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Aitana Bonmatí habla del 'ADN del Barça' y la presión de ganar

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Champions femenil: "Con orgullo, fe y mucho fútbol, Barcelona vuelve a ser campeón de Europa" (2:18)

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BARCELONA, España -- Todo ha pasado tan rápido para Aitana Bonmatí que la centrocampista del Barcelona, elegida quinta mejor jugadora del mundo en el Balón de Oro del año pasado, apenas ha tenido un momento para asimilar la escala del éxito que ha tenido. Este lunes el panel de Observadores Técnicos de la UEFA la nombró como la Jugadora de la Temporada de la Champions League Femenina 2022-23, galardón que la coloca como la gran favorita para ganar el Balón de Oro de este año.

El sábado jugó su cuarta final de la Champions League en cinco años. La temporada pasada, camino de la final que perdió ante el Lyon, el Barça batió dos veces el récord de asistencia en el fútbol femenino. Una multitud de 91,553 asistieron a su victoria de cuartos de final contra el Real Madrid en el Camp Nou, con 91,648 presentes para su victoria en semifinales sobre Wolfsburgo, a quien se enfrentaron nuevamente en la gran final de este fin de semana en Eindhoven, donde el Barça triunfó por remontada 3-2 y se volvió a consagrar campeón de Europa.

A nivel nacional, la única forma de describir este lado del Barça es "conquistador". Ha ganado cuatro títulos consecutivos de la Liga F, dos con el anterior entrenador Lluis Cortés y dos más con su sucesor, Jonatan Giráldez, y, durante ese tiempo, se embarcó en una racha de 62 victorias consecutivas. Sin embargo, después de cerrar el título de este año, esa racha terminó con un empate en Sevilla y luego perdió su racha invicta contra el Madrid CFF la semana pasada, cerrando su racha en 64 partidos.

Ese éxito ha tenido un efecto dominó. Jugadoras como Bonmatí y la dos veces ganadora del Balón de Oro, Alexia Putellas, se han convertido en ídolos para una nueva generación de aficionados. Bonmatí está entre los seis jugadores cuyo rostro adorna la enorme fachada fuera de la grada principal del Camp Nou. Ya no puede pasar desapercibida por las calles de Barcelona, mientras se disparan los compromisos comerciales y mediáticos.

"Casi no me doy cuenta, pero ahora que lo pienso, me doy cuenta de que [mi vida] ha cambiado, pero sucedió tan rápido que no lo asimilas", le dice Bonmatí a ESPN antes de la final del sábado.

Bonmatí, de 25 años, nunca estuvo preparada para este nivel de atención. Hija única de lo que ella describe como "no una familia de futbolistas", originalmente jugaba al básquetbol. Con una estatura de 5 pies y 3 pulgadas, siempre era probable que su talento estuviera mejor ubicado en otro lugar y, después de una patada en el patio de la escuela alrededor de los seis años, sintió una conexión instantánea con el fútbol.

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Jugó en equipos locales masculinos hasta los 14 años, cuando se incorporó al Barça. Incluso entonces, los viajes en autobús de 50 km desde su ciudad natal en las afueras de Barcelona hasta el complejo de entrenamiento del club estaban a un mundo de distancia del Camp Nou. Su madre, la única conductora de la familia, tiene fibromialgia y fatiga crónica, por lo que el transporte público era la única opción. Cenando sobre la marcha, sería pasada la medianoche cuando regresara del entrenamiento después de un día en la escuela.

No había relación con el primer equipo y ningún camino hacia una carrera profesional. Incluso hacer su estreno en el equipo mayor, como falsa 9 en la Copa de la Reina en 2016, se siente muy lejos de donde está ahora.

“Cuando debuté nunca me hubiera imaginado una final de Champions, la afición increíble que tenemos llenando el Camp Nou y convirtiéndonos en ídolos”, dice. “Antes, esto simplemente no pasaba. En mis primeros años en el equipo, tampoco pasaba.

"Creo que el clic, o el momento en que comencé a darme cuenta de que las cosas estaban cambiando, fue cuando ganamos la primera Liga de Campeones [en 2021]. Fue un momento importante. Cuando ganas, te reconocen más. Eso atrajo a muchas personas. A partir de ese momento, todo avanzó más rápido".

El progreso en el Barça, aunque ayudado por la inversión, se siente orgánico. Hay un estilo definido compartido por el equipo masculino y los equipos juveniles que se ha implementado fácilmente en el equipo femenino. Hay un prototipo de jugador -- piensen en Xavi Hernández y Andrés Iniesta del equipo masculino -- que el club desarrolla y Bonmatí, elegante con el balón, todo toque y técnica, encaja en ese molde.

“Sin duda soy uno de los ejemplos”, reconoce. “Llevo 11 años en el club, he crecido aquí desde que era joven. No me he ido y vuelto. He pasado por todo el proceso.

"Mis ídolos eran los hombres, Xavi, Iniesta y, cuando ya era mayor, Pep Guardiola porque los años que estuvo como entrenador [del Barça] fueron muy divertidos. No se trata solo de chicas, también de chicos. Eso es importante. Si yo tenían ídolos masculinos, ¿por qué no pueden tener ídolos femeninos?, creo que eso es positivo porque desde pequeños están viendo igualdad.

