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La vida sin límites de Tom Brady

A lo largo de 22 temporadas, y desafiando cualquier expectativa, excepto la suya, Tom Brady reescribió la historia de la NFL

TOM BRADY SIEMPRE ESTUVO BENDECIDO por un gran brazo. Ha logrado tanto en sus 22 años en la NFL, que el acto básico de lanzar el ovoide era fácil de olvidar. Siempre sintió confianza en su brazo, algo en lo que siempre podía depender, y le daba vida al balón cuando lo lanzaba, proveniente de un cuerpo flaco y desgarbado. Fue evidente desde una edad temprana. En una práctica de fútbol americano un día en la Junipero Serra High School de San Mateo, hace casi 30 años, había mucho viento y los receptores abiertos estaba dejando caer pases. Brady empezó a imprimirle intensidad, con las espirales cortando el viento, el chico de California inmune a los elementos, antes de que hubiera jugado en la nieve y el frío de Michigan y New England.

No ayudó. Los receptores siguieron dejando caer los pases. Brady perdió la paciencia, un perfeccionista, independiente del lugar o lo que estuviera en juego, y después de la práctica estaba luchando para calmarse, quejándose acerca de las cosas que no podía controlar, un autodenominado "quejumbroso" que buscaba culpar a otros antes de sí mismo. Su coach, Tom MacKenzie, no iba a permitir nada de eso.

"Necesitas ser más paciente", dijo MacKenzie.

MacKenzie poseía lo que Brady carecía --perspectiva-- pero lo que fuera que deseaba compartir con su joven pasador, no tuvo éxito. No era lo que Brady deseaba escuchar. El coach tomó un respiro profundo.

"Mira a todos los que están en este campo", dijo ", dijo a Brady. "¿Sabes qué? Hay una muy buena posibilidad de que, en 10 años, de todos los que están sobre este campo. nadie siga jugando. Tú vas a seguir jugando.

"Necesitas entender que eres único".


MOMENTOS COMO ESE son ahora saber popular, en retrospectiva, y por lo tanto vale preguntarse ahora, luego de que dice adiós a la más grande carrera para un quarterback en la historia de la NFL: ¿Alguna vez entendió Brady que era verdaderamente único? ¿Se permite entenderlo ahora, al final?

Parte de la respuesta es obvia: Sí, lo entiende. La primera vez que conocí a Brady, al inicio del invierno del 2001, cuando él tenía apenas 24 años de edad e iniciando en una carrera que solamente él veía venir, dijo, "El fútbol americano siempre ha sido sencillo para mí". Con un toque de soberbia, y con la más profunda franqueza de que lo decía de verdad, hasta el fondo de su alma.

Si existe una filosofía que rige la vida de Tom Brady, es que tomó lo que se le dio, y siguió tomando, y tomó más, hasta que no había nada al final. Y No fue algún rasgo azaroso de la personalidad, esperando ser animado. Piensen en Aretha, la primera vez en que supo cuáles notas podía alcanzar, y desde dónde. En Jimi, la primera vez que sus dedos generaron un sonido, y desde dónde. En Michael cuando se percató de cuán alto podía saltar, y desde dónde. En Tiger, el momento en que se percató de los golpes que podía pegar, y desde dónde. Con gran poder llega gran posibilidad. El brazo de Brady hizo a la mente de Brady, poniéndola a trabajar, imaginarse, preguntarse, empujar. ¿Qué más podía hacer? ¿Qué no podía hacer?


