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A Miguel Herrera le urge deshacerse del piojoso 'Piojo'

LOS ÁNGELES — Miguel Herrera inició ya su gira de proselitismo para regresar a la Selección Mexicana. Tiene la bendición del Salón Oval de Televisa y achichincles circunscritos. Es, además, la tabla de salvación de Yon de Luisa, aún presidente de la FMF, y quien tiene los días contados, al menos para rendir su informe sobre la hecatombe tricolor en Qatar 2022.

Hay un dicho popular irrefutable: “Chango viejo no aprende maromas nuevas”. Sin embargo, El Piojo asegura que está bajo terapia. En su peregrinar por diferentes medios, para recuperar voz propia y votos ajenos, asegura que tiene su propio coach de vida.

En pocas palabras, Miguel Herrera, por fin, ha descubierto que su mejor enemigo, es su piojoso “Piojo”. Lo más temible de él, es su desdoblamiento de personalidad. Porque, aunque El Piojo se vista de seda, piojo se queda, y el elegantemente ataviado Dr. Jekyll hace erupción y se convierte en Mr. Hyde, y él mismo es capaz de dinamitar su propia estatura. Le ha pasado, y por aquella sabiduría popular de los changos viejos, le puede seguir pasando.

En alguna de las charlas que ha tenido en este proselitista deambular por los medios, ya sufrió más de un desliz. Después de su Némesis #1, El Piojo, Miguel Herrera sabe que tiene un Némesis #2: Christian Martinolli. Ha dicho que no serán amigos, que no se sentarán a tomar un café, y que tampoco lo incluirá en su agenda de Tinder. ¡Mal!

Su propio psiquiatra, psicólogo, gurú, coach, geisha, cartomanciana, lavandera, comadrona, terapista o charlatán, lo que sea, debió recomendarle que, primeramente, confronte a esa pesadilla que en realidad son dos: Martinolli y Luis García. “Mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos más”: #ElPadrino2.

¿Es el técnico correcto? Para Emilio Azcárraga Jean y su corte de serviles, sin duda. Además, De Luisa está convencido de que puede convencer a su patrón de esa nueva oportunidad para Herrera. Parte de esa argumentación, es esta excursión proselitista que ha iniciado.

El aún presidente de la FMF sólo tiene una duda: ¿qué director de selecciones nacionales puede meter en cintura al Neanderthal Piojo? Sabe que sólo hay uno: Ricardo Peláez. Con él, ni remotamente habría ocurrido aquel pasaje en el aeropuerto de Filadelfia. Se habría anticipado. Pero, recuérdese que estaba al mando Héctor González Iñárritu, más preocupado por las ofertas y los saldos del Duty Free que por estar al tanto de la delegación.

Peláez habría evitado el exabrupto de Herrera, quien evidentemente por cuestiones de físico y de leyes físicas, ni siquiera tocó a Martinolli. El Piojo tendría que haberse subido a una silla o a un brincolín para poder alcanzar al narrador estelar de TV Azteca. A lo sumo, debió provocarle un ataque de sinusitis o de asma, con el violento aironazo del golpe que lanzó sin éxito.

¿Y si no es Peláez? Ahí hay un problema. Hay quien sugiere a Duilio Davino para hacerse cargo de selecciones nacionales, obviamente con problemas de amnesia sobre todo aquello que ocurrió en Monterrey. La mejor opción para el puesto sería Javier Aguirre, y en su defecto, el regreso de Néstor de la Torre, quien goza de pocas simpatías en el Salón Oval de la Rosa de Guadalupe.

¿En cuestiones cancha, es él, el adecuado? Habida cuenta que Guillermo Almada voltea entre suspiros hacia su Uruguay del alma, en espera de que le tiren una flor o al menos la maceta, la mejor opción sería Herrera en el medio mexicano.

