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La puntualidad de Toronto

Getty Images

TORONTO -- Toronto llegó muy puntual a su cita panamericana, justo al estilo de un país que defiende que estar a tiempo es una de las principales virtudes de una sociedad. Si los camiones están programados a las 8:58 no llegan un minuto antes y, mucho menos, uno después. El mal clima ha enseñado que "cualquier retraso puede costar la vida de alguien", dice Tyler Couperus, un joven de 31 años que maneja uno de los lujosos transportes que llevarán a atletas, jueces, voluntarios y turistas a cada una de las sedes de los juegos.

Este concepto de la puntualidad canadiense se reflejó en sus Panamericanos. Aunque no esté en juego la vida de nadie, Toronto no quiere poner en riesgo el orgullo de un país. Hace 100 días que la ciudad entregó todas las instalaciones deportivas. Atrás quedaron los últimos tres juegos organizados en países latinoamericanos, que tuvieron retrasos significativos. Cuando faltaban 100 días para los juegos de 2003, Santo Domingo había completado sólo el 35 por ciento del estadio de atletismo y Río de Janeiro no había inaugurado ninguna instalación cuando faltaba un mes para que se inauguraran los juegos de 2007. También Guadalajara solucionó con un bote de pintura los últimos detalles, dos días antes del inicio de su reunión continental.

Pero esa no es la imagen de Toronto. Los juegos del primer mundo no tienen un sólo trabajador con casco en las instalaciones. Todo está lleno de las camisetas anaranjadas de los amables voluntarios, que con una sonrisa esperan en la puerta para contestar cualquier pregunta.

Dicen los estadounidenses que en Canadá la gente se disculpa por todo. Que "sorry" y "apologize" son recurrentes en su diccionario cotidiano. Estos juegos no tendrán la necesidad de las disculpas. El Centro Acuático es uno de los mejores que se cuentan en el mundo y la Villa Panamericana una sonrisa permanente en la boca de los atletas. La mesa está puesta con los mejores platillos. Ahora sólo preocupan los comensales. Nadie sabe cómo responderá el amable público de Toronto que verá afectadas sus horas de tráfico y su tranquilidad cotidiana. Hasta ahora no se han vendido más de la mitad de los boletos y la ocupación hotelera no se acerca a los presupuestos que tienen la ciudad y el Comité Organizador.

Toronto llegó puntual a la cita, pero no sabe cómo responderán los demás factores que no puede controlar. De cualquier manera, se prepara rumbo a una de las citas más importantes de su historia y no se preocupa por lo que marquen las manecillas del reloj.