<
>

Algo que discutir

BARCELONA -- 24 de septiembre de 2013. Goleada por 4-1 contra la Real Sociedad en la que marcó el tercer gol. Desde entonces, hace ya un año y dos meses, Busquets no había vuelto a marcar en la Liga. Y, desde luego, nunca había anotado un gol trascendental como este en Mestalla. Al Barça le salvó la providencia en un partido enorme, en un duelo sin cuartel que probablemente ganó en la pizarra Nuno, pero en el marcador Luis Enrique, por mucho que podrían discutirse algunas de sus decisiones.

Busquets, cuya media goleadora en la Liga se limita a una diana por temporada, fue quien sacó, en el minuto 93, a Luis Enrique del plano y arrastró lejos del escenario a Benzema y Luis Suárez. Devolvió la normalidad un domingo en que el Barcelona sufrió y luchó hasta la extenuación. Pero que, más allá del resultado, merece varios apuntes para analizar.

De entrada la diferencia que se contempla respecto al Real Madrid en lo que a los arbitrajes se refiere. El sábado, el equipo merengue abrió su victoria en Málaga gracias a un gol de Benzema, que apartó a agarrones a Welington en el área pequeña para marcar a placer en una falta tan indiscutible a primera vista. Un día después, en Mestalla, Otamendi pudo hacer penalti a Neymar antes de que se anulara un gol absolutamente legal a Luis Suárez por fuera de juego inexistente.

Hace ya algunas semanas que en Barcelona crece el enfado, de momento disimulado, por la diferencia de criterios arbitrales con el Real Madrid. Una circunstancia que se arrastra ya desde el Clásico, en que el vestuario azulgrana sigue manteniendo que el 2-1 de Pepe llegó después de una falta del propio defensa madridista.

Agobiada durante mucho tiempo por críticas procedentes desde Madrid que ponían en duda sus victorias en aquellas campañas conocidas como 'Villarato', la plantilla del Barça entiende ahora que no existe desde su entorno próximo el mismo discurso en dirección contraria, y que poco a poco van dando forma a la clasificación. De hecho, el milagroso gol de Busquets evitó un descuelgue que podría haber sido ya peligroso.

EL FONDO Y LAS FORMAS

"Buscaba poner a Busquets de interior", argumentó Luis Enrique, rechazando que la apuesta de alinearlo junto a Mascherano significase implantar un doble pivote que en el ideario barcelonista no se entendería. Pero por esto o por aquello, por la presión del Valencia, por los errores y la dificultad del partido, el Barça se rompió por el centro y ese 'supuesto' interior no apareció por ningún lado.

Condenado a un partido de ida y vuelta, el equipo azulgrana sufrió mucho, muchísimo y Bravo o Piqué evitaron que el susto se tradujese en algo peor. Porque de la misma manera que Neymar pudo sufrir un penalti y que a Suárez se le anuló un gol legal, también es cierto que el Valencia pudo marcar.

Y también quedó oculto el doble cambio final del entrenador, recibido con estupor. Suárez, el jugador de los 81 millones de euros, el que más peligro llevó y más cerca estuvo del gol, salió del campo en la recta final para que entrase Pedro. Y junto al canario entró Rafinha, saliendo del campo Xavi, el guardián de las esencias, el dueño de la pelota y el único que le puso algo de criterio al alocado juego.

Xavi y Pirlo. Dos leyendas y una diferencia. En la Juventus nadie pone en discusión el ascendente de su estrella más preciada, que este domingo marcó en el minuto 93 el gol que le dio el triunfo a la Vecchia Signora. A nadie se le ocurriría sacar del campo a Pirlo cuando su equipo busca desesperadamente la victoria. A Luis Enrique no le tembló el pulso a la hora de sacar a Xavi en el momento trascendental. Difícil de explicar.

Luchar, sufrir y vencer. El Barça ganó autoestima en Mestalla y se mantuvo agarrado a la Liga con una victoria épica. Pero por detrás del marcador, frío, se adivinan no pocas cosas a discutir.