SAN PABLO (Enviado especial) -- El único momento en que aminoró fue cuando caminó el perímetro de la cancha, con la camiseta de Gonzalo Jara en el hombro, para saludar a sus hinchas al término del partido. La velocidad de Arjen Robben fue el arma letal que tuvo Holanda, frente a una selección de Chile que salió a buscar el partido desde el primer minuto.
El triunfo por 2-0 en el Arena Corinthians le permite finalizar como líder del Grupo B del Mundial al combinado europeo de Van Gaal, un equipo que jugó a contrarrestar la dinámica de Chile, esperándolo en su campo, tratando de robar la pelota y salir rápido de contra. Porque el realmente rápido fue Robben. Esta vez, a Alexis Sánchez y Eduardo Vargas les costó desequilibrar.
Chile se va derrotado, pero con la cabeza en alto. Buscó siempre la victoria que le evitara el cruce de octavos contra el líder del Grupo A. Lo hizo desde la intención y los cambios que dispuso Jorge Sampaoli en el 2º tiempo. Pero no pudo plasmarlo.
Su 64 por ciento de posesión no se tradujo en situaciones netas de gol. Apenas siete remates, de los cuales uno fue bajo los tres palos. Encontró las mejores chances con interesantes jugadas de pizarrón, que no tuvieron el final deseado.
La Roja sufrió el agobio de los jugadores naranjas, que cometieron 25 faltas durante los 90 minutos. Sin embargo, el árbitro Bakary Gassama sólo amonestó a Daley Blind, quien esta noche tendrá pesadillas con Alexis.
Sampaoli se la jugó con Beausejour, el pedido Valdivia y con Pinilla, pero Chile siguió sin poder entrarle a su rival. Los cambios sí cambiaron a Holanda. La apertura del marcador llegó a los 77, luego de un centro por la derecha que cabeceó cruzado un solitario Leroy Fer. La defensa chilena, de baja estatura, no perdió de arriba. Ni siquiera lo marcó.
Y en el descuento, cuando Chile iba por el empate sin luces, llegó la corrida eléctrica de Robben por izquierda y el centro al medio para que empuje el también ingresado Memphis Depay.
Holanda apostó a las corridas de Robben. A Chile no le alcanzó con correr y meter. Le faltó juego y profundidad.
Octavos de final es una chance ideal para mejorar.