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El camino largo

Roberto Wallace sabe que no será sencillo, pero tiene los ojos puestos en quedarse en la NFL. AP

MIAMI -- Lentamente nos van tomando más respeto.

Nada va a cambiar el hecho de que el fútbol americano es un deporte de origen estadounidense, pero a fuerza de fanatismo y conocimiento, los latinoamericanos se van ganando un lugar.

Incluso cuando me tocó entrevistar al entrenador de los campeones New Orleans Saints, Sean Payton, en esta temporada baja, él fue el primero en admitir que "el seguimiento de la NFL en México es enorme; me tocó vivirlo en carne propia cuando estaba en Dallas con Bill Parcells".

Pero como todo cambio, hace falta un proceso de transición.

Y por eso cada vez que hay "uno de los nuestros" peleando por un lugar en un plantel, de la mano vienen las ganas de pertenecer y el apoyo incondicional.

Todos conocen a los Tony González y Mark Sánchez de esta liga, y a pesar de que tienen raíces latinos, generalmente son de segunda o tercera generación.

Así y todo intentamos "adoptarlos" como latinos. Y hasta cierto punto lo son, aunque por cada uno de ellos hay al menos 10 jugadores que no van a Universidades de renombre y pelean en los campos de entrenamiento por al menos ganarse un lugar en los escuadrones de práctica.

Uno de ellos se encuentra precisamente aquí en Miami trabajando con los Dolphins.

Su nombre es Roberto Wallace; es un receptor abierto oriundo de Panamá, y llegado el tercer partido de pretemporada, sigue peleando por un lugar en la lista final de 53 jugadores.

Su camino a la NFL no fue el más común.

"Sinceramente cuando era chico, yo ni sabías las reglas del fútbol americano", admitió Wallace tras terminar de entrenar con los Dolphins. "Para mí era igual que el rugby, y la única diferencia era que en un deporte se usaba protección, y en el otro no".

Algo entendible considerando que Panamá no tiene una rica historia con respecto al fútbol americano. Como casi todos los países latinoamericanos, tienen una asociación propia (AFFP), pero el principal deporte sigue siendo el fútbol.

Y éste último es precisamente el deporte que practicaba Wallace.

"Jugué al fútbol toda mi vida, de hecho llegué a jugar en el Sub-14 de Panamá", expresó el ahora receptor abierto. "Era defensor, pero luego me pasaron a delantero dado que pensaban que podía aprovechar mi tamaño en el área contraria".

Wallace tiene 24 años, mide 1.93 y pesa 105 kilos, y no tiene nada que envidiarle a Brandon Marshall en lo que a físico se refiere, pero ya llegaremos a su relación con el nuevo estelar de los Dolphins.

Su padre Roberto Sr. estaba en el ejército norteamericano, y cuando en 1998 se terminó el "contrato" entre Estados Unidos y Panamá, él y su familia se fueron a vivir a Puerto Rico durante dos años.

En el 2001, Roberto Sr. decide brindarle las mejores oportunidades a su hijo y lo acompaña a los Estados Unidos.

Lo llevó a lo de su tía y flamante guardián legal Demaris Davis en San Diego, y Roberto Sr. retornó a Panamá con el resto de su familia.

Allí Roberto, quien se había perdido un año de la escuela secundaria "por problemas familiares", comienza a asistir al Oceanside High School.

En su segundo año, jugó al fútbol para su secundaria. El entrenador de fútbol americano, tras haberlo visto sus condiciones físicas, intenta convencerlo de irse a su equipo.

"La verdad que no tenía ni la pasión ni las ganas", recuerdo haberle dicho Wallace. "Pero después de mucha insistencia de su parte durante un año, dio el brazo a torcer y decidí intentarlo".

Estamos hablando de alguien que empezó a jugar en el 2002, y a pesar de la poca experiencia en comparación a otros jugadores, ya está entrenando con un equipo de la NFL.

Wallace claramente tuvo un impacto inmediato y antes de darse de cuenta, recibió un llamado de la Universidad de San Diego State.

En el 2006 sufrió una lesión de hombro y se perdió todo el año. Al año siguiente fue reserva y finalmente en el 2008 se ganó la titularidad.

