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Barça ahora compite con Chelsea y Manchester United por Juan Cuadrado

AP

BARCELONA --
El FC Barcelona, que persigue el fichaje de un lateral derecho, mantiene abiertos varios frentes a la espera de saber qué ocurrirá con Juan Cuadrado, el futbolista preferido tanto por la dirección deportiva como por el entrenador pero cuya incorporación se contempla muy difícil.

La Fiorentina, de acuerdo a reportes cercanos al club viola, sabe que el jugador tiene en el Barça a su primera opción pero la poca agresividad negociadora que contempla su presidente, Andrea Della Valle, en los interlocutores que tratan en nombre del club azulgrana le hacen sospechar que la entidad presidida por Josep Maria Bartomeu no tiene capacidad financiera para competir con otros aspirantes al fichaje, llámense Manchester United o Chelsea.

Fuentes próximas al Manchester United confirmaron a ESPN que Louis van Gaal animó al club de Old Trafford a presentar una oferta por Cuadrado "pero sin enloquecer" por cuanto el entrenador holandés mantiene sus ojos en el argentino Di María como gran objetivo y con un presupuesto que alcanzaría, entre traspaso y salario para el jugador, los 100 millones de dólares.

Así las cosas, el ManU podría destinar no más de 65 para la operación del colombiano, al que ya se le deslizó la pretensión de pagarle un sueldo de 5.5 millones de dólares anuales por 4 años de contrato. Eso sumaría 22 millones de dólares, por lo que la cantidad que destinaría el club al traspaso no superaría los 43 millones.

Dichas cantidades ya están por encima de lo máximo que estaría dispuesto a desembolsar el Barça en la operación. En el Camp Nou se convino ofrecerle un contrato anual de 4.5 millones de dólares, sin contar los extras por títulos y rendimiento, aunque por cinco años, eso sí.

En lo que al traspaso a la Fiorentina se refiere, el Barcelona alcanzaría los 40 millones de dólares contando los variables, con lo que la operación en su conjunto, en el máximo de los casos, estaría por debajo de los 63 millones de dólares en total.

CHELSEA ENTRA EN JUEGO
Pero a todo el galimatías, en las últimas horas se le ha sumado un nuevo y peligroso rival: el Chelsea de Roman Abramovich.

Si Louis van Gaal está convencido de sacrificar al brasileño Rafael da Silva para dar cabida a Cuadrado, José Mourinho tiene previsto recolocar como central o hasta mediocentro a Ivanovic (una vez traspasado David Luiz) para colocar en la banda derecha al colombiano. Y a la capacidad económica, el Chelsea le suma otro factor: la seducción y buena relación con la Fiorentina.

El club de Stamford Bridge sorprendió hace pocos días permitiendo la marcha, como cedido, de Marko Marin a la Fiore. La negociación entre los ejecutivos ingleses e italianos fue supersónica por cuanto el Chelsea no exigió contraprestación económica alguna más allá de que la Fiorentina se hiciera cargo del salario del futbolista, reservándose además una opción de compra para el próximo año por una cantidad no revelada.

Lo que en un principio no tenía más secreto, podría ahora abrir la puerta a un segundo capítulo y que sería el interés, confirmado por las mismas fuentes cercanas al Manchester United, en el fichaje de Cuadrado por parte de un Chelsea dispuesto a licitar por encima de cualquier propuesta.

Quiere esto decir, que a Abramovich no le temblaría el pulso a la hora de alcanzar los 50 millones de dólares en concepto de traspaso e igualar los 5.5 de salario para el polivalente jugador colombiano, lo que colocaría al Chelsea en una posición más que ventajosa.

Desde el Barcelona se juega la carta personal de Juan Cuadrado, quien en los últimos días ha dado a entender al presidente de la Fiorentina su pretensión de sumarse al proyecto del Barcelona por encima de cualquier otro club.

Mudo con los medios, el colombiano ha mostrado sus intenciones con hechos tan inocentes como claros: durante su presencia en Sevilla para el partido ante el Betis Cuadrado no atendió el requerimiento de ningún periodista... Pero acudió raudo y amable a la solicitud de unos aficionados para que estampara su firma sobre una camiseta del FC Barcelona.

Un guiño de fácil interpretación, pero que no significa nada más allá de la anécdota. Porque el Barça no acaba de poner toda la carne en el asador por un fichaje que Luis Enrique entiende providencial y que a medida que pasan las horas va complicándose más y más.