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Napoli campeón de Italia: la revancha del Sur contra el Norte

Napoli ganó el tercer Scudetto de su historia Getty Images

Napoli se coronó por tercera vez campeón de la Serie A de Italia. Luego de los dos “Scudetto” (1987 y 1990), a los que habría que sumar la conquista de la Copa UEFA 1989 durante la “era Maradona”, fueron necesarios 33 años para que el equipo del “Burro Celeste” pudiera volver a festejar un título importante. Muchos, especialmente en el exterior, enfatizan lo que en su momento Diego Maradona manifestó respecto a la importancia y la dificultad, para un equipo del Sur de la península, de vencer a los más titulados equipos del Norte y del Centro de Italia, y hablan abiertamente de una "revancha" del Sur del país.

Desde estas líneas, vamos a tratar de explicar brevemente que tanto hay de cierto en todo esto y cuales son las verdaderas razones de ese “enfrentamiento” entre las diferentes regiones del país tricolor.

Efectivamente, si bien el “concepto” de Italia como nación y como pueblo existe desde antes de la dominación romana (la tribu de los Itálicos fue vencida justamente por Roma e incorporada al naciente imperio), la realidad histórica indica que Italia logró unificarse recién en 1860, si bien se tuvo que esperar 10 años más para “liberar” también Roma (bajo dominio del Estado Pontificio) e inclusive hasta el final de la Primera Guerra Mundial para incorporar definitivamente los territorios de Trento y Trieste.

Más allá de la unificación, el país quedó dividido en dos partes diferentes: por un lado el Norte, con sus industrias florecientes, sus eficientes infraestructuras y su administración de escuela francesas y alemana; por el otro el Sur, de economía esencialmente agrícola, con infraestructuras obsoletas, administración de escuela borbónica y por eso excesivamente burocrática y poco ágil, pero con un modelo de vida mucho más empático y sentimental. Podríamos decir mucho más pasional, algo que evidentemente marca una profunda diferencia en la manera de vivir y sentir el deporte.

En el siglo XX especialmente después de la Segunda Gran Guerra, esas diferencias no sólo no se achicaron sino que, por el contrario, fueron ensanchándose. Con el desarrollo del modelo industrial moderno, las carencias del Sur se volvieron más profundas y decisivas, provocando también un importante fenómeno de migración interna, con las poblaciones meridionales que huían de sus tierras para irse a buscar trabajo en las industrias del norte, lo que por encima creó un desagradable clima de “racismo interno”.

Obviamente, eso no podía no trasladarse al fútbol y no es una casualidad que los dueños de los grandes equipos del Norte, los más ganadores, fuesen todos industriales o empresarios exitosos, con gran disponibilidad financiaría.

Luego, como es sabido, el que gana títulos también gana más plata y se queda con los mejores jugadores. Entonces, las diferencias, así como ocurría en lo socio-económico, también se ensanchaban en el fútbol. Por eso, no sólo los habitantes del Sur sufrían racismo y desprecio por parte de (algunos) compatriotas, sino que ni siquiera lograban la satisfacción de “vengarse” en el terreno deportivo.

Hasta que llegó el milagro: un presidente, Corrado Ferlaino, apostó todo a la compra del mejor jugador de la historia, Diego Armando Maradona, quien no traicionó jamás las expectativas, hizo que su equipo finalmente ganara (primer y único equipo del Sur en hacerlo) y por encima vivió esa rivalidad como si fuese un napolitano más, con la misma pasión y el mismo sentimiento. Por eso Maradona está y estará siempre marcado a fuego en el corazón de los napolitanos, aún los más jóvenes que no tuvieron la fortuna de disfrutarlo en una cancha.

Ese milagro, más allá de los excelentes resultados deportivos, terminó en tragedia, porque el club se fundió y tuvo que ser refundado y arrancar desde las divisiones del ascenso, con un nuevo propietario, el productor cinematográfico Aurelio De Laurentiis.

Por todo esto, quizás entonces también este Scudetto 2023 tiene que ser considerado un milagro: porque no hizo falta traer al mejor jugador del mundo, sino que se trabajó en los años, con una política sostenible, sin acumular deuda, se coqueteó con el título en varias temporadas y al final el mismo llegó, al cabo de un galope triunfal, con muchas fechas de anticipación y con un plantel que, construido pacientemente por De Laurentiis y sus colaboradores, juega un fútbol exquisito y no pasa por los tremendos problemas económicos de los “grandes” del Norte.

Y esta, en nuestra opinión, es la verdadera revancha, porque demuestra que, con buena organización e inmutada pasión, el Sur puede competir de igual a igual con cualquiera, lo que nos permite archivar para siempre esa odiosa hostilidad entre dos partes de un mismo, maravilloso país.