"La experiencia en San Diego State fue extraordinaria", sentenció Wallace. "La mayor dificultad estuvo en que estuve con tres grupos de entrenadores, y todos tenían ofensivas completamente distintas por lo cual el proceso fue más duro".

El entrenador Chuck Long fue despedido tras tres años al frente de los Aztecs, y fue reemplazado por Brady Hoke. A fin de cuentas, eso fue lo mejor que le pudo haber pasado a Wallace.

"Nunca le deseo el mal a nadie, pero la ofensiva de Hoke es muy similar a la que tenemos aquí en Miami, así que realmente me vino muy bien", declaró Wallace.

Tras finalizar su carrera universitaria, Wallace contrató un agente y empezó a soñar por primera vez con un futuro en la NFL.

En el combinado de cazatalentos dio vuelta algunas cabezas tras correr las 40 yardas en 4.41 segundos, y hasta se especulaba con que sería seleccionado entre la quinta y séptima ronda del draft.

"Obviamente eso no sucedió", dijo Wallace. "Pero afortunadamente me llamaron varios equipos, entre ellos los Chargers, Dolphins y Browns".

Tras analizar los planteles y los grupos de receptores abiertos, Wallace llegó a la conclusión de que San Diego sería el mejor lugar para él, pero a la vez "necesitaba un cambio".

"En Miami me ofrecieron un pequeño bono y aquí estoy", continuó el receptor abierto.

Y vaya si ha causado una impresión desde que arribó al Sur de la Florida.

Aún le falta pulir ciertas cosas como receptor abierto, pero ya ha sido factor en los equipos especiales.

Tanto confían en él los Dolphins, que este miércoles intercambiaron al receptor abierto Greg Camarillo a los Minnesota Vikings.

Esto significa que será una pelea entre tres (Patrick Turner, Marlon Moore y Roberto Wallace) para dos lugares.

Wallace corre de atrás por su inexperiencia, pero eso no disminuye su confianza.

"Sinceramente aunque el deporte sea un tanto nuevo para mí, pienso que ya tengo una fundación sólida", enfatizó Wallace. "Yo pienso que puedo competir ahora y estoy listo parta jugar".

"Pero si los Dolphins no piensan lo mismo", continuó Wallace. "Haré lo que me digan, sea el escuadrón de prácticas o el equipo. Obviamente quiere estar entre los 53".

Esta temporada baja arribó a los Dolphins uno de los mejores receptores abiertos de la NFL en Brandon Marshall; un mentor ideal para Wallace.

"Hablo todos los días con Brandon", comentó Wallace. "Él me dice que físicamente no me falta nada, y me ayuda con pequeños detalles en mis rutas. Por ejemplo, me ha dicho que cuando miro para abajo, el esquinero contrario sabe para qué lado voy a cortar. Y la verdad es que son muy útiles, y esas son las cosas que hacen la diferencia".

Muchas cosas han tomado por sorpresa a Wallace, pero uno de los peores enemigos de todo hombre nuevo a Miami, no ha afectado tanto al panameño; el calor.

"El calor es parecido a Panamá, así que por suerte no tengo problemas", dijo entre risas el receptor abierto. "Los entrenadores sí han sido duros conmigo, pero eso era de esperar".

Wallace está sólo en Miami, por lo cual al momento, únicamente tiene tiempo para pensar en fútbol americano.

"Cuando llego a mi casa, sólo quiero descansar", explicó Wallace. "Aunque tengo algunos amigos que viven en South Florida a 15, 20 minutos, y a veces salgo los fines de semana para despejarme un poco".

Ahora se vienen unas últimas dos semanas que bien podrían definir la carrera de Wallace.

"Sé que esto es un negocio y que van a poner a los mejores jugadores", concluyó Wallace. "Eso lo entiendo".

Para este receptor abierto panameño el camino no ha sido sencillo. Y ya es increíble en sí que esté cerca de ganarse un lugar en el plantel de los Dolphins cuando lleva apenas ocho años jugando a este deporte.

Algo me dice que a Wallace no le importa que las probabilidades estén en su contra.

  • ^Wallace terminó siendo seleccionado para el plantel final de 53 jugadores de los Dolphins y se convirtió en el segundo panameño en la historia en jugar en la NFL.