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El enésimo rol de LeBron James

El jugador estrella de los Cleveland Cavaliers, LeBron James, se mostró motivadísimo durante el encuentro que vio a su equipo derrotar a los Denver Nuggets por 110-101 este viernes.

No sólo urgía la victoria para unos Cavs renqueantes en este inicio de campeonato (marca de 2-3) cuya pretensión es estar entre los mejores de la liga, sino que era necesario que la piezas de esta maquinaria prometedora engranaran con precisión. Hasta este viernes, tan solo habían salido victoriosos en una ocasión y la motivación ante los Nuggets era extrema.

La semana dejó un episodio tenso entre el propio James y Kyrie Irving tras la derrota ante los Portland Trail Blazers del martes. El 'Rey' recriminó a su compañero las pocas asistencias que estaba brindando en los primeros latidos de la temporada y se mascó el malestar en un vestuario que al día siguiente sufrió otro varapalo tras caer ante Utah Jazz con una canasta sobre la bocina de Gordon Hayward.

Ante los Nuggets, James asumió la responsabilidad desde el principio y volvió a dejar muestras de todos los roles que expone a la galería. Fue coach dentro y fuera de la duela, fue armador (11 asistencias), fue anotador (22 puntos) y dueño de la pintura (siete rebotes). Todo en uno en una versatilidad imponente capaz de desquiciar a sus rivales. James no se guardó un ápice de energía.

Arengó, organizó, guisó un doble-doble y almorzó éxito para deleite de los fans de los Cavs, esos que ahora le miran con ojos de orgullo patrio tras su regreso a casa.

Su intensidad se extendió a sus compañeros. También a Irving, quien alcanzó un máximo de temporada de seis asistencias (también logró 12 puntos y cuatro rebotes). Creó 13 oportunidades de últimos pases que sus compañeros no lograron ejecutar (los Cavs tuvieron una efectividad de 6-13 en la habilitaciones del armador según datos de ESPN Stats and Info).

Irving mejoró de manera notoria ante los Nuggets, y es que de llegar a la cita con 3.8 apj, 8.0 oportunidades de asistencia y 9.3 puntos creados, ante Keneth Faried y compañía alcanzó seis últimos pases, 13 oportunidades de asistencia y 13 puntos creados. El jugador se puso las pilas, pero no fue el único.

MOVILIDAD Y RAPIDEZ DE LOS 'CAVS'

Si hubo algo que caracterizó el juego de los Cavs el viernes fue la soltura con la que movieron el balón. El egoísmo dio paso a la colectividad y los jugadores mostraron su mejor versión de la temporada con movilidad, confianza en el compañero y rapidez.

El grupo logró 25 asistencias después de llegar al encuentro con 16 por partido. Además, los 39 puntos que anotaron en transición evidenciaron un cambio de actitud sustancial. Antes del juego ocupaban el puesto 18 de la NBA con 13 puntos rápidos por partido.

El primer tiempo frente a Denver fue una oda al ritmo de juego: tuvieron una efectividad del 90.9 por ciento en contragolpes (alcanzaron 28 puntos de los 39 finales en este aspecto).

Y James disfrutó de sus roles. Polarizó las ansias de su equipo y conectó a sus compañeros con la realidad que él mismo quiere vivir. Porque LeBron sabe cómo llegar a ser campeón y su deseo no es otro que el de liderar y crear una química e intensidad propicia para ello.

Incluso en algunos de los ocho minutos que estuvo en el banquillo se le vio dar más instrucciones que el propio David Blatt, que como coach ha cosechado éxitos a nivel internacional (en Israel, Italia, Rusia y Grecia y como seleccionador de Rusia), pero que está viviendo su primera experiencia NBA.

No debe ser fácil perder la virginidad en los banquillos de la mejor liga del mundo con un pupilo como James, cuyos complejos no existen cuando se trata de competir e ir a por la victoria. A LeBron no le importa lo más mínimo dar órdenes desde la banda y dejar a su coach con silencio de retaguardia pensativa y brazos cruzados. Al fin y al cabo, el objetivo de ambos es el mismo.

El dorsal número uno hizo lo mismo cuando subía el esférico, como si su posición natural fuera la de armador, cuántas versiones de James habremos visto desde su periplo anterior en los Cavs a su paso por Miami Heat. El viernes, levantó los brazos en varias ocasiones mientras botaba la bola como último hombre de su equipo y colocó las piezas a su antojo.

La palabra de James va a misa al tiempo en que el pastor predica con el ejemplo. Y en un pestañeo pasa de base a centro sin despeinarse. Y de contribuir con puntos de media distancia y asistencias a sus compañeros, pasa a la pintura de la manera más orgánica para aportar su grano de arena a la buena labor interior de Anderson Varejao (15 puntos y siete rebotes).

Los Cavs lograron 56 puntos en la zona (63.6 por ciento de efectividad). En los primeros cuatro encuentros habían alcanzado 40.5 ppj y una efectividad del 47.1 por ciento en la pintura).

Cuando la fiera ruge, el equipo calibra, porque si hay algo que no quiere LeBron son medias tintas en un plantel con categoría para llegar lejos que apenas ha demostrado el potencial que atesora.