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Para Khalil Mack, la campaña estelar como novato es apenas el inicio

Cuatro capturas como novato le supieron a muy poco a Khalil Mack, apoyador externo de los Raiders. AP Photo

ALAMEDA -- Los ojos de Khalil Mack se angostaron mientras se acomodaba en su posición de dos puntos a principios de septiembre. Al otro lado del apoyador externo de los Oakland Raiders se encontraba el tackle izquierdo de Pro Bowl de los Houston Texans, Duane Brown, un bloqueador gigante de 6 pies con 4 pulgadas de estatura y 320 libras ansioso por poner a prueba a un jugador de primer año en lo que rápidamente se estaba convirtiendo en una paliza de Houston. Pero tan pronto como Brown disparó desde la línea de golpeo al momento del centro, Mack de 6 pies con 3 pulgadas y 252 libras habilidosamente esquivó al liniero ofensivo, tacleando con facilidad al corredor Alfred Blue de los Texans para una ganancia nula.

Unas cuantas jugadas más tarde, Mack estaba todavía más determinado, cuando notó que el ala cerrada reserva de los Texans, Ryan Griffin, estaba alineado frente a él. Jugué contra este tipo a nivel colegial, pensó Mack para sí mismo. Si está allá afuera, sé que puedo jugar este juego a este nivel alto. Mack se deshizo de Griffin con facilidad en un par de acarreos más para recordar al ex estelar de UConn que poco había cambiado ahora que ambos competían en el escenario más grande del fútbol americano.

De hecho, entre más jugó Mack durante esa derrota por 30-14 de la Semana 2, más sintió que estaba haciendo una declaración con cada jugada. Los Raiders no estaban ganando, pero el novato estaba diciendo algo al mundo sobre un jugador que había sido seleccionado quinto global en el Draft 2014. "Aprendí desde el principio que es difícil ganar partidos en esta liga", dijo Mack. "Debes prestar atención al detalle. Siempre debes ejecutar la técnica correcta. Y realmente debes jugar cada intento como si fuera el último".

Las lecciones que aprendió Mack durante su temporada de novato serán útiles sin lugar a dudas cuando llegue el otoño. Todavía hay interrogantes alrededor de un equipo de los Raiders que no ha disfrutado de una temporada ganadora desde el 2002 --incluyendo la misteriosa lesión en la mano que afectara al mariscal de campo de segundo año, Derek Carr, durante las actividades organizadas del equipo-- pero la posición en la que no debe preocuparse la franquicia es apoyador externo por el lado fuerte. A sus 24 años de edad, Mack ya ha demostrado tanto potencial que el profundo de los Raiders, Charles Woodson, declaró al San Jose Mercury News la temporada pasada que "el tipo será muy especial".

En su primera temporada, Mack finalizó con 75 tacleadas, cuatro capturas y un balón suelto forzado, números que lo ayudaron a finalizar tercero en la votación por Novato Defensivo del Año (detrás de Aaron Donald de St. Louis y C.J. Mosley de Baltimore). Este año, los Raiders tienen mayores expectativas para Mack, especialmente con el nuevo entrenador en jefe Jack Del Rio iniciando su primera campaña al frente del club, y el nuevo coordinador defensivo Ken Norton instalando nuevos esquemas. Del Rio no ofreció detalles específicos sobre cómo podría cambiar el rol de Mack pero es aparente que el apoyador no pasará tanto tiempo en cobertura de pase como lo hizo en el 2014. Esta vez, Mack estará persiguiendo mariscales de campo tanto como sea posible, lo que es algo que hizo bastante bien cuando contó con la oportunidad, aun si el total de capturas no lució significativo. Mack registró 40 apresuramientos de pasador la temporada pasada, al lado de su excepcional nivel en contra de la carrera.

Dado que Del Rio dirigiera al apoyador externo de Pro Bowl, Von Miller de los Denver Broncos, como coordinador defensivo desde el 2012 al 2014, le gustaría ver a Mack tener un impacto similar en ataques aéreos rivales. "Pienso que Khalil es mucho más físico que Von", dijo Del Rio. "Von subió hasta alrededor de las 250 libras cuando lo tuve, pero naturalmente está más cerca de las 240. Khalil puede estar cerca de las 260 o 265 y ambos juegan esa posición de apoyador por el lado fuerte y desempeñar el rol de cazador de mariscales de campo en sub-paquetes. Dado que la mayoría de los equipos emplean sub-paquetes cerca de dos terceras partes del juego, habrá oportunidades aquí. Son diferentes, pero ambos son especiales".

