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Cifras tradicionales no aplican para los mariscales de campo modernos

BRISTOL -- En el 2008, NFL Films lanzó un especial titulado, "Top 10 de récords que nunca se van a romper". ¿El N° 2? La racha de 47 juegos consecutivos de Johnny Unitas lanzando al menos un pase de anotación.

La marca, que permaneció durante 48 años, se equiparó con la racha de Joe DiMaggio: 56 juegos bateando al menos un hit. Lo más cerca que alguien estuvo del récord de Unitas fue Brett Favre con 36 juegos hasta el 2004. En una era con lesiones en aumento y paridad ubicua, parecía a salvo por siempre.

En 2012, cuatro años después del especial de NFL Films, Brees alcanzó a Unitas y fijó el récord en 54 partidos.

Un año después de eso, Tom Brady llegó a 52.

Y esta temporada, la racha de Peyton Manning terminó en 51.

Los récord están hechos para romperse, claro. Pero también sirve de herramienta para medir diferentes épocas, una tarea casi imposible de aterrizar gracias a la explosión aérea reciente de la NFL.

De forma efectiva, estamos en la "Era de Esteroides" de la NFL, un tiempo donde las actuaciones por encima del promedio derrotan a los mejores de la historia y uno de élite lo liquida.

La era del "funnyball" en las Grandes Ligas desató un consumo incontrolado de sustancias para mejorar el rendimiento. En el fútbol americano, la teoría en progreso no es tan siniestra pero es igual de poderosa: un cambio sistemático en las reglas y esquemas, nos ha forzado a cambiar las definiciones de bueno, malo y genial.

Consideren que en 1979, el mariscal de campo Salón de la Fama, Roger Staubach, se retiró con un índice de 83.4. En ese entonces, era un récord de la NFL. En el 2001, el Salón de la Fama Troy Aikman se retiró con 81.6. Naturalmente, el actual suplente de los Tampa Bay Buccaneers, Mike Glennon, supera a ambos con marca de 83.7 en su carrera.

El mes pasado, el trotamundos Ryan Fitzpatrick lanzó seis pases de touchdown en un juego con los Houston Texans. Catorce de los 23 mariscales de campo en el Salón de la Fama moderno --incluido Staubach, Unitas y Terry Bradshaw, junto con otros nombrados como Aikman, John Elway y Steve Young-- nunca hicieron eso en temporada regular. (Young sí lo hizo en el Super Bowl XXIX).

"Siempre he pensado que es como comparar manzanas y naranjas, incluso en la misma era", dijo Elway. "Pero pienso aún más que hoy en día es más difícil por las ofensivas abiertas: ofensivas spread y ofensivas aceleradas".

Dan Daly, historiador de fútbol americano y administrador del sitio ProFootballDaly.com, ha sostenido siempre la propuesta de un cambio estructural en el almacenamiento de estadísticas. "Necesitas calibrarlo por década, incluso por año", afirma Daly. "Sería básicamente por el grado de inflación del fútbol americano. De otra forma, no tiene sentido".

Daly ha escrito dos libros de historia del fútbol americano profesional y podría escribir uno más sólo en este tema. Por ahora, aquí hay un vistazo rápido a cómo ha evolucionado la matemática del mariscal de campo de un día para otro.

EVASIÓN DE INTERCEPCIONES
Joe Namath se retiró en 1977 y fue inducido al Salón de la Fama en 1985 tras lanzar 50 intercepciones más (220) que pases de anotación (170) en su carrera. Es válido decir que ningún mariscal de campo actual mantendría su trabajo lanzando 1.6 intercepciones por juego. (Nada más pregúntenle a Jay Cutler, líder en intercepciones de la NFL con 1.3 por partido en el 2014).

Eli Manning lidera la liga con 120 intercepciones a lo largo de los últimos siete años. Su promedio por año durante ese período (1.1) no se acerca ni siquiera al de Namath.

Pero incluso Manning, el pasador más proclive a equivocarse en la era actual, ha lanzado 58 touchdowns más que intercepciones en ese período.

Y hay otra cosa: el índice de pasador de Manning entre 2008 y 2014 en de 86.3. La marca de por vida de Namath: 65.5.

"Gran parte del juego actual se basa únicamente en evadir las intercepciones", consideró Daly. "Si no lanzas intercepción, no tienes que hacer ninguna otra cosa bien para sumar la mitad de un índice decente. Por los cambios en las reglas que hemos visto y la forma en que se juega el deporte [...] se han eliminado muchos riesgos al lanzar. Así que el índice de pasadores aumenta, pero no necesariamente se refleja en el desempeño".

Dan Marino, quien se retiró tras la temporada de 1999, lanzó 252 intercepciones en 8,358 intentos (3 por ciento) a lo largo de 17 temporadas. Aaron Rodgers ha lanzado 56 entregas en 3,354 intentos (1.7 por ciento) desde que se convirtió en titular hace siete temporadas.

