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La adversidad no pudo poner freno al magnífico John Randle en la NFL

Parte de la personalidad dominante de John Randle se acompañaba de la pintura negra. Getty Images

La redacción de ESPN.com.mx eligió a los jugadores más representativos para cada número de jersey, desde el 99 hasta el 1, para dar a conocer sus semblanzas a modo de conteo regresivo hasta el arranque de la temporada regular del 2015. Aquí puedes consultar la lista completa.

MÉXICO -- Tenía todo en contra. El tamaño no era ideal, razón más que suficiente pero menospreciarlo como liniero defensivo. Pero el corazón y la entrega pertenecían a un ser gigantesco que maximizó sus recursos y dominó el interior de la línea en los Minnesota Vikings durante más de una década.

John Randle, el mejor N° 93 en nuestro conteo regresivo histórico de la NFL, ni siquiera fue reclutado en el draft de 1990. Su mayor debilidad --únicamente ante los ojos de los caza talentos-- era el tamaño de 6 pies 1 pulgada y sus 247 libras. Randle nunca escuchó el teléfono durante el sorteo, con 28 franquicias de la NFL dejándolo pasar pese a sus honores Little All-America con Texas A&I.

La sequía de draft no puso fin al sueño del hermano menor de Ervin Randle, quien cinco años antes fue reclutado por los Tampa Bay Buccaneers para jugar como apoyador, posición que algunos equipos interesados en Randle como agente libre novato, trataron de imponerle para darle una mejor oportunidad de sentarse en la mesa con los adultos.

De acuerdo con reportes de la época, Randle no tenía interés en dejar la línea. Esa trinchera de golpeo perpetuo que lo hacía encarar a los seres humanos de mayor tamaño y poder sobre el emparrillado de la NFL, ese reto, la irrupción y la sed de tacleo, encendieron su alma cazadora, aunque nunca nublaron su juicio.

Randle tomó una aproximación mejor pensada y lógica para sus estándares, considerando a los Vikings la mejor opción para competir en un grupo de linieros que ante los ojos de la liga y sus personajes eran pequeños en comparación al arquetipo colectivo. Las decisiones cerebrales lo acompañaron durante toda su carrera, dándose a conocer como un rival que conocía a fondo a sus bloqueadores y ponía en práctica diversos juegos mentales para ganar ventaja.

Randle llegó al campamento de entrenamiento y accionó sus cualidades, lo que abrió la puerta a 11 años de liderazgo y talento en Minnesota. La primera de sus 137.5 capturas profesionales llegó en su temporada de novato, en el escenario del "Monday Night Football" contra los Philadelphia Eagles.

Diversos analistas atribuyen el hambre de trascendencia que caracterizó a Randle al ímpetu por demostrar el error de todos los equipos que lo dejaron pasar en el sorteo colegial de 1990, pero para su tercer año en Minnesota, ya no era una sorpresa ni una revelación que salió de las sombras y se sobrepuso al tamaño físico, sino que ya pisaba el campo como una realidad, un cazamariscales atemorizante que rompió la barrera de los dos dígitos en capturas en 1992 y no dejó de hacerlo sino hasta 1999.

Al igual que muchos estelares de los Vikings que dominaron sus épocas mediante el talento nato y compromiso profesional, Randle nunca ganó un Super Bowl, aunque su caso particular podría deberse a que el destino le jugó mal y los Vikings perdieron quizá el duelo más improbable de desperdiciar en la historia del Campeonato de la Conferencia Nacional, cuando él se lastimó en el primer cuarto.

En la primera jugada del partido contra los Atlanta Falcons, Randle recibió un bloqueo a las piernas y jugó adolorido durante pocos minutos antes de salir para no volver. En esa ocasión, los Vikings sólo necesitaban un gol de campo del pateador más certero de la NFL en ese momento --Gary Anderson-- para dar un paso determinante hacia el Super Bowl XXXIII. No sólo falló Anderson, sino que el profundo Robert Griffith dejó caer una intercepción cantada en serie anotadora de los Falcons y los locales Vikings sucumbieron ante la mirada incrédula de muchos.

Aquella ocasión colocó a Randle lo más cerca que estuvo de ganar un título, o siquiera competir por él, pero los Vikings continuaron siendo un equipo contendiente y los reflectores nunca le faltaron, especialmente en 1997, cuando lideró la liga con 15.5 capturas en medio de sus impresionante racha de producción que le atrajo seis nombramientos consecutivos al equipo All-Pro y siete viajes al Pro Bowl.

Randle es el único liniero defensivo que forma parte del Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional sin haber sido reclutado en el draft, un sorteo que en 1990 tenía 12 rondas. El impacto fue muy grave para él, pero esa tragedia deportiva alimentó un fuego que lo llevó a la máxima valoración durante 11 años en Minnesota y tres más en Seattle, siempre detrás de ese jersey N° 93 que nunca se achicó ni acarreó complejos más allá de la determinación por ser excelente.