EN MARZO DEL 2013, Brady me invitó a su townhouse en el vecindario de Back Bay en Boston, para discutir dónde se hallaba en la vida, y en el trabajo. Iba a tener 37 años de edad al inicio de la siguiente temporada, y no había ganado un Super Bowl desde la campaña del 2004, además de tener a tres hijos pequeños. Estaba en transición, pero no la transición que la mayoría de atletas profesionales realizan en ese momento de sus vidas. Una década antes, aproximadamente, notó que gente cercana a él le repetía que muchos quarterbacks profesionales decaen después de tener hijos, y a veces no logran con todo, incapaces de invertir el tiempo y la energía para seguir enfocados en sus carreras. Prometió que ese nunca sería él. Resolvió no tener hijos muy rápido, y nunca ser víctima de ese destino. Al mismo tiempo, había sido criado en una familia amorosa, con dos padres atentos, y aunque sabía que su celebridad y fortuna le impedirían criar a sus hijos como él fue criado, deseaba que sus hijos pensaran en él como el tipo del padre que había sido Tom Brady Sr. para él: un trabajador duro, pero siempre presente.

El tiempo es el factor igualador, en la vida y en el deporte, y Brady planeaba doblarlo a su antojo. Una decisión de una cosa o la otra para la mayoría, sería una decisión de ambas cosas, para él. Estaba en el proceso de abrir su primera oficina de TB12, cerca de Gillette Stadium. Había reconfigurado su mecánica de lanzar, trabajando con el experto y ex pitcher, Tom House. Empezó a hablar de jugar hasta mediados de sus 40s con tanta soltura que era sencillo de ignorar, o no tomar con seriedad, pero conforme comenzamos a charlar, la idea de un plan de contingencia surgió. Si no funcionaba el fútbol americano, ¿qué haría?

Había conseguido enfrentar ese cuestionamiento muchas veces, sin tener que responderlo. En la preparatoria, un consejero estudiantil le preguntó dónde solicitaría admisión para la universidad, y él respondió que no necesitaría solicitar, porque iba a ser un jugador de fútbol americano. Como jugador de banca en Michigan, dijo a sus padres que un día, tendrían su fotografía en la pared de un merendero fuera del campus repleto con Wolverines famosos. Cuando finalizó el colegial, dijo a sus padres que sería "uno de 32" quarterbacks titulares. Después de convertirse en uno de los 32, puso la mira en convertirse en algo más que el más grande todos. Deseaba tener tanto éxito, que cuando se pensara en un quarterback --y el extraño arquetipo que ocupa en la vida americana-- pensaras en él antes que en cualquier otro.

"Nunca necesite tener un plan de contingencia, ¿sabes?", me dijo. "Nunca dije, 'Bueno, si eso no funciona, voy a hacer esto'. Es como, 'No, esto es lo que voy a hacer".

"¿Tienes uno ahora?", pregunté.

"No. Ciertamente no".

Así que olvídense de los convencionalismos; Brady iba a tratar de lograr lo imposible. En los siguientes años, ganó dos Super Bowls más, en ambas ocasiones, remontando marcadores adversos de doble dígito en el cuarto periodo, abrió su negocio TB12, escribió un bestseller del New York Times en torno a estilo de vida, empezó a dar charlas junto al autor Tony Robbins y empezó a parecerse un poco a él, con dientes brillantes y una sonrisa determinada, y un mensaje a las masas desde un micrófono de diadema de que tenemos el poder en nuestras mentes y corazones para trascender cualquier cosa. Nada podía detenerlo, ni el Deflategate, ni los problemas internos con los New England Patriots que lo condujeron a pedir su corte en el 2018, y ciertamente ningún oponente que se le presentó en los días de juego. Ganó su sexto Super Bowl en el 2019 y, después de que Bill Belichick y Robert Kraft apostaron a que sus mejores días habían quedado claramente atrás, ganó un séptimo el año pasado con los Tampa Bay Buccaneers. Cada paso del camino, cada vez que nos preguntamos si finalmente había terminado con el fútbol americano, Brady habló de la pasión por el juego que continuó a intensificarse con cada logro.

