Espanyol y Málaga pagan su mala puntería

BARCELONA (Jordi Blanco/Corresponsal) -- Espanyol y Málaga demostraron que andan en tránsito hacia no se sabe dónde tras un partido insulso en el que apenas valió la pena contemplar los últimos diez minutos de la primera mitad, cuando los periquitos tuvieron tres ocasiones claras a las que respondió el Málaga con otras dos no menos evidentes. Nadie marcó, ni Sergio García en la recta final, y el 0-0 condenó a ambos a la más absoluta mediocridad.

Malas sensaciones mostró el Espanyol de Javier Aguirre, que no mejoró sus prestaciones respecto al pasado sábado en el campo del Levante y al que salvó primero el travesaño y después Kiko Casilla de una derrota que sin ser justa tampoco habría sido extraña.

Lo que cabe preguntarse es qué ha ocurrido con este equipo que hizo de la intensidad su tarjeta de presentación. Apareció por última vez en su máxima expresión la noche en que derrotó al Atlético de Madrid en este mismo escenario pero a partir de ahí se da por desaparecida.

Si en València no se vio por ningún lado, ante el Málaga fue una repetición decepcionante. Sorprendió otra vez el Vasco colocando en el once inicial a Jhon Córdoba y, curiosamente, el colombiano fue de lo mejor del equipo… para que el entrenador en una muy discutible decisión le sacara del campo en el descanso.

Quien estuvo todo el partido fue Sergio García, quien mostró su lentitud a los 37 minutos y su poco tino a los 86 en dos ocasiones meridianas que habrían por lo menos ocultado las limitaciones de un Espanyol en el que Héctor Moreno jugó los 90 minutos sin ningún problema.

Del Málaga no hay mucho mejor a comentar. El equipo de Schuster, que recibió una manita el sábado de manos del Celta, evidenció una idea de juego más clara, llevó el peso del partido, buscó más la profundidad y acabó rendido a su mala puntería.

Roque Santa Cruz falló un gol cantado enviando el balón al larguero cuando tenía toda la portería para él y pensó que acabaría mostrando en el marcador su superioridad futbolística, pero acabó contagiándose del depresivo juego del Espanyol.

Empatados a nada, el Espanyol acudirá el viernes al derbi con la necesidad de cambiar sus sensaciones. Para el Málaga, que llegó a Cornellà después de tres derrotas consecutivas, el empate fue un mínimo balón de oxígeno. Pero se le exigirá una clara mejoría el fin de semana ante el Betis sino quiere verse en puestos de descenso.