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Luis Fernando Tena y su legión de Brutus

LOS ÁNGELES - La gratitud es el acto más noble del ser humano, pero ser esclavo de la gratitud, es el mayor acto de estulticia del ser humano. Y Luis Fernando Tena debería saberlo.

El vestidor de Chivas está lleno de Brutus con puñales incluidos. Ojo, Brutus, no brutos. O también. Claro, Brutus, como epítome de la traición.

Tena ha blindado a quienes le salvaron el pellejo en el cierre del torneo anterior. Cría cuervos y te sacarán los ojos. Cría Brutus y te apuñalarán la espalda. Cría Judas y te sacarán del banquillo.

Vive equivocado. El rendimiento sublime de algunos jugadores en el cierre del Apertura 2019 no fue un acto de sacrificio o de inmolación por él, sino por rescatar su contrato. Futbolistas cuidachambas.

Insisto: es de bien nacidos ser agradecidos, pero es de mediocres vivir esclavizado del agradecimiento. Y Tena ya debería saberlo.

Hemos sido reiterativos. Y el referente pernicioso es uno sólo: Javier La Chofis López. Un jugador de enormes facultades, tan enormes como su devoción por la vida disipada.

A la gran horda de bobalicones, La Chofis les dio un dedazo de atole y los engatusó. Cerró de manera esplendorosa el torneo anterior. Y éste, arrancó haciendo soñar a la feligresía apócrifa de los ChivAvengers, Chivalácticas… pero terminaron siendo los Chivaquetones y ChivaJokers.

Lo hemos señalado y La Chofis se encarga de ratificarlo. Afortunadamente para él y lamentablemente para el Guadalajara, sigue empantanado en el cinismo, a pesar de su notable calidad.

Ante Tigres, hizo funcionar a Chivas. Pedía la pelota, la convertía en un mortero letal, daba verticalidad al equipo, desquiciaba a Tigres. Pero a los 30 minutos, Javier López pensó que había desquitaba la chamba y su deuda de honor con Tena, y como en juegos anteriores, se largó del partido.

Pero, obviamente, no es el único. Pocos se escapan de la hoguera para sinvergüenzas que debería montarse en el zócalo del Estadio Akron.

¿Por qué no lo saca Tena o porqué no lo recluye en la banca? ¿Acaso porque Mariano Varela es su representante?

Ya habíamos explicado el gran error de querer improvisar en el jugador mexicano. Uno de los pocos momentos de lucidez de Ricardo LaVolpe, fue cuando dijo: “El futbolista mexicano es un analfabeta táctico”. Toda la razón. Nadie lo instruye ni le explica sobre estrategias. Eso sí, obedecen ciegamente, pero no se les educa.

Imagínese a Tena queriendo aprovechar –porque las tienen--, las facultades técnicas y futbolísticas del Chicote Calderón y del Canelo Angulo. E imagínese al jugador cuando está acostumbrado al dos más dos, siente que lo someten a álgebra astronómica.

Tena improvisa y el jugador, un animal de hábitos y de confort, se pregunta cómo un tipo con sueldo inferior al suyo, se atreve a querer modificarle su modelo de éxito. Calderón y Angulo llegan a Chivas por lo que hicieron en posiciones específicas.

El futbolista –“analfabeto táctico”— siente estas modificaciones como una agresión a su futuro, y especialmente en el caso del Chicote, del cual hay referencias puntuales desde Guadalajara, de que llegó con aires de perdonavidas al club.

Y encima, esa obsesión con Oribe Peralta, cuyo organismo ya no puede reaccionar ni a balones muertos, como ese gol, a 20 centímetros del gol que erró de la manera más grotesca posible.

Y mire los contrastes. Si Oribe tuviera todavía esa fascinante, rumbera, cadenciosa movilidad de tugurio con la que el Pollo Briseño recreó las redes sociales con su meneaíto, si tuviera un ápice de esa dinámica, Peralta no hubiera errado ese gol.

Llegó pues, el momento de aplacar a los Brutus del vestuario y erradicar los puñales. Y el turno es para Ricardo Peláez. Ya pasó el momento de la bondad, la muñeca paternalista o maternal, y empezar a fustigar a los oligarcas del cinismo, que hacen aparecer como único responsable a su entrenador.

Y viene un adversario fantásticamente a modo: Cruz Azul. La Máquina reaccionó gracias a la solidez del grupo, que decidió echar del vestuario y prohibirle la entrada a Víctor Garcés, y ejercer entre ellos la charla motivacional, tras la charla táctica de Robert Dante Siboldi.

Por eso, es un rival dramático: los jugadores de Chivas le robaron el vestidor, para mal, a Peláez y Tena, mientras los jugadores celestes le arrebataron, para bien, el control del vestidor a Garcés y a Siboldi.

“Tú también, Brutus, hijo mío”, exclamó Julio César. “Tú también, Chofis, hijo mío”, puede exclamar Tena.