadores, que deberán sufrir con un innecesario desgaste físico. Dependerá de la habilidad –que ha sido poca hasta el momento--, de Ricardo Peláez, para poder negociar la cantidad de jugadores en el manoseo desgraciado del Tata.

El despertar eventual del Guadalajara, ése que aún deberá ratificar en los entrampados que le aguardan por delante en el torneo, le sienta bien en general al futbol mexicano. En especial porque los jugadores pierden de vista un dramático escenario: Chivas es el último bastión, la última trinchera que defiende al jugador mexicano.

Entiéndase que tras la absurda, calenturienta y morbosa polémica sobre el mismo Ormeño y otros jugadores con doble nacionalidad, al final son, en esencia, por decreto, y legítimamente, mexicanos.

Sin embargo los mismos jugadores de Chivas se desentienden de ese privilegio. O no saben o no quieren darse cuenta que muchos de ellos, en otros equipos, serían sustitutos naturales de los fraudes extranjeros que llegan a México, al amparo de la corrupción conjunta entre promotores y directivos.

Jure usted que todo el aparato defensivo de Chivas, en otro equipo, estaría en la banca, a la espera de una oportunidad o un imponderable, incluyendo al Guacho Jiménez.

Por eso, por la emancipación del jugador mexicano, tan en peligro torneo a torneo, es importante que el Guadalajara deje de ser pisoteado torneo a torneo, pero, si esto no lo entienden sus directivos, qué puede esperarse de sus jugadores.