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Muerto el patiño (Cruz Azul), Vela ya prepara los cirios para el América

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Armando González: "Es una derrota que nos duele mucho" (0:47)

El ténico interino del Cruz Azul aseguró que sus jugadores 'se rompieron el alma'. (0:47)

LOS ÁNGELES -- Carlos Vela tiene la mesa servida: América en Semifinales de la Concachampions. La otra Semifinal, a cloroformo puro, cortesía de Tigres ante el Olimpia.

Vela enfrenta, además, la peor versión del América, y en uno de los peores años de El Nido, como este 2020. Tan así, que Miguel Herrera redactó públicamente su nota suicida: “Si seguimos jugando así, se nos vendrá la noche”, dijo El Piojo.

Tampoco es que el LAFC tuviera una jornada exuberante. Venció 2-1 al hazmerreír, al patiño predilecto del futbol mexicano: Cruz Azul. La Máquina ganaba con un Panenka de Yotún. Del 1-0 al 1-2, sólo hay un conjuro con 23 años de innegable y burlona efectividad: #CruzAzulearla.

La burbuja de Orlando, cortesía de la MLS, capricho de la Concacaf, será el coliseo en que dos equipos mexicanos tratarán de arrancarse las costras de repulsiva vergüenza de este 2020, ante rivales que históricamente, visto desde la fatuidad y arrogancia del futbol mexicano, deberían pasarles por encima.

Tigres y América, dos de las nóminas más caras, no sólo de México, sino del continente, cierran 2020 en medio del oprobio. El par de millonetas cierra el año con ropa de mendigo. Manejan Ferraris y no tienen para darle de tragar correctamente a su afición.

Al primero, a Tigres, lo humilló su vecino regiomontano, que sumó un descarapeladísimo triplete de bisutería (Liga, Copa Mx y Concachampions). Pero mientras Rayados da dedazos de gloria tercermundista a su gente, a la afición felina le gruñen las tripas. No hay hambre más canija que la gula del vecino.

Pero, si por un equipo con enanismo competitivo como Tigres nadie se desgarra las vestiduras, es distinto cuando el petulante de la barriada, el del #ÓdiameMás, acusa más pretextos y excusas que resultados, y reparte más culpas ajenas de su desgracia que motivos de orgullo. Coapa y el Salón Oval de Televisa siguen sin carnaval.

Y su pobre gente, el americanista genuino, a lo más que aspira es al estertor mediático del #FueraPiojo, que retumbó con fuerza tras caer 1-0 ante Atlanta United, una lágrima en el Sahara, que terminó el torneo de la MLS en la zona de escoria.

Muchos creerán que Carlos Vela saldrá a la cancha con el corazón partido ante el América. Más perdidos están que ministerio de salud en México. Todo lo contrario: vencer a las Águilas, es convencerlas de que cumplan su palabra.

En agosto de 2018 revelábamos el affaire Azcárraga-Vela y el siempre sonriente delantero siente más tentaciones de jugar por Coapa, que por Chivas. En la MLS ya acaparó todo, excepto, claro, el título de campeón.

Aunque amamantado brevemente en El Rebaño, Vela rompió totalmente con el Guadalajara el día en que Jorge Vergara repartió, en el 2005, autos nuevecitos a los campeones mundiales Sub-17 que pertenecían a Chivas. “Si quiere carro que se quede”, amenazó el dueño. Vela, lastimado, tomó un camión del club a su casa, y de ahí voló a Highbury, Inglaterra, a enrolarse con el Arsenal.

Así que, de corazón partido, nada. Para Vela y el LAFC, América representa el primer mordisco a la manzana prohibida para la MLS hasta el momento: ir a un Mundial de Clubes. Y por el estruendo que significaría vencer al equipo con más títulos de Liga en México, alborotaría al tristón gallinero de la liga estadounidense.

Además, Vela y el LAFC podrían sacar a la rondalla festiva, porque en su proceso hasta esta Semifinal de Concachampions, eliminaron, y de manera implacable e impecable, al flamante campeón mexicano, el León. Es decir, lúdica y perniciosamente, el equipo angelino tiene todo que ganar y nada que perder.

¿Futbolísticamente, puede? El paso y el peso de este América, de esta versión 2020, lo convierte en víctima propiciatoria, especialmente cuando Miguel Herrera debe echar mano de lo más piojoso de su plantel, como Roger Martínez, quien es un parásito descarado saboteando al equipo. Lo llevaron a esta encerrona en Orlando, a ver si alguien se interesaba por sus decadentes ruinas. Al colombiano sólo lo quieren en la segunda división de España, y en la Liga de Chipre. ¿Le pagarán allá los 4 millones de dólares anuales que cobra en Coapa?

Por lo pronto, en la conferencia de prensa del miércoles, tras perder ante Atlanta, El Piojo sacó un paraguas tamaño carpa circense, pues tiene, según él, “un equipo corto en jugadores de jerarquía, y venimos con muchos jóvenes que levantan la mano para mostrarse y todavía les falta”. Una plegaria clamando piedad, pues.

Si bien el martes, con ese estilo depresivo y deprimente, Tigres se metió a la Semifinal de la Concachampions para enfrentar al gallardo Olimpia de Honduras, la vergüenza del futbol mexicano sigue teniendo una cruz color celeste.

Todavía como peregrinos de su propia desdicha, Cruz Azul confirma su karma de caracol o de babosas: se arrastra llevando a cuestas la ostentosa mansión del bochorno. Como estos moluscos viscosos, La Máquina transporta a cualquier escenario la concha de su propensión al fracaso.

Ante el LAFC, el miércoles por la noche, como siempre, Cruz Azul parecía que podía más, parecía que quería más, como para purgar parcialmente sus pecados ante Pumas. Al final, el lujo de Yotún, ese cobro Panenka, se convierte en una obscenidad, en un insulto a sí mismos, cuando el LAFC con poquito, les saca el resultado.

Sin duda, #CruzAzulearla se ha convertido en el código de barras del fracaso y de los fracasados. Más que darle vida como verbo, la Real Academia Española debía agregarla al castellano dentro de las expresiones más soeces, procaces y denigrantes del lenguaje.