"Definitivamente quiero ir detrás de los pasadores más este año", externó Mack. "Obtuve algunos golpes [en el 2014], pero la gente realmente no vio lo que puedo hacer. Esos números de capturas que tuve realmente no fueron míos. Al final del día, la gente desea ver lo mejor de ti".

Eso explica por qué Mack no pasó el receso de temporada en sitios de moda como el Sur de la Florida o Scottsdale, Arizona, áreas típicas de entrenamiento donde muchos jóvenes jugadores de la NFL prefieren entrenar. Pese a ser un nativo de Florida --Mack creció en Fort Pierce-- retornó a la Universidad de Buffalo para prepararse con el entrenador John Opfer. Cuando Mack no estaba corriendo en laderas empinadas o levantando pesas con sus excompañeros colegiales, se estaba enfocando en áreas que podrían mejorar su físico para un segundo año fuerte. Algunos de los elementos más vitales del programa de acondicionamiento de Mack involucraron el fortalecimiento de sus manos (para deshacerse de bloqueadores con mayor facilidad), e incrementando sus músculos de núcleo (para incrementar su explosividad general).

¿Por qué entrenar al norte de New York? "Es muy sencillo enfocarse en Buffalo", explicó Mack. La decisión habla mucho sobre su aproximación hacia su carrera en general. El camino de Mack a la NFL estuvo lleno de contratiempos y muchas personas que cuestionaron si marcaría diferencias a nivel colegial. Lo último que desea ahora es olvidar los ideales que lo han llevado tan lejos en primera instancia.

Mientras Mack se recargaba recientemente en una pared afuera de las instalaciones de entrenamiento del club después de una sesión de las actividades organizadas del equipo, no era difícil identificar su aprecio por su actual posición. Se rió cuando pensó sobre este mismo momento pero del año pasado, cuando llegó al vestidor por primera ocasión para el minicampamento y se encontró con el ala defensiva Justin Tuck, un veterano de 11 campañas de NFL. Tuck dijo a Mack estar impresionado con su juego, y luego ofreció un consejo invaluable. "Sea lo que sea que hagas este año, simplemente cállate y escucha", sentenció Tuck. "Eres un gran jugador pero no tienes idea de lo que estás haciendo aún".

Esa sugerencia hizo comprender a Mack que su camino al éxito en el fútbol americano profesional se reduciría a qué tan bien podía hacer las cosas pequeñas --como estudiar cintas y refinar su técnica-- en lugar de abrumar a los oponentes con atleticismo impresionante. Fue una lección bastante parecida a la que aprendió mientras crecía en una familia profundamente religiosa, con un padre que trabajaba tanto como especialista de programación como diácono. Sandy Mack Sr. había aconsejado a su hijo desde hace tiempo pasar más tiempo escuchando a sus mayores que hablando lo que le venía a la mente. A los ojos de su padre, fue la mejor estrategia para que el pequeño Khalil sorteara los obstáculos que eventualmente lo pondrían a prueba.

Esa combinación de humildad y fe ayudaron a Mack cuando una rotura de tendón rotuliano acabó con sus esperanzas de recibir una beca para baloncesto cuando apenas estaba en su segundo año de preparatoria en Fort Pierce Westwood. También le significó bastante cuando era un recluta poco codiciado de fútbol americano que solamente terminó en Buffalo porque el entrenador que lo estaba reclutando previamente para Liberty University decidió aceptar un puesto con los Bulls. Por supuesto, está la historia de por qué Mack portó el N° 46 en la universidad. Lo eligió porque el videojuego "EA Sports College Football 10" le había asignado un rating de 46 (una calificación extremadamente baja) antes de iniciar su campaña de redshirt freshman en el 2010.

