El Barcelona saca petróleo en Portugal

Ferran Torres hizo el trabajo para el Barcelona en el primer tiempo.
Ferran Torres hizo el trabajo para el Barcelona en el primer tiempo.
AP

PORTO (Jordi Blanco, enviado) -- El Barcelona puso un pie, y más, en los octavos de final de la Champions League llevándose de Do Dragao una victoria que se sospecha trascendental en la suerte del grupo. Venció el equipo de Xavi por 0-1 un partido áspero y en el que nunca se sintió cómodo frente a un Porto que, casi siempre bien asentado en defensa, le buscó las cosquillas a base de una presión asfixiante en la salida de balón y en rápidos contragolpes que no siempre fueron bien defendidos por la zaga azulgrana. La fortuna, tantas veces esquiva en Europa los últimos años, puso el resto para decidir el duelo.

El partido número 100 de Xavi en el banquillo no pasará a la historia por su brillantez, menos aún por su dominio, pero dio a entender que al Barça le ha abandonado el mal fario. Aunque futbolísticamente redondease una noche deficiente.

Le costó al campeón español hacerse ver. Desasistido de Frenkie de Jong, a Oriol Romeu le costó un mundo establecerse en el campo y a los dos minutos ya había perdido dos balones en terreno propio que pusieron de los nervios al entrenador, insistente en que sus jugadores combinasen con mayor rapidez y desesperado ante el poco tino de Gundogan, quedando el centro del campo abierto e insuficiente de comandar para el incansable Gavi, tan predispuesto al corte como atento al pase.

No remató a puerta el Barça hasta los 22 minutos, por medio de Joao Félix en un disparo que rechazó a corner Diogo Costa. Para entonces ya andaba renqueante Lewandowski, víctima de una dura entrada al tobillo de Carmo que no fue considerada ni falta... Y que acabó poco después con el polaco sustituido por Ferran Torres.

A falta de combinación, el Barça entendió más adecuado jugar en transiciones rápidas, ya fuera buscando a Lamine Yamal, siempre dispuesto, a Joao Félix, tan metido en el juego como pitado por la hinchada, o a Balde, cada día más estirado en ataque.

Pero agobiado y deseando la llegada del descanso, la suerte sonrió al Barcelona en un balón dividido en el centro del campo que aprovechó el hasta entonces casi invisible Gundogan para llevárselo y esperar la carrera de Ferran Torres, a quien sirvió un pase adelantado que el delantero valenciano, veloz y contundente, convirtió en gol ante la media salida del meta local.

DUDAS

Premiado con ese gol en el desemboque del primer tiempo, el Barça no cambió, extrañamente, de planteamiento al regreso del vestuario. Quiso contemporizar, se volvió a ver agobiado por la presión del Porto y volvió a sufrir lo mismo que antes.

Koundé, a los 53 minutos, puso un pie salvador cuando Pepe se disponía a rematar, solo tras su carrera, sobre el desguarnecido Ter Stegen y poco después fue Araújo el que evitó sustos mayores, en un agobio continuado, con el Porto buscando sin descanso la meta azulgrana y el Barça intentando contemporizar y jugar hacia las bandas, otra vez muy inferior en el centro del campo.

Cuando peor lo pasaba en el césped, con Lamine Yamal lesionado, y roto el equipo por el eje, una jugada embarullada en el área le castigo, por mano, el árbitro con penalti... Que el VAR anuló para darle un poco más de aire ante un rush final cardiaco y sufridor, incapaz de defender con la pelota y aculado sin remedio ante el empuje de un Porto enrabietado pero incapaz en el remate.