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¡Qué P(T)ena! Bancarrota galáctica en Chivas

LOS ÁNGELES -- Pierden el invicto, son goleadas, suman cuatro juegos sin ganar, y encima resucitan muertos: Gignac y Enner Valencia. Tigres aplasta a Chivas por 3-0.

El marcador es más escandaloso que las deficiencias de Chivas, pero enmarca perfectamente su inconsistencia y la falta de muñeca de hierro en la banca. Una pena lo de Tena.

No fue la primera vez. Y no será la última. Cuando La Chofis López se va del juego, Chivas empieza a jugar con diez. Y cuando Uriel Antuna pelea su propia guerra, Chivas empieza a jugar con nueve.

Lo grave es si Tena no lo ve o no lo quiere ver o no lo sabe ver o no lo puede ver, o si por algún motivo extracancha no lo debe ver.

Como ante San Luis y como en este torneo ya había pasado, La Chofis toma el mando y Chivas amenaza, proyecta, engendra, genera, amenaza y hasta él mismo ayudaba en el acoso a Pizarro y Dueñas para ralentizar la salida.

Pero, cuando La Chofis vuelve a ser ese tal por cual Javier López, Guadalajara sufre, porque sus dos contenciones no pueden tapar el boquete, y porque Antuna piensa más en el gol que reivindique su contratación.

¿Traicionan a Tena? Sin duda. Metió las manos al fuego por La Chofis. Lo embaucó el jugador con el cierre del Apertura 2019. Y ha embaucado a Ricardo Peláez, a Amaury Vergara, y a su afición. Él se desvanece, se ausenta, se esfuma.

Más acertado, Ricardo Ferretti sabía de la inevitable involución de La Chofis en ese tal por cual Javier López. Sufrió e hizo sufrir Tigres los primeros 30 minutos de juego. Después, sin un conductor, el Rebaño fue eso, un rebaño impulsivo, facilitando el trabajo de Tigres.

El medio tiempo sirvió de poco al Guadalajara. Ningún ajuste. Ni táctico, ni mental, ni físico. Empezó a hacer evidente el empuje de Tigres, que descubrió cómo Dueñas, Sierra y Pizarro disponían de espacios, donde había marcas forzadas y tardías, y Chivas empezaba a perder balones en la salida, ante el agobio sobre Beltrán y Molina, los mejores de Chivas, junto con Hiram Mier.

Con el control absoluto del juego, sin que Chivas pudiera hacer ya las maniobras de obligarlo a alargar el equipo en la cancha, porque el pivote seguía en el limbo, Tigres encontró volumen de ataque, siempre con un hombre más ante la aduana media rojiblanca.

Enner Valencia, con un ayuno de 11 meses de gol, da la pista de que la maldición de 10 años de impotencia de Chivas en El Volcán, se mantendrá por tiempo indefinido. 1-0, ’52.

Los dos siguientes cerillazos a la inhumación de las ChivAvengers o Chivalácticas, son cortesía de André Pierre Gignac. El primero un obsequio del árbitro Fernando Hernández y del VAR, que el francés factura desde el manchón (‘62). Su segundo y el 3-0 (‘72), cortesía de un vivificado Valencia.

¿Deterioró a Chivas ese penal perversamente maquinado? No, porque para esos momentos, ya Chivas no daba señales de vida.

Lo tragicómico llegó con la actuación monumental de Oribe Peralta. De cara al gol, con la pelota rasa, directa, ansiosa de red, termina chocándola hacia el otro poste, donde se apodera de ella Nahuel Guzmán.

¿J.J. Macías? Sin acompañamiento, sin opciones de juego, de relevo o de gol. La mejor que tuvo se la inventó él mismo, con un disparo cruzado, por encima, que desvía Nahuel con espectacular manotazo.

Fue, pues, una bancarrota galáctica. La primera…