A este paso, Rodgers tendría que jugar 22 años más para alcanzar el total de intercepciones de Marino.

El récord de la NFL por intercepciones de por vida lleva 35 años en pie. Paul Krause tenía 81 cuando se retiró en 1979, y el jugador activo más cerca de alcanzarlo es Charles Woodson, de 38 años, ¡con 59! Si están buscando un desafío real para Krause, se tardarán un buen rato en hallarlo. No hay un solo jugador activo menor a 30 años que integre los primeros 277 lugares en intercepciones de por vida.

DE REGRESO A LA AFL
Durante el primer siglo del fútbol americano profesional, un jugador produjo una temporada de 5 mil yardas aéreas: Marino (5,084 yardas) en 1984. Desde el inicio del 2008, ha sucedido siete veces. Brees es responsable por cuatro de ellas, y Peyton Manning, Brady y Matthew Stafford tuvieron una cada quien.

Así es, las cifras que solían impactar a los aficionados se han vuelto un lugar común, a diferencia del entendimiento pasado en torno a las razones de la NFL por favorecer la ofensiva aérea: entretenimiento y atención. Lo notable es que no es la primera vez que el fútbol americano profesional sigue este camino.

Daly ha escrito mucho material sobre los primeros años de la American Football League en los 60, antes de su fusión con la NFL en 1970.

"Con casi todas las ligas nuevas en la historia, ha existido la noción de que, si quieres venderte, debes ser una liga ofensiva. La vieja AFL tenía a Sid Gillman, quien revolucionó el juego aéreo. Al Davis gustaba de lanzar profundo, lo mismo que Sammy Baugh".

Aquí hay un dato que quizá no contemplaban: en 1961, George Blanda lanzó 36 pases de touchdown en 14 juegos para los Houston Oilers, incluyendo siete en un partido, una hazaña que se igualó en dos ocasiones tan solo en la temporada del 2013 (por Peyton Manning y Nick Foles). Los números aéreos de la AFL se rezagaron un poco al tiempo que la liga ganó popularidad sobre la NFL antes de la fusión, pero su escalada temprana los ayudó a salir del anonimato.

Visto desde una perspectiva histórica, se podría argumentar que la NFL ha implementado un método probado para elevar su popularidad a nuevos horizontes desde el 2008.

Consideren esto: en 168 juegos profesionales entre 1970 y 1983, Bradshaw lanzó para 300 yardas cuatro veces. Andrew Luck lo ha hecho 10 veces esta temporada. Luck está en ritmo de producir la octava campaña superior a las 5 mil yardas desde el inicio del 2008.

EL RÉCORD IMBATIBLE DE HOY
En 1958, Unitas lanzó la abrumadora cantidad de 32 pases de touchdown en una temporada de 12 juegos, la cual prorratea casi 43 touchdowns en un calendario actual de 16 partidos. Cinco años después, Unitas lanzó 3,481 yardas en una temporada de 14 duelos: casi 4 mil en el contexto de 16 semanas.

Esas cifras podrán parecer normales, pero hay muchas variables atípicas en una era dominada por el juego terrestres. El total de touchdowns de Unitas en 1958 superaba el promedio de la NFL por el doble, y su producción de 1963 era 35 por ciento más alta que el promedio.

"Con las nuevas reglas", dijo Elway, "cuando veo los números, realmente pienso que las cifras corresponden a Johnny Unitas. [...] Los números que fue capaz de lograr con las viejas reglas, que favorecían el ataque terrestre, fueron tremendos".

En la era actual, es válido preguntarse si aplica la inversa. El récord más imbatible de la NFL, sugiere Daly, es la marca de 18,355 yardas terrestres de por vida impuesta por Emmitt Smith. (Nunca estuvo en el Top 10 de NFL Films).

Lo más cerca que un jugador activo está de Smith, es Steven Jackson, quien ocupa el lugar 16° con 11,379 yardas y se dirige a otra temporada por debajo de las mil yardas. ¿Hay razones para creer que a Jackson le quedan 7 mil yardas más a sus 31 años? Adrian Peterson parecía un candidato legítimo para amenazar el récord de Smith, pero tras una temporada perdida en el 2014, necesitará correr para 8,165 yardas tras su cumpleaños N° 30 para alcanzarlo.

La capacidad es sólo parte del argumento, por supuesto. ¿Para qué trazar un esquema recargado en las carreras, dadas las ventajas que ofrece el juego aéreo? Después de todo, Josh McCown (¡Josh McCown!) ha completado 60.9 por ciento de sus pases desde el 2008, una cifra superior al promedio de todos los mariscales de campo Salón de la Fama a excepción de Steve Young (64.3), Joe Montana (63.2) y Troy Aikman (61.5). ¿Ustedes qué harían?

La mayor parte de las estadísticas fueron cortesía de Pro Football Reference. Jeff Legwold contribuyó en la elaboración de esta pieza.