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Emmitt Smith, líder histórico que fue el corazón ofensivo de una dinastía

Emmitt Smith nunca vio freno y la historia lo recompensó con una marca inquebrantable de yardas. AP Photo

La redacción de ESPN.com.mx eligió a los jugadores más representativos para cada número de jersey, desde el 99 hasta el 1, para dar a conocer sus semblanzas a modo de conteo regresivo hasta el arranque de la temporada regular del 2015. Aquí puedes consultar la lista completa.

MÉXICO -- Sus resultados son la razón principal que lo motiva a la conversación cada que se trata de hallar al mejor corredor en la historia de la NFL: 18,355 yardas terrestres de por vida, máxima cifra que hayan visto los emparrillados en la autoría de un solo jugador.

Emmitt Smith jugó 14 temporadas profesionales, la mayoría de ellas con los Dallas Cowboys que lo reclutaron en la primera ronda de 1990 para reforzar una franquicia en reconstrucción. Con 5 pies 9 pulgadas y sólo 209 libras, el estelar de la Universidad de Florida no era el prototipo de corredor. Tampoco poseía gran velocidad y había cuestionamientos sobre su resistencia, no obstante que en sus años de preparatoria y colegiales era durabilidad delineo su sello sobre el campo. Dichos argumentos motivaron que 16 equipos lo dejaran pasar en el draft.

Dallas decidió bien y vio recompensas desde la primera campaña de Emmitt con el jersey azul y blanco, coqueteando con la marca de mil yardas.

Emmitt era el mejor conocedor de su valía en el campo. Desde novato apretó las tuercas financieras de la institución antes de firmar su primer acuerdo de NFL, pero una vez comprometido a los términos de la franquicia, no tardó en desplegar las razones que lo tenían en la mayor estima para sí mismo: Novato Ofensivo del Año con 937 yardas y 11 touchdowns por la vía terrestre.

Desde muy joven poseía una técnica depurada, y quizás la mejor en la historia para atacar el espacio reducido que se formaba entre dos tacleadores al momento de adivinar --o intentarlo-- hacia qué lado cortaría Smith. Al final, atacaba por el centro como pocas veces se ha visto en la historia.

La reconstrucción fue alimentada en gran medida por Smith y los Cowboys no tardaron en volver a la cima de la NFL. Apenas en su segundo año, Dallas ganó el Super Bowl XXVII con un Emitt anotando un touchdown en cada encuentro y superando las 100 yardas en cada uno de ellos. Esa segunda temporada también abrió la puerta a otro dominio sin precedentes: 11 temporadas corriendo al menos para 1,000 yardas, de 1991 al 2001.

Al cabo de ese período, Emmitt acumuló 15,250 yardas y 137 touchdowns con un promedio de 90.2 yardas por partido, asistiendo a siete Pro Bowls con cuatro distinciones All-Pro. De 1991 a 1993 fue campeón corredor y una vez más en 1995, colocándose empatado en segundo lugar histórico por mayor cantidad de temporadas liderando la liga en ese rubro. El mejor, por supuesto, fue Jim Brown con ocho.

Pero antes de pulsar el botón de adelantar, es válido detenerse en el Super Bowl consecutivo que ganaron los Cowboys nuevamente con un Emmitt guiando la ofensiva. El 30 de enero de 1994 en el Georgia Dome, los Buffalo Bills buscaban la revancha del año anterior y lo que vieron fue a un Smith que convirtió dos touchdown en el segundo medio, amasó 132 yardas terrestres y no sólo garantizó el Lombardi para su franquicia, sino que se llevó a casa la distinción del Jugador Más Valioso del partido para complementar su nombramiento como Jugador Más Valioso de la NFL ese temporada.

Con Smith como su líder corredor en el grupo de los "trillizos" ofensivos junto con el mariscal de campo Troy Aikman y el receptor abierto Michael Irvin --todos en el Salón de la Fama junto con Emmitt--, los Cowboys viajaron a seis postemporadas consecutivas entre 1991 y 1996, participaciones que tienen a Smith en otra cima estadística con 1,568 yardas terrestres en juegos de playoffs.

En 1995 vivió su mejor año con 1,773 yardas, 25 touchdowns terrestres y 62 atrapadas, impulsando nuevamente a Dallas a una exitosa carrera hacia el campeonato, su tercero en la época de los trillizos.

Su racha de campañas al hilo superando las mil yardas por acarreos vino a su final en la que resultó su última temporada con el equipo de la Estrella Solitaria, quedándose apenas a 25 yardas del millar. Pero ese año arrojó el momento más representativo para toda una carrera, una franquicia, su ciudad y los miles de aficionados: el 27 de octubre del 2002 los Cowboys enfrentaban a los Seattle Seahawks y Emmitt rebasó a Walter Payton como máximo corredor en la historia de la NFL.

Smith entró a ese juego apenas 93 yardas detrás del récord de Payton, que era de 16,726 yardas. Aunque Smith no había corrido para 100 yardas en un solo juego durante toda esa campaña, el propietario de los Cowboys, Jerry Jones, tenía preparada una manta para la ocasión. Mandó ponerla junto a las tres lonas que conmemoraban sus campeonatos en los 90.

Con 10 minutos por jugar y Smith a un par de escapadas de la marca, los Cowboys tomaron el ovoide en su propia yarda 27. En ese momento, el público se puso de pie y comenzó a incrementar su ruido y vitoreo. Testigos de la historia, fueron incapaces de controlar sus emociones al ver a una leyenda viviente ampliar su legado.

En segunda oportunidad Smith hizo su movimiento clásico por el tackle izquierdo, atacó un pequeño hueco mediante el cual --como siempre-- halló el espacio justo para penetrar, cortar a la izquierda y arribar a campo abierto. Fueron 11 yardas, suficientes para que el N° 22 zanjara un récord que tardaremos, quizás décadas, en ver superado.

Su carrera terminó en los Arizona Cardinals donde jugó en el 2003 y 2004. En ese último año nuevamente se quedó a menos de 100 yardas del millar, pero el trabajo estaba hecho y ampliado, y ya no necesitaría escurrirse entre dos defensivos para acceder a su siguiente destino: la puerta al Salón de la Fama quedó abierta de par en par.