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La batalla sin final entre Messi, Cristiano... y los árbitros

BARCELONA -- "Messi no necesita penalties", bramó un aficionado azulgrana cuando Leo cerró el derbi ante el Espanyol con su hat-trick. Lo que no dijo el hincha es que el juego del Barcelona ha regresado peligrosamente a unos orígenes no convencionales; a una personalidad en la que el equipo vive agarrado otra vez a su estrella. Si Luis Enrique tiene un plan, éste no se adivina y acaba por aparecer el de siempre para rescatar al Barça.

"Messi los marca sin tirarse al suelo", gritó otro fan azulgrana al celebrar ese 5-1 final, recordando con sorna que el Espanyol había sido atropellado y sin acordarse ya de lo sucedido muchos minutos antes, cuando cayendo al suelo o siendo derribado Xavi primero y Neymar después el árbitro no apreció sendas faltas máximas.

Cristiano Ronaldo, el acróbata, como se le conoce por parte de la afición del Camp Nou, volvió el sábado a conducir al Real Madrid hacia la autopista con un gol de penalti que en el entorno del Barcelona se recordó este domingo como "una vergüenza". El Barça respondió como pudo. Y eso se llama, claro, Messi.

Uno contra otro, el otro contra el uno, los goles de éste alimentan el hambre de aquél y a cada vez que parece que el portugués da un salto adelante con sus celebraciones goleadoras, la rabia interior aparece en el argentino que se toma el reto en primera persona. Y responde a lo bestia.

En el Barça, en su entorno, empieza a mirarse con desconfianza hacia el Bernabéu. Si empezó a clamar con el gol de Benzema en Málaga, recordando la serie de apoyos de los que ha gozado el equipo de Ancelotti desde el principio del campeonato, el penalti que abrió este sábado su victoria frente al Celta fue tomado poco menos que como una burla.

Existe preocupación en el doble sentido porque si al Barça no le rescata un Messi sobrenatural, el equipo sufre, mientras que en la acera de enfrente se contempla como al Real Madrid el primer empujón se lo da el árbitro.