"Llevo muchos años jugando de la misma manera [en el Barça]. Soy una jugadora que juega en una posición clave. En cualquier equipo del Barça, los centrocampistas son muy importantes, así que me siento como un referente en ese sentido, llevando el ADN [del club] en mí".

La frase "ADN del Barça" se usa mucho. Pero, ¿qué significa realmente para el papel de Bonmatí en el equipo?

"Realmente se necesitan muchas cosas", agrega. “Parece fácil, pero entender el fútbol no es tan fácil. Requiere tener esa pausa, ese manejo del espacio, saber dónde están tus compañeras y tus oponentes. Es importante estar constantemente pendiente de lo que pasa detrás de ti y a tu alrededor. De saber manejar los momentos de un partido: ¿qué necesita el equipo? ¿Cuándo hay que acelerar o bajar el ritmo? ¿Cambiamos de juego? Es una combinación de cosas. Es entender el fútbol y obviamente es tener esa técnica y esos recursos para ayudar como colaboradora".

Observen a Bonmatí, que puede ser tan tenaz como talentosa, y verán que tiene todas esas cualidades. Ante la ausencia de la lesionada Putellas esta temporada, el equipo ha girado en torno a ella. Ella ha respondido con 19 goles en 36 apariciones, incluidos cinco en la Liga de Campeones, además de ocho asistencias, líder en la competencia.

Más feliz jugando en una posición más avanzada en el mediocampo: "Me gusta crear y estar cerca del área", admite, los premios individuales pueden seguir ahora que el Barça ganó un segundo trofeo europeo este pasado fin de semana.

"Creo que a todo el mundo le gustaría ganar el Balón de Oro", dice. "Pero depende de tus actuaciones. Me concentro en mí misma, en lo que puedo hacer mejor y en cómo puedo ayudar al equipo. Mi objetivo es seguir mejorando en las áreas en donde necesito hacerlo y ser mejor que el año anterior. A partir de ahí, estoy segura de que vendrán cosas buenas".

Pero ponerse en posición de ganar regularmente la Liga de Campeones y los Balones de Oro naturalmente aumenta la presión sobre cualquier jugadora, y ese ha sido el aspecto desafiante del éxito del Barça y de Bonmatí. Las exigencias ahora están por las nubes. ¿Estaba preparada mentalmente?

"En el [deporte] de élite, tienes momentos difíciles", dice ella. "Todos los jugadores de élite han pasado por momentos difíciles porque la presión es muy alta, las exigencias que te pones a ti misma son supremas y siempre estás en el centro de atención. Quieres jugar bien cada partido, pero eres una persona al final del día y tienes días malos. Sufres porque quieres estar en tu mejor momento, pero creo que nunca ha sido demasiado para mí. Siempre digo que la peor presión es la presión que me pongo a mí misma. Soy una persona muy autoexigente.

“Es cierto que hay mucho enfoque sobre nosotros y estando en el club que somos y habiendo hecho lo que hemos hecho, estamos obligadas a ganar y a jugar bien. El día que perdemos o empatamos es un desastre. Tienes que aprender a vivir con eso, pero es normal en esta profesión y acepto esa responsabilidad". El Barça perdió la semana pasada, ya que terminó su racha de dos años sin perder en la Liga F, pero con el título asegurado, no fue una catástrofe.

"Perder siempre duele, porque no estamos acostumbradas", agrega Bonmatí. “Pero si lo piensas con la cabeza fría, ya has ganado LaLiga y, sin un objetivo fijo, sin querer, tu cuerpo y tu mente se desconectan. Es más mental que nada. Hay que permitirse perder de vez en cuando. No somos robots”.

Las derrotas son más comunes en Europa. Rumbo al sábado, el Barça había perdido dos de sus tres finales anteriores, ante el Lyon en 2019 y 2022, y había sido derrotado ante el Wolfsburgo y el Bayern de Múnich en los últimos 14 meses. El nivel de competencia en todo el continente significa que igualar la racha de seis Ligas de Campeones de Lyon en los últimos siete años será difícil, incluso si esa es la ambición del Barça.

“Antes, el Lyon eran las reinas del fútbol femenino, pero ahora está más igualado”, dice Bonmatí. "Estamos nosotras, los equipos alemanes, Chelsea, Lyon y Paris Saint-Germain ... sigue cambiando. Tenemos suerte de haber estado en finales en los últimos años, pero quién sabe el año que viene, tal vez no lo estemos. Tienes que valorar [cuatro finales en cinco años].

“Estamos acostumbradas a [llegar a finales] y el día que no lleguemos será un fracaso, pero no es así. Cuesta mucho llegar a la final. Ojalá lleguemos a más, pero ahora es más parejo y eso es positivo para el fútbol femenino.

"[Mantenerse arriba] se trata de reinventarse cada año. Hay mucho trabajo táctico ahora. El nivel siempre está mejorando en ese sentido, entonces [los equipos] se conocen bien. Dependiendo de las jugadoras que tengas, puedes hacer una cosa u otra Creo que este año, con las jugadoras que tenemos, somos más directas en dados momentos que en temporadas anteriores.

“Nuestro estilo siempre será el mismo pero hay facetas, movimientos, conceptos tácticos que cambian, que es lo que te ayuda a mejorar y seguir progresando para que los equipos no encuentren la manera de detenerte”.