Mientras, México sigue sumido en ese estado de coma, recetado por el errático De Luisa, al pedir 60 días de amparo, de gracia, de tregua, de desesperación y pánico, el mundo del futbol ha cobrado vida de manera intensa, mientras en la Liga Mx, por diversos motivos, en su primera jornada, vio suspendidos dos partidos.

El Tri arrancará en marzo la actividad ante dos menesterosos de la menesterosa zona de Concacaf: Surinam y Jamaica. Queda poco tiempo para conseguir que un técnico ajeno al futbol mexicano, pueda al menos poner en pie de guerra a un equipo, a pesar de la fragilidad de los oponentes. Al menos Herrera, quien se quejó de los –a su juicio—prófugos de geriatría que dirigía en Tigres, ahora podrá disponer de una base totalmente rejuvenecida, ya sin los antediluvianos con los que se encaprichó Gerardo Martino.

Cierto, El Piojo fracasó con Tigres. Culpa suya totalmente. Se vio débil ante el grupo sólido de jugadores extranjeros, y mintió al no reconocer la fragilidad de su cuadro bajo, en el que tuvo que tapar hoyos, destapando otros, y su juicio de un equipo avejentado, al llamarlo casi decrépito, fue muy desafortunado e irrespetuoso. Claro, la corte de ancianos, según él, le pasó factura.

Herrera está relativamente actualizado, pero, sin duda, entiende perfectamente la forma de juego que le conviene al futbolista mexicano. Y sabe sensibilizarlo de la responsabilidad de representar al Tri. Sigue cometiendo errores al tener que improvisar, pero también ha conseguido que las modificaciones que hace, en la marcha del juego, sean efectivas.

Tiene la experiencia del Mundial de Brasil, aunque la infausta Copa Oro que ganó se vio percudida con horrores arbitrales contra Panamá y Costa Rica, aunque la final ante Jamaica sí la ganó con autoridad, pero el daño ya estaba hecho con el rescate de los silbantes en los juegos previos.

Recuérdese que a fines de 20221 y a principios de 2022, él era el candidato emergente para relevar a Gerardo Martino, pero, él mismo lo arruinó al vociferar contra el argentino en el mes de marzo. “Nos brinca porqué no va a los partidos por cuestión de salud, pero si no tiene salud, se tendría que hacer a un lado, más allá, no sé qué tenga. Si vuela a Argentina, tendría que volar a Honduras”, dijo El Piojo posesionándose demoniacamente de Miguel Herrera.

Sus declaraciones irrespetuosas, lo segregaron, y la FMF debió aguantar a Martino hasta Qatar, con el desastre final que ya se conoce. Por eso, esta vez, en su expedición mediática y proselitista, quiere convencer al futbol mexicano que ha cambiado y que conectará, ahora sí, su musculo más poderoso, la lengua, con el más desacertado, el cerebro.

¿Qué heredaría Herrera? Un desafío gigantesco. Comenzar de cero con el Tri, y orientar todo el trabajo hacia el Mundial 2026, en el que México, siempre jugará de local, primero en su propio suelo, y después en cualquier plaza de Estados Unidos.

Al final, Martino no dejó ninguna plataforma útil para el proceso 2026. Vaya, ni siquiera el informe, porque esa versión de que presentó un recuento de daños, ha sido desmentida desde dentro de la FMF. Imagínese Usted si el Tata habrá querido enviar un informe, después de la forma tan desleal y traicionera, en la que arribó al aeropuerto de la Ciudad de México, por las vías normales, cuando cada cuatro años, se blindaba al entrenador en su salida. Sí, Yon de Luisa lo abandonó a su suerte y a la ira popular. Al final, Martino debió irse de México a Argentina, en un vuelo madrugador, casi a escondidas, abandonado por la FMF, para evitar problemas.

Pero, ese es el escenario al final: Miguel Herrera con su circo itinerante, trata de convencer a todos los escépticos que ese Piojo, ese chango viejo, aún puede aprender maromas nuevas.