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2014: El inacabado cambio del cambio

BARCELONA -- Del Elche al Córdoba, de Martino a Luis Enrique, de Rosell a Bartomeu. De Messi... A Messi. El Barça cerró un 2014 en tránsito hacia su mejor pasado envuelto en toda clase de sucesos, cambios deportivos e institucionales, problemas judiciales, nombres propios y la sensación de buscar todavía una hoja de ruta firme que le devuelva la alegría.

El equipo azulgrana comenzó el año con el Tata en el banquillo, goleando al Eche en lo que entonces era un cuerpo a cuerpo con el Atlético de Madrid que le dio para cerrar la primera vuelta del pasado campeonato en el liderato, y lo cerró con Luis Enrique un punto por debajo del primer puesto que ocupa el Real Madrid, con un partido pendiente y una situación cuanto menos preocupante por el momento del equipo merengue.

Entre el cinco de enero y el 20 de diciembre el Barcelona disputó 56 partidos oficiales, de los cuales ganó 38, empató nueve y perdió otros nueve, marcó 145 goles y encajó 40. Con Gerardo Martino, en la primera parte del año, ganó 19 de los 32 partidos que jugó, igualó siete y perdió seis, anotó 77 goles para recibir 27. Con Luis Enrique mejoró algo el porcentaje. De 24 partidos venció 19, perdió tres y empató dos, marcó 68 dianas y encajó solamente 13.

LO MEJOR

El 3-4 del Bernabéu el 23 de marzo, remontando sendos 2-1 y 3-2 al Real Madrid, puede contemplarse, junto a la victoria en Manchester (0-2), como el mejor momento del Barça en la primera parte de este año que se cierra. Dos partidos bajo el mando de un Gerardo Martino que para entonces ya había decidido su salida del club a final de temporada por mucho que en aquellos momentos no se sabía.

Esos dos compromisos, junto al 5-1 que consiguió el equipo de Luis Enrique esta temporada frente al Sevilla el 22 de noviembre, podrían ser considerados como los mejores y puntuales momentos futbolísticos de un Barça que tuvo en Messi a su mayor protagonista, autor de siete de los 11 goles que marcó el equipo azulgrana.

La personalidad y trascendencia del argentino se contempló en la primera mitad de año tan decisiva como lo ha sido en la segunda y a su vera se agarró como se agarra el Barça para mantener abiertas ahora todas las opciones de cara al 2015.

LO PEOR

El desplome sufrido en la recta final de la pasada temporada. Cuatro empates y tres derrotas en los 10 últimos partidos del curso provocaron que perdiera la final de Copa ante el Real Madrid, fuera eliminado en los cuartos de final de la Champions ante el Atlético de Madrid y no conquistase un título de Liga al que aspiró hasta el último minuto del torneo.

Si fue duro el KO en el Calderón que le apartó de Europa y decepcionante el sufrido en Mestalla en la final de Copa, lo sucedido en la Liga se contempló como deprimente por cuanto el equipo del Tata no fue capaz de ganar ninguno de los tres últimos partidos, empatando consecutivamente frente a Getafe, Eche y Atlético de Madrid, en un cierre de temporada terrible.

Bajo el mandato de Luis Enrique también han existido momentos duros en estos primeros meses de competición, como fueron las dos derrotas consecutivas frente al Real Madrid y el Celta. Si el KO encajado en París pudo apreciarse como un accidente, la imagen que dio el Barça en el Clásico provocó fuertes críticas al entrenador, a quien se acusó de no preparar con tino el choque.

Evidentemente la peor de las noticias la protagonizó la muerte de Tito Vilanova en abril, una noticia que no por esperada significó un golpe muy duro para la entidad, mucho más allá de los aspectos deportivos del resumen anual.

LA FIGURA

¿Hay vida más allá de Messi? Como viene sucediendo de forma invariable desde 2008, el jugador argentino volvió a ser en este 2014 el futbolista más desequilibrante y decisivo de un Barcelona cuya dependencia de él es total y absoluta.

Haciendo un arriesgado paralelismo podría compararse el peso de Leo con el que llegó a tener Michael Jordan en los Chicago Bulls. Si en Illinois los puntos de 'Air Jordan' marcaban la diferencia entre el triunfo y la derrota, si una victoria dependía tantas veces de ese último lanzamiento providencial del mejor jugador que ha visto la NBA y el baloncesto mundial, en Barcelona todos los ojos se fijan en Messi a la hora de suspirar por el éxito.

Goleador, asistente y líder por naturaleza en el terreno de juego, el argentino fue la guinda del pastel en el mejor Barça de Guardiola, catapultó los mejores momentos de Vilanova, mantuvo a flote a Martino y ha arrastrado a Luis Enrique en la confirmación de que su papel es, más que providencial, insustituible.

Autor de 48 goles en los 50 partidos que ha disputado de azulgrana este 2014, desde su estreno (reaparición) frente al Getafe y hasta su despedida contra el Córdoba, Messi no tiene rival. No se podría ver de otra manera.

LA REVELACIÓN

Poco dado a los 'inventos', Gerardo Martino ni dio cuerda a la cantera ni se sacó de la manga ningún jugador inesperado durante su temporada al frente del Barça. Si acaso, en la primera mitad de año comenzó a verse el crecimiento, esperado, de Neymar, que con Luis Enrique en el banquillo se ha destapado como el mejor socio de Messi.

El brasileño lleva marcados 14 goles en 18 partidos oficiales esta temporada, ha aumentado su protagonismo en el juego coral del equipo y apunta a un 2015 en su máxima expresión, mostrándose como el líder que ya es, sin discusión, en la selección brasileña.

Más allá de Ney, Luis Enrique dio visibilidad a Munir, a Sandro o Samper con resultados que dan a esperar más en el futuro que en el presente, como ocurrió con el último en acudir a las portadas: Adama Traoré, con una aparición fulgurante en la Copa del Rey. Aunque acaso quien más se ha destacado en el equipo ha sido Claudio Bravo, quien se hizo con la titularidad en la portería y batió un record de imbatibilidad que duraba más de 30 años en el club.

El Barça abrió el año goleando por 4-0 al Elche y lo clausuró con un incontestable 5-0 al Córdoba. Ambos partidos en un Camp Nou que se mantiene paciente con el proyecto de Luis Enrique, pero entiende que la mejoría es necesaria en el nuevo año para plantar cara a un Real Madrid lanzado.

El cambio en el banquillo prometía una mejoría que al final no ha sido tanta como se esperaba. Los goles de Alexis en el Arsenal y la dirección de Cesc en el Chelsea duelen en Barcelona, más aún a la vista de que Suárez no acaba de explotar y que la revolución no dispara a un equipo que empieza a vivir demasiado pendiente del Real Madrid.

Fue el cambio del cambio. Y que sigue a medio camino entre la decepción y la gloria.