Mack finalmente se convirtió en un All-American para su campaña final y dejó Buffalo como el líder histórico de la NCAA para balones sueltos forzados y empatado por el liderato de por vida en derribos para pérdida. "No sé si Khalil realmente entendió todos sus talentos cuando estaba en la preparatoria", opinó Opfer, quien también se ha convertido en un mentor para Mack. "No fue a los grandes campamentos en el verano y no jugó de manera competitiva hasta su tercer y cuarto año. Así que llegar con tan poca experiencia y dominar a nivel colegial dice mucho. Cuando empezó a creer que podía ser grandioso, ahí es cuando despegó".

No obstante, todo ese éxito colegial tuvo sus repercusiones una vez que Mack arribó a Oakland. Cuando comenzó su primera campaña de NFL, se halló presionando para tratar de conseguir las mismas jugadas destellantes que lo caracterizaron en la universidad. "Sabía que el único modo de dejar una fuerte impresión era realizar jugadas grandes", admitió Mack. "Pero no estaba realizando las mismas jugadas que estaba realizando en colegial cuando llegué aquí por primera vez. Eventualmente debí comprende que se trata de un esfuerzo colectivo. Todos debemos estar involucrados para realizar las jugadas que requerimos".

Igual de difícil para Mack fue soportar una campaña en la que los Raiders ganaron apenas tres encuentros. Se apoyó en la sabiduría de veteranos como Tuck y Woodson, pero Opfer también vio a un jugador que aprendió a jugar conforme avanzó la campaña. "Khalil es un tipo inteligente pero se las arregló para tener éxito siendo un jugador de lectura y reacción en colegial", manifestó Opfer. "Tenía tanto talento que podía errar en una lectura y todavía reaccionar lo suficientemente rápido para realizar la jugada. Pero conforme avanzó la campaña pasada, vimos incrementarse su coeficiente intelectual de fútbol americano. Se volvió más efectivo a la hora de colocarse en la mejor posición posible para realizar las jugadas".

Mack se ganó bastantes halagos en el proceso. El entrenador en jefe de los Seattle Seahawks, Pete Carroll, dijo a reporteros la temporada pasada que Mack "sobresalía al ver el video", cuando sus asistentes estudiaron a los Raiders. El ex mariscal de campo de los Cleveland Browns, Brian Hoyer, ahora con Houston, dijo que Mack había sido uno de los mejores jugadores a los que enfrentó en el 2014 y añadió que "obtuvo el respeto de todos en nuestro equipo". Del Rio dijo que los Broncos se quedaron con una impresión similar. "Nuestros tipos ofensivos siempre necesitaban saber dónde se encontraba", confesó Del Rio. "Eso les dice mucho sobre lo que es capaz de hacer".

Ahora los Raiders necesitan ver mayor crecimiento mientras Mack se dirige a la temporada venidera. La creencia popular en la NFL es que los jugadores muestran la mayor mejoría entre su primera y segunda campaña en la liga, lo que significa que Mack podría estar cerca de un gran salto en productividad. Esa mente estuvo presente en su mente constantemente mientras portaba un chaleco con pesas en Buffalo durante la temporada baja, dirigiéndose a una colina inclinada cerca de las instalaciones donde entrenó. Junto a exjugadores de Buffalo como el corredor de los San Diego Chargers, Branden Oliver, Mack subió esa colina al menos tres veces a la semana, siempre con la esperanza de marcar sus gruesas piernas y probar su determinación.

Mack había seguido una rutina similar en colegial, cuando ayudó a los Bulls crecer desde un programa que ganó apenas dos partidos durante su primera campaña a uno que terminó segundo en la MAC durante su última temporada. Un reto similar ahora le aguarda en Oakland. Los Raiders saben que todavía deben hacer bastantes cambios para convertirse en contendientes de playoffs. Pero si Mack puede convertirse en la base de una defensiva joven, esa tarea será más sencilla.

"Definitivamente puedo decir que seré incansable a la defensiva este año", sentenció Mack. "Vamos a ser dominantes y seremos físicos y vamos a volar hacia el ovoide. A eso se reduce este deporte, jugar con esa clase de esfuerzo. Y queremos ser la clase de defensiva que arrebata el balón y lo regresa a nuestra ofensiva tanto como sea posible".