<
>

Un contraste brutal

Protestas y disturbios en las calles de San Pablo Getty Images

SAN PABLO (Enviado especial) -- No hace falta hacer un balance a nivel país para confirmar la dicotomía que existe entre los que celebran y los que se oponen a la organización del Mundial en Brasil. Las diferencias quedan expuestas a pocos kilómetros de distancia.

Cerca de las 10:30, cuando podíamos transitar sin demasiado tráfico hacia el estadio Itaquerao desde el aeropuerto de Congonhas, casi en simultáneo se producían violentos incidentes entre manifestantes y la policía militarizada de San Pablo.

Según informa Folha de Sao Paulo, al menos seis personas resultaron heridas por el accionar represivo de la policía, que impidió el bloqueo de la Radial Leste, uno de los principales accesos para el hoy conocido como Arena Corinthians. En una de las cuatro manifestaciones programadas para el día de la inauguración de Brasil 2014, los efectivos arrojaron gases lacrimógenos y balas de goma. Por otra parte, en el "minuto a minuto" de la sección Deportes del diario O Estado de Sao Paulo, hay más referencias a las protestas que a la previa del evento deportivo.

Seguramente los cientos de hinchas, brasileños y extranjeros, que estaban cantando, gritando y sacándose fotos en la estación de Metro adyacente a la cancha, no estaban enterados de lo que sucedía a pocos kilómetros de ahí. Lo mismo que nos ocurrió a nosotros, hasta que llegó la noticia vía Twitter. Un Metro que, dicho sea de paso, retomó momentáneamente su actividad después de seis días de huelga y el despido de 42 empleados.

Difícil describir con palabras lo que se ve en la previa de un partido de Mundial. Hay abrazos, pedidos de fotos, mucha selfie (¿hasta cuándo?), intercambio de camisetas, saltos, canciones y hasta un jóven con la máscara gigante de Diego Maradona y una remera con la inscripción: "Soy brasileño, hermano".

Una mezcla de culturas que regala creatividad en los disfraces, belleza, algunos papelones y mucho color. Antes de Brasil vs. Croacia no hace falta aclararlo: todo se pintó de amarillo.

En el Arena Corinthians la fiesta de los hinchas comenzó a vivirse desde temprano. Muy cerca, un grupo de compatriotas no tiene nada para festejar. Parecen dos países, a pocos kilómetros de distancia.