<
>

"¿Quieres algo de beber?"

MÉXICO -- Es difícil definirlo. Ilustrarlo. Ponerlo en palabras. Después de muchos años, casi 25, anoche me encontré en una situación que poco conocía, pero que muchas veces he escrito con una facilidad que hoy me pasma. La del cese de un entrenador.

Porque la noticia es rápida, fugaz, veloz. Porque en cada letra que escribes y como parte de esta profesión, se cae en un simple “así es el futbol”, nos olvidamos del ser humano o seres humanos que en ese momento tienen el rostro de la desilusión, el desencanto y un toque de tristeza.

Lo documento porque me nace. Quizá porque con el paso de los años tomas consciencia de que el futbol es descarnado en muchas ocasiones, no tiene palabra. El técnico sabe cuándo comienza su aventura, pero no su fin, aunque muchas veces el ambiente, en derredor, comience a darle a entender que ya viene el adiós y puede ser en cualquier momento.

No se trata de revelar nada. Tampoco de hacer leña del árbol caído. Sólo intentar darle rienda suelta a ese momento vivido anoche junto a Sergio Bueno, a quien agradezco profundamente impedir que la seguridad del hotel me sacara del lugar, sin mediar palabras, porque la instrucción era no tener rastro de ningún periodista en el sitio.

“¡Déjalo, no está haciendo nada!”, recuerdo, dijo Sergio a la seguridad del lugar, que insistía en ‘invitarme’ a salir, porque había sido ubicado como “prensa” y todo olor a este oficio, en ese momento, en Cruz Azul, es digamos, indeseable.

Tampoco se trata de mí. Tampoco es sentirse agraviado. Son gajes del oficio, dirían los antiguos... Y entonces un saludo a ‘Serginho’, como le digo desde siempre, intenta romper el hielo y un ambiente enrarecido, por el ‘infiltrado’ que rompe con una plática entre amigos (estaba con su auxiliar René Isidoro García), previo a una despedida de directivos del Cruz Azul con Bueno.

Con la confianza de Sergio, me tomé la atribución de sentarme en el sillón. En la mesa redonda, color blanco, una Coca Cola Light. Dos vasos con hielo y dos personajes: Sergio Bueno y su auxiliar René Isidoro García. Dos rostros ensimismados en lo sucedido. Han salido de Cruz Azul, el gran sueño... La meta que por muchas circunstancias no se cumplió.

“No voy hablar, René, discúlpame… No es el momento”, abre Bueno. “¿Estás triste, Serginho?” le pregunto y rechaza con la cabeza y al movimiento le pone palabras “no, estoy tranquilo, dejé todo”, señala, aunque mi insistencia, quizá incomoda, lanza aquella famosa frase que he escuchado durante muchos años… “Así es el futbol”.

“Mejor vente tómate una foto. No te van a creer que estuviste conmigo (risas)”, me sugiere Bueno. Le replico, mejor déjame tomarte una foto y si lo haces, que mi Tocayo (René Isidoro) nos tome una juntos ¿va?... ¡Adelante!

Sergio accede. Posteo la foto en twitter de lo que me había advertido. No hablaría. Luego, la gráfica tomada con el ‘entrevistado’, que nunca lo fue. Risas por la forma en cómo nos vemos en la imagen. "Carajo, imprime esta foto y pónla en tu casa para que te animes a adelgazar", bromea el estratega. En realidad carcajadas de Sergio. Confieso haberme sentido ‘contento’ de verlo feliz en un momento tan difícil en su carrera. Minutos antes el silencio reinaba en el lugar.

“René, gustas algo de beber”, me pregunta. No, gracias atino a decirle. Mejor dime “¿Qué pasó en Cruz Azul?”, reviro. Sergio ratifica. “No voy hablar... No he respondido teléfonos... No es el momento, entiéndeme...”

Instantes en uno piensa que es mejor la cordura. Momento en que es mejor poner un hielo en el vaso, servirse un refresco, hacer a un lado la grabadora y platicar de futbol, las victorias, las derrotas, los sin sabores. Por qué jugó de tal o cual manera La Máquina. Platica sabrosa, entre risas. Sin querer, soy parte de ese momento que vive un entrenador apenas horas después de ser cesado. Y sí, hablamos de su dolorosa salida y detalles que aquí no revelaré por respeto a ese momento.

Luego, se une Francisco Rotllan, aún ataviado con el pants del Cruz Azul. René Isidoro García luce las mismas vestiduras. “Paquito, ya quítate ese pants hombre”, lo bromeo. Sólo mueve la cabeza en señal de reprobación.

Los minutos pasaron, casi se hizo más de una hora. Momento de decir adiós. Despedida entre abrazos deseándonos suerte en lo que viene. Abandono el lugar y afuera del hotel, compañeros míos esperan a Sergio. "¿Qué te dijo?", me pregunta uno, que me vio en plena charla con el exentrenador de Cruz Azul. “Nada, no va hablar... No va hablar...”, me despido en las escalinatas del hotel…

Volteo y Sergio ahora daba explicaciones al reportero. Sé que no haría declaraciones. Sé que muy adentro lo invade la decepción. Otro día más, otra noticia más, otro técnico sin empleo... “Así es el futbol”, señores, qué le vamos hacer... Mañana --hoy-- presentan a su sustituto y la vida, sigue...