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Neymar y Messi, parte de tres claves para Brasil y Argentina

¿Lo puedes sentir? Sí, te pregunto a ti, que estás palpitando el clásico más vibrante del fútbol mundial entre Brasil y Argentina, aquel que se vivirá este jueves por la noche. ¿Podés sentir esa electricidad que cursa por cada ciudad que vive y respira el fútbol, desde Belo Horizonte hasta Buenos Aires, desde un bar argentino en Queens, Nueva York a una peña brasileña en Portugal?

Este no es un partido ordinario, señores. Las reglas dirán que hay solo tres puntos en juego, pero la realidad indica que Argentina va sexta en las Eliminatorias rumbo al Mundial 2018 y, si estas terminaran hoy, estaría fuera de la máxima cita futbolera por primera vez desde 1970. En Brasil se frotan las manos porque han recuperado la alegría y están solos en la cima de la fase clasificatoria tras 10 fechas con ocho por disputarse, ¿y que mejor manera de poner un pie en Rusia que hundiendo a tu más acérrimo rival en el camino?

La última vez que estos dos titanes se vieron las caras fue el 13 de noviembre del 2015 y empataron 1-1 en El Monumental de Buenos Aires. Lavezzi había puesto a la Albiceleste en ventaja, pero Lucas Lima igualó el marcador en el segundo tiempo. Esta vez Argentina será la que intente obtener un resultado positivo en territorio hostil con un as en la manga que no tenían en aquel entonces. No sé si lo conocen, se llama Lionel Messi, y él es el protagonista de la primera de tres claves de este Superclásico internacional.

1. Duelo de Cracks: Neymar vs. Messi

Algunos lo quieren para ser Presidente de Estados Unidos, otros se desvelan por su tatuaje nuevo, pero en Argentina todo lo que le piden a Messi es que él reedite su tarde mágica en Nueva Jersey allá por junio del 2012 y vuelva a meter un triplete para ganarle a Brasil.

La Verdeamarelha prevaleció la última vez que estos dos compañeros en el Barcelona se vieron las caras como rivales. Eso sucedió durante un amistoso disputado en China en octubre del 2014 y Neymar apuntaló una victoria de sus compatriotas por 2-0 con un doblete de Diego Tardelli.

En aquel entonces, Messi se erró un penal que hubiese significado el empate transitorio argentino y “pudo haber cambiado el partido” según la Pulga en aquel entonces. Ambos jugadores son similares pero distintos a la misma vez.

Tiren lo que los ven hacer en el Barcelona por la ventana, ya que sus respectivas realidades en la selección no podrían ser más distintas a las de su club. Los dos son soles que iluminan un circuito futbolístico, el cual tiende a apagarse sin ellos, y lo más importante no será si les llega el balón, sino que donde.

Uno de los dos se verá obligado a retroceder hasta tan lejos como la mitad de cancha para generar juego. Eso los desgastará y expondrá a las patadas rivales mientras intentan crear algo de la nada. El que logre evitarlo será el que gane la pulseada.

2. Duelo de Corazones: El gasto emocional

El Estadio Mineirao solía ser una fortaleza con capacidad para más de 60 mil personas para Brasil donde se forjaban leyendas y recuerdos como la victoria por penales contra Chile por los Octavos de Final del Mundial 2014. Sin embargo, ese encanto se desvaneció con cinco goles en 30 minutos, con un 1-7 imborrable de Alemania en las semifinales de ese mismo torneo. Eso no fue solo una goleada, fue un trauma colectivo del cual la comunidad brasilera recién está saliendo de a poquito, paso a paso y gol a gol.

Un comienzo adverso nada menos que ante Argentina o unos 20 minutos iniciales poco convincentes sin que se abra el marcador a favor de los locales podrían llegar a ser contraproducentes.

Argentina, por su parte, no gana en Brasil desde un amistoso en 1998 por la mínima diferencia con gol del “Piojo” López y cuando se trata de encuentros clasificatorios a la Copa del Mundo siempre se volvió a casa con un 1-3 adverso de regalo.

¿Acaso esta vez la historia será distinta o, al menos, más pareja para los visitantes?

El convencimiento de que pueden ganar está para los subcampeones del mundo, pero convertirlo en realidad en el territorio más hostil posible es otra cosa.

3. Duelo de Técnicos: Edgardo Bauza vs. Tité

Estos dos flamantes entrenadores de sus respectivas selecciones afrontan su primer clásico continental con los ojos del mundo depositados firmemente en ellos, pero sus presentes no podrían ser más distintos.

Bauza no hace pie y parece estar perdido desde que asumió. Los cambios llegan tarde y no surten efecto, sus convicciones defensivas tan elogiadas en equipos campeones de la Copa Libertadores como la LDU de Quito y San Lorenzo se ven perdidas en una laguna de dudas para una línea de fondo que deja espacios cuando su equipo ataca y es lenta para responder a la salida en velocidad del rival, como en el gol de la victoria de Paraguay la fecha pasada.

Bauza tampoco es archi conocido como motivador y no parece llegarles a jugadores bajoneados que son vitales para el funcionamiento argentino como Sergio Agüero y Ángel Di María, al menos hasta ahora.

Su 4-2-3-1 no convenció contra Paraguay y lo que le queda es prenderle velas a Messi para no preguntarse si seguirá en el puesto para marzo del 2017.

Tité, por otro lado, tiene más rédito que el Fondo Monetario Internacional y nunca ha perdido en sus tres enfrentamientos con Bauza como D.T. (dos victorias y un empate).

Brasil ha convertido más goles en cuatro partidos bajo la conducción de Tité (12) que los 11 con Dunga como técnico en las seis jornadas anteriores, manteniendo su valla invicta en tres de esos encuentros.

A diferencia de lo que le pasa a Bauza, sus jugadores compraron lo que él vendía y lo ejecutaron a la perfección desde aquella primera prueba de fuego en Quito. Ya sea con un 4-5-1 como contra Ecuador o un 4-3-3 ante Bolivia, sus esquemas se adaptan a los jugadores, al rival y a la situación del partido.

Los ajustes que ambos hagan a medida que avance el trámite podrían ser tan vitales como cualquier pincelada de uno de sus 11 cracks dentro de la cancha.