Brady no fue perfecto todo el tiempo, y a menudo derrotaba a oponentes con un arsenal letal de pases poco impresionantes. Pero, se había condicionado a sí mismo a nunca rendirse. Una vez, después de una derrota de playoffs, Kurt Warner envió un mensaje escrito a Brady: Ser el mejor no significa que siempre vas a ganar. Simplemente significa que vas a ganar más que cualquiera otro. Significó mucho para Brady --tanto que siempre lo recordó-- no solamente porque era lenguaje de un quarterback a otro, sino porque era alguien que veía su esencia: Es a menudo en el fracaso donde Brady encontró éxitos. Es la razón por la que aquellos que argumentaron que nunca dejaría a New England después de lanzar una intercepción devuelta para touchdown en su envío final se equivocaron, y la razón por la que los que argumentaron que nunca diría adiós después de una derrota ante Los Angeles Rams en playoffs se equivocaron. Brady siempre jugó para el equipo y por las amistades, pero sobre, todo, para sí mismo, para redefinir lo que nosotros e incluso él, pensaron que era posible, habiéndolo redefinido muchas veces. Tenía una genialidad, una genialidad irritante, para muchos, rehusándose a conceder ante las ideas de la realidad, inevitabilidad, o status de otros.

"Si sigues tocando a la puerta, siempre vas a ganar, en algún punto", alguna vez me dijo Brady. "Vas a obtener ese bote que va a tu favor. Vas a obtener esa llamada que quizás no recibías antes. Vas a realizar esa jugada que no lograste antes. Así que, tú sabes, estoy orgulloso de seguir tocando a la puerta".

¿Todos esos toques a la puerta lo convirtieron en el más grande quarterback de todos los tiempos? La mayoría de gente lo cree, incluyendo a Belichick. Pero eso realmente no es el punto. Brady se ha convertido en otra cosa: su fuerza única. Por el tiempo que ha estado haciéndolo, siempre ha sido la misma respuesta a todas las preguntas. ¿A quién preferirías con el balón en las manos, en una jugada mundana, en una jugada crítica, en una tercera oportunidad, o después de lanzar una intercepción, o con el título divisional en juego, con el campeonato de la conferencia en juego, con el Super Bowl en juego? Por un tiempo, era Johnny Unitas. Luego, Joe Montana. Luego, John Elway. Luego, nadie ... hasta el 2001. Desde entonces, Tom Brady ha tomado ese brazo bendecido y se ha metido a sí mismo por la fuerza en muchas ideas y nociones, pero sobre todo, nos ha entregado una certeza clínica, tan singular como sus siete Super Bowls. Contra eso debían luchar sus oponentes.

No fue solamente su brillantez como jugador; fue que es una fuerza que no solamente ganó partidos, sino que parecía ocasionar a sus rivales perderlos. De todas las ausencias que ahora se esperan, la suya será la mayor. Ciertamente, no hay nadie más como él.


PERO AHORA, POR UN MOMENTO, con todos esperando su video de retiro, imaginen lo que esa certeza le hace a alguien. Imaginen las bendiciones y los costos. Por un tiempo, Brady no podía dormir después de un Super Bowl perdido. Luego, después de un mal juego. Luego, después de una derrota, cualquier derrota. Luego, después de una entrega de balón. Consideren los lugares oscuros hacia donde deambulaba su mente, la duda de un hombre que se niega a admitir cómo se sentiría la duda, el condicionamiento mental requerido para regresar de errores vistos, en ocasiones, por el mundo, y otras veces, por nadie más que él, la crueldad y egoísmo requerido para soportar otra práctica, otro domingo, otro pase completo, otro triunfo, otro año, dos décadas y más ...

