LOS ANGELES -- Alguien le preguntó a Yasiel Puig cómo había tomado el mensaje que le enviaron dos días atrás.

"¿Cuál mensaje?", contestó Puig, en español.

Buen punto. ¿Se referían al mensaje de texto que le envió su mamá, el mensaje de voz de un amigo o los 45 correos electrónicos nuevos en su bandeja de entrada? Tienen que admitir, hoy en día se pueden hablar de diversos mensajes.

Una de las cosas hermosas de la completa experiencia Puig es que, sin importar cuánto drama lo rodea, cuánta atención reciba en la televisión, el internet, el universo de Twitter, los periódicos, radio, telegramas, mensajes en botellas y los rumores de la calle, a él parece no importarle.

Tenía una sonrisa pasmada cuando describió su preparación para el juego del viernes.

"Vine simplemente a jugar pelota, como siempre hago", dijo Puig.

Y va a jugar, esencialmente, a su manera. Eso ha quedado bastante claro a esta altura. ¿Debemos apartarnos todos y ver cómo se desarrolla?

Los Dodgers tuvieron una práctica de bateo al mediodía el viernes. Entre los participante estaba el veterano de 10 temporadas Adrián González, pero no Puig, quien aún tiene que afinar su juego en su tercer mes en las grandes ligas.

Es fácil encontrarle el problema a eso. Puig había sido sacado del juego tras cuatro entradas en el partido anterior por no lucir concentrado en su juego en el jardín derecho siguiendo una mala aparición al plato. El llegar a la práctica del viernes temprano, podría haber demostrado que había sido propiamente disciplinado. Pero Puig no parece el tipo de ser deferente, y una vez más tenía la respuesta perfecta. Produjo.

La última vez que Don Mattingly lo sentó, Puig conectó el cuadrangular decisivo después de haber entrado como un reemplazo defensivo. En esa ocasión, se fue de 5-3 con una carrera impulsada, un doble y dos bases robadas en la victoria de 9-2 de los Dodgers sobre los Padres de San Diego. Estuvo en el medio de dos de los tres repuntes anotadores de los Dodgers. Esta fue una respuesta más completa para sus críticos, más impresionante que un swing en el primer lanzamiento en Miami.

Y, para que sepan, el acercamiento de González también produjo. Conectó un par de cuadrangulares de dos carreras, más que suficientes para proveer la ofensiva que respaldara a Hyun-Jin Ryu, quien ganó su decimotercer partido con un 6 1/3 entradas fluidas.

Les puede agradar Puig o no, pero nadie puede negar que es un jugador de béisbol tremendamente habilidoso.

Uno de los datos sorprendentes de esta temporada es que, durante 77 partidos, Puig se ha robado solamente 10 bases. Dada su velocidad, parce que es uno de los pocos jugadores que pueden lograr un 30-30 en una temporada y, quizás, el año próximo intente alcanzar algo así, a menos que eso sea ponerse una meta muy baja.

Puig dijo que ha sido más selectivo a la hora de robar porque los Dodgers están "acercándose a los playoffs", pero añadió, "Veremos cómo sigue el año que viene". Admitió que tiene una meta estadística para el 2014. Aún no la quiere divulgar.

Mientras tanto, en lo que él piensa sobre cómo mejorar su juego, el resto del mundo estará pendiente de ver cómo pule su personalidad.

Mayormente, los Dodgers -- mientras lo acomodan todo para tratar de lograr la corrida más profunda que puedan en octubre -- necesitan producción por parte de una alineación que ha sido totalmente diferente desde que llegó Puig. Ellos, sin embargo, también necesitan saber que él no cometerá el error decisivo en octubre que defina su temporada.

A esos fines, simplemente necesitan saber que él está prestando atención, que está escuchando. E insisten que es así, al menos de vez en cuando.

"He visto jugadores en Cooperstown que también fallaban en hacer el relevo correcto en sus tiros al cuadro interior... creo que él ha progresado mucho", opinó el gerente general Ned Colletti.

Mattingly estaba de poca paciencia después del partido cuando alguien le preguntó qué había visto en el desempeño de Puig el viernes que no vio el miércoles. Es justo decir que los Dodgers no quieren que la narrativa de su temporada sea limitada a las pruebas y tribulaciones de este talento volátil. Ni debería serlo.

"Estuvo bien. Jugó el juego que quería", contestó Mattingly. "El otro día ya pasó. Esta noche estuvo bien. Jugó con energía, tomó una buena decisión en un batazo entre dos, tuvo buenos brincos en las bases que robó, fue paciente.

"Pienso que jugó bien".