Monarcas se corona ante Atlas en épica final de Copa

MORELIA (Omar Fares/ESPN.com) -- Los escenarios tranquilos no están hechos para el Atlas. Y su regreso a una final por un título tenía que ser así. Vibrante. Emotiva. Dramática. Intensa. Temeraria. Cardiaca. De principio a fin, y por más que su técnico José Luis Mata o cualquier otro hubiera planeado a la perfección el partido tratando de prevenir cualquier inconveniente, la circunstancia más inesperada se hubiera presentado para poner los ingredientes ya mencionados.

Monarcas, por su parte, también ha vivido finales memorables, como aquella contra Toluca que se definió en serie de penaltis con el héroe indómito Ángel David Comizzo en el Invierno 2000. O contra Pumas en el Clausura 2011.

En este episodio final del Torneo de Copa ambos equipos chocaron con la convicción de que ese trofeo menospreciado por otros equipos, lo iban a pelear con una rabia que se mantendría mientras estuvieran en la cancha.

Un escenario perfecto, con el estadio Morelos abarrotado con 31 mil aficionados y sus corazones latiendo durante 90 minutos para aplaudir al campeón.

Los de Monarcas, que eran mayoría no paraban de alentar a su equipo. Pero los aproximadamente 4 mil 500 seguidores rojinegros que hicieron el viaje no declinaban, recordando siempre sus batallas perdidas.

Esta noche inolvidable no sería la excepción.

Monarcas tuvo su héroe con un Federico Vilar imbatible en la serie decisiva de los penaltis. Detuvo tres, a Vuoso, Cufré y Lucas Ayala. Fue una noche insólita en la que el portero argentino adivinó todo, mientras que Atlas, con sus villanos, falló una vez más.

Antes, el juego había concluido empatado 3-3 y debió definir en los penaltis para terminar 6-4. Los autores de los goles fueron Mancilla, Vilar y Zamorano. Por Atlas solo anotó Flavio Santos.

DOMINIO DE LA MONARQUÍA

En los primeros minutos cualquiera hubiera pensado que el partido cualquiera de los presentes en el inmueble o quien estuviera siguiendo el juego por televisión o cualquier medio electrónico habría apostado por la remontada del Atlas.

Al 6, Jefferson Montero aprovechó el titubeo del defensa Giovani León con Amaury Ponce, quienes no se comunicaron y vieron cómo el ecuatoriano pasaba entre ellos y se quitaba a Pinto para hacer estallar las redes y las tribunas con el 1-0.

Seis minutos después Atlas seguía sin reaccionar, y Édgar Andrade sorprendió con un tiro de media distancia a Pinto, quien se encontraba adelantado en su área y su recorrido no le alcanzó para interceptar el tiro directo a su portería. 2-0 que parecía lapidario al 12.

Los rojinegros parecían doblegados, Monarcas controlaba por completo, le tocaba el balón de un lado a otro y sólo orillaba al desgasta a su rival que corría de un lado a otro.

Atlas era un caos, Erpen le gritaba a sus compañeros y todo indicaba que iba camino a su sepultura.

REACCIÓN BRAVÍA

El primer tiempo agonizaba y en el campo no se percibía un síntoma de vida en el Atlas. Hasta que a cinco minutos del final, en un disparo que iba que ya había superado a Vilar, fue cortado en el área con la mano de Carlos Adrián Morales.

El árbitro Fernando Guerrero no dudó en marcarlo y no sólo eso, sino además expulsó a Carlos, lo cual fue bien interpretado por los Zorros: era el momento de la resurrección.

Omar Bravo, el delantero odiado cuando llegó al Atlas en el Clausura 2013 por sus raíces chivas, héroe de esa misma campaña con goles decisivos, ahora estaba frente a otra oportunidad para reencontrar el partido. El mochiteco fue letal y acercó a su equipo con el 2-1 al 40.

Pero si en ese instante Omar era el héroe, se convertiría en el villano justo al 45. Atlas tenía todo a su favor para ir hacia el empate con un Monarcas disminuido numéricamente y en lo anímico.

Bravo se hizo expulsar y las condiciones quedaron iguales para una segunda parte intensa.

ZORRO INDOMABLE

El arranque de la parte complementaria fue obsequio inolvidable para los presentes. Al 51, Vuoso empató y aparte les ofreció a sus aficionados su baile grotesco para celebrar la gloria de emparejar el marcador.

Tan solo sesenta segundos después, Mancilla, quien en el Atlas nunca pudo identificarse nuevamente aventajó con el 3-2.

Pero Atlas no estaba dispuesto a someterse. Ya estaba en la inercia de un camino sin retorno y nadie le quitaría la ilusión de pelear ese trofeo tan anhelado. Al 58, el jugador menos talentoso, Lucas Ayala sacó un disparo violento para el 3-3.

Lo que siguió fueron dos equipos esforzados, transpirando, que mordieron cada centímetro. Lo cierto, que mientras más se prolongaba el partido era entrar a los terrenos del Atlas, es decir al del drama, esa parte que conoce muy bien, pero de la que no sabe salir bien librado.

Y así sucedió.

Al final, una serie de penaltis emocionante en la que Vilas se proyectó como el gran héroe para que los más de 30 mil aficionados corearan su nombre para brindarles el título del Torneo de Copa.

Y mientras Atlas, a esperar otra oportunidad más.