Las fisuras no eran ningún secreto. Por años, Gisele Bundchen ha sido clara en su postura pública de que preferiría que su esposo se retirara. En privado, ella es más terminante. Ella fue, de modo similar, la mejor en el mundo en lo suyo, y se retiró para ayudar a la familia. Durante la temporada, ella vivió en Boston, en l frío y la oscuridad, en una gran ciudad que se vuelve rápidamente pequeña cuando eres famoso, sin mencionar una celebridad global. En el receso de temporada, ella le preguntaba a su marido, "¿Es un día de Tommy o es un día de familia?". A menudo, era un día de Tommy. De cierto modo, es realmente notable que Tommy Brady de Portola Drive en San Mateo poseyera una ambición tan vasta, que podría casarse con la súper modelo más famosa del mundo y no solo eclipsar su carrera, sino declinar públicamente sus deseos. Después de que los derrotaran a los Kansas City Chiefs por el Trofeo Lombardi, lo primero que ella le dijo a su esposo fue, "¿Qué más necesitas probar?". Consiguió evitar el cuestionamiento, y a inicios de este año, firmó una extensión y comenzó a hablar de jugar en sus 50s.

Pero esta temporada, algo cambió. Brady es un tipo de procesos, y por mucho que gustaba en lo personal de sus coaches, Tampa Bay no tenía la misma seriedad que los Patriots de Belichick, y eso fue evidente al final del partido de los Rams. Los Bucs están en transición, habiendo apostado todo a ganar con Brady, y ahora de regreso a la tierra con temas de tope salarial y plantilla. Y este año, más que nunca, Brady dio el paso más allá del campo de juego. Inició un podcast con su amigo, el comentarista Jim Gray, y Larry Fitzgerald. Estelarízó "Man in the Arena" en ESPN+. Continuó empujando TB12 y lanzó la línea de ropa Brady Brand.

Brady Brand pareció revitalizarlo de un modo que, por un largo tiempo, solo el fútbol americano parecía lograr. Vio potencial en él como alguna vez vio en el emparrillado: la oportunidad de revolucionar al deporte, con equipamiento, con fitness, con dieta y bienestar, con todo es mundo englobando las cosas que usó para aprovechar sus dotes.

"¡Es lo que hizo Jordan!", dijo a un amigo a finales del año pasado. Por supuesto, hemos escuchado eso antes, cuando se despiden las leyendas. Se enfocan en el mundo de los negocios, solamente para aprender lo que Brady ya sabe, y lo que ha dicho por años: nada puede reemplazar al juego.

Aun así, allí es donde está ahora. Tom Brady no irá a ninguna parte, pero lo que está en juego y el escenario va a cambiar. Dijo a Gray la semana pasada que, "No siempre se trata de lo que quiero; es lo que queremos como familia". Pero, no se equivoquen: seguirá siendo lo que quiere Tom Brady, sea lo que sea el siguiente paso. Brady siempre ha sido un hombre que lleva su propio reloj, y ha conquistado todo lo posible en su arena en particular, la más grande que puede ofrecer América. Eso deja solamente al mundo, si es que alcanza.


ENTRÓ A LA NFL HACE 22 años, después de irse, casi, sin ser reclutado, en busca de un escenario suficientemente grande para sus talentos y sueños, y salió por última vez como el hombre que había crecido más allá de ese escenario. El juego se había acabado. Los Rams habían ganado, 30-27. Caminó con la cabeza agachada, habiendo ayudado a lograr un regreso de un déficit de 27-3, solamente para atestiguar lo que muchas veces hace a los otros equipos, suceder a su club. Esta vez, fue él, y no el quarterback rival, quien dejó apenas el tiempo suficiente para que otro pasador hiciera magia. Esta vez, fue su equipo, no el oponente, el que cometió un error crítico en el momento de mayor presión, tratando de cubrir al receptor abierto más peligroso del juego con un safety. Esta vez, fue el equipo oponente el que se robó un triunfo de visita, no el suyo. Los Rams anotaron el gol de campo de la victoria sin tiempo restante, el único modo en que la humanidad ha sabido derrotar a Brady en un campo de juego. Brady salió apuradamente del campo, cargando el casco con la mano izquierda, rodeado por cámaras, labio abierto con la sangre seca, luciendo ante los ojos del mundo como un hombre en transición, de un escenario al siguiente, de una vida a otra, y de una historia a otra no escrita, seguro, pero quizás de un escenario enorme a otro más grande, listo para ser tomado.