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Nadal perdió con Ferrer en Australia

MELBOURNE -- Rafael Nadal, víctima de la fortaleza y solidez de su adversario y condicionado por unas molestias físicas en los músculos isquiotibiales de la pierna izquierda, se despidió en los cuartos de final del Abierto de Australia derrotado por el también español David Ferrer, que jugará en semifinales ante el escocés Andy Murray.

El sueño de Nadal de convertirse en el tercer jugador de la historia en lograr los cuatro grandes consecutivos, después del australiano Rod Laver y del estadounidense Bill Tilden, que lo hicieron en una misma temporada, se empezó a desvanecer tras los primeros juegos y finalmente se esfumó tras una hora y 53 minutos de partido que finalizó 6-4, 6-2 y 6-3.

No se retiró Nadal, como hace un año, cuando en este mismo tramo del torneo abandonó ante Murray dolorido en la rodilla derecha, cuando perdía por 6-3, 7-6 (7-2) y 3-0. Pero dio la sensación de que en cualquier momento, víctima otra vez de las penurias físicas, podría enfilar el camino del vestuario sin echar el cierre al duelo.

No lo hizo el número uno del mundo. Puede que por consideración a su propio adversario. Pero seguro que ganas no faltaron.

Tras los tres primeros juegos, eternos, de dura lucha, con David Ferrer ante un nivel increíble, Nadal solicitó el tiempo médico y se marchó al vestuario a ser atendido. Su cara lo delataba todo. Buscaba a su tío Toni Nadal y al equipo en el habitáculo de la grada mientras un vendaje en el muslo izquierdo delataba la dolencia.

Nada fue igual para Nadal entonces. Mantuvo el tipo en el set. Incluso dio la sensación de recuperación cuando equilibró una desventaja de 4-1. Pero Ferrer se apuntó el set.

En cada intercambio, el médico de pista acudía al banco del balear, que tenía la cabeza en otro sitio. Mientras, David Ferrer, que solo había vencido a su rival en tres de las catorce ocasiones en las que se habían enfrentado, pero una de ellas en la única vez que se enfrentaron en un Grand Slam, el Abierto de Estados Unidos 2007, tomó carrerilla ante una ocasión única, sin igual.

Sobrado físicamente, la condición de la que careció Nadal, Ferrer empezó a manejar a su adversario, con tiros combinados, de lado a lado, para acentuar su esfuerzo. Le resultó fácil la conquista del segundo set (6-2) y tomó carrerilla en el tercero, con una rotura de entrada.

Dio la sensación Nadal de dejarse ir. Se mantuvo en pie, pero derrotado, presa de la impotencia y el dolor. A expensas de un adversario crecido, que en el Día de Australia avanzó a las semifinales de un grande por segunda vez en su carrera. La primera en Melbourne.

Para Ferrer, número 7 del mundo, disputará en el Abierto de Australia la segunda final de un Grand Slam de su carrera después de la que jugó en el Abierto de Estados Unidos en 2007.

En aquella ocasión, David Ferrer, tras superar a Nadal en octavos de final y al argentino Juan Ignacio Chela en cuartos, cayó frente al serbio Novak Djokovic.

"Este es un día difícil para mi", comentó el número uno del mundo, que agregó que prefiere no hablar sobre la lesión. "Hoy no pude hacer más de lo que hice, él jugó a un gran nivel".

Cuando le insistieron sobre la lesión, agregó: "No tengo que decirles lo que sentí en la cancha, pero es obvio que no me sentí bien. Tuve un problema al principio del partido, y después de eso, el partido prácticamente se terminó".

"Este es un gran triunfo para mí, pero en realidad no es un triunfo", comentó Ferrer. "El jugó lesionado... y yo tuve suerte", admitió el combativo diestro.

Por su parte, el británico Andy Murray terminó con el factor sorpresa que impulsó el recorrido del ucraniano Alexandr Dolgopolov hasta los cuartos de final del Abierto de Australia, donde fue frenado por el escocés que aunque cedió su primer set en el torneo, llegó a la semifinal y jugará con Ferrer.

Dolgopolov abandona el torneo habiendo ejercido una digna resistencia sobre el finalista del pasado año, que necesitó más de tres horas para sacar adelante el compromiso por 7-5, 6-3, 6-7 (3-7) y 6-3.

Es el ucraniano un jugador atípico. Sin golpes ortodoxos. Con su particular estilo. Con su propia filosofía, el debutante en el Abierto de Australia llegó a situarse entre los ocho mejores del torneo después de dejar por el camino a raquetas más reputadas como el kazako Mijail Kukushkin (6-3, 6-2 y 6-4), el alemán Benjamin Becker (6-3, 6-0, 3-6 y 7-6(3)) y, sobre todo, el francés Jo Wilfried Tsonga (3-6, 6-3, 3-6, 6-1 y 6-1) y el sueco Robin Soderling, cuarto favorito (1-6, 6-3, 6-1, 4-6 y 6-2). El primer Top Ten al que Dolgopolov derrotó.

La imprecisión y la falta de continuidad terminaron por condenar a la revelación del torneo, víctima de la precipitación por su falta de experiencia, que le llevaron a cometer 77 errores no forzados que echaron por tierra la cantidad de golpes ganadores que logró (57).

Un lastre excesivo provocado por la dimensión del momento, agigantado para el ucraniano, presa de la ansiedad ante el momento de su vida.

Es Murray, sin embargo, un jugador acostumbrado a situaciones como estas. Busca el escocés su primer Grand Slam. Se mueve en las alturas desde hace años. Pero no termina de rematar su condición de gigante con un título grande. Siempre hay uno mejor, a última hora, Roger Federer, que le distancia del éxito.

El escocés vuelve a la semifinal por segundo año seguido. Tras dejarse el primer set en todo el torneo, algo que no lograron ni el austríaco Jurgen Melzer, ni el español Guillermo García López, ni el ucraniano Iliya Marchenko ni el eslovaco Karol Beck, adversarios que ha dejado por el camino.

Será el sexto enfrentamiento entre el escocés y el español, con tres triunfos por lado.