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Ahora toca recambio

La Generación Dorada debe iniciar su recambio AP

MAR DEL PLATA - El Torneo de las Américas de Mar del Plata, más allá del título y la clasificación olímpica, dejó algunas confirmaciones para el básquetbol argentino.

La selección argentina ratificó que sigue siendo un equipo poderoso. La enorme calidad de sus jugadores y el concepto de juego colectivo que despliegan lo convierten en protagonista de todos los torneos, temido a veces, respetado siempre. Este grupo distingue, con una claridad asombrosa, los momentos determinantes de cada partido o cada competencia y allí saca a relucir, casi siempre, su mejor versión y su máxima entrega, más allá del resultado final.

Esto está directamente emparentado con la experiencia que los argentinos fueron acopiando en algo más de una década, la que les otorga, ahora que las respuestas físicas van en disminución, una fresca sabiduría, que ahora les posibilita distinguir instancias cruciales y administrar esfuerzos.

También corroboró este Preolímpico el compromiso de sus jugadores con la camiseta nacional. La situación no es novedosa, ya que se sostiene, aún con vaivenes, desde 1999. Aún cuando la posición de cada uno de ellos fue evolucionando, ya que se convirtieron en hombres destacados y su fama creció, a la par de sus ganancias económicas y los compromisos con sus clubes.

No obstante, siempre se hacen un tiempo para la selección, sin pedir concesiones, ni privilegios. Se colocan en silencio en la fila desde el primer día por el placer que les provoca jugar al básquetbol y el deseo de gloria que les ayude a seguir escribiendo la fantástica historia de esta generación. En un deporte con alto grado de profesionalismo, no siempre bien entendido, actitudes como estas, cercanas al amateurismo, se asemejan a necesarias ráfagas de aire fresco.

Al mismo tiempo, este torneo continental le certificó al seleccionado argentino que el inevitable paso del tiempo empieza a hacerse sentir. Aquellos pibes que asombraron a comienzos de la década pasada se hicieron hombres exitosos, que transitan la etapa final de sus carreras. Algunos insistimos, no gratuitamente, en los casi 32 años de promedio del equipo. Se intuía que alguna factura les pasaría a sus hombres. Y en el transcurso de un torneo exageradamente exigente, con 10 partidos en 13 días, eso se notó.

Lo notaron desde adentro mismo del equipo, cuando se debió planificar y ejecutar una tarea de preparación sin el máximo esfuerzo, como actitud preventiva para cubrirse de lesiones o de un desgaste perjudicial. Se percibió desde afuera, con rendimientos que declinaron notablemente en los tramos finales de algunos partidos. El propio Ginóbili, de 34 años, ni aún con todo su coraje, pudo sobreponerse al cansancio acumulado y que lo nubló en la toma de decisiones en algunos cierres.

El fantástico esfuerzo defensivo de Argentina, tal vez su principal sustento para obtener el título continental, pudo complicar que las ofensivas no tuvieran la fluidez esperada. Pero más allá de lo táctico o estratégico, quedó la sensación de las dificultades que afrontó el equipo argentino cuando enfrente tuvo rivales jóvenes y atléticos. Esta vez el título tuvo como costo entregar muchas energías, esas que se van consumiendo irremediablemente.

Por eso, el torneo americano también reafirmó que el seleccionado argentino, guste o no, necesita un rejuvenecimiento. De acá a los Juegos Olímpicos 2012 tendrá que buscar variantes que le permitan revitalizar un equipo que llegará con sus principales figuras erosionadas, tras una temporada más.

Será desafío del entrenador Julio Lamas construir con inteligencia el plantel para Londres. Antes deberá saber si Fabricio Oberto decide continuar, para lo cual antes deberá sumarse a un equipo de club, para evitar que la inactividad le pese con en este Preolímpico.

Pero Lamas deberá encontrar sobre todo ese recambio, que está claro, no tendrá en lo inmediato el mismo nivel, por lo que se puede exponer a resultados negativos. Más allá de eso, el técnico sabe que es necesario hacer modificaciones, aunque en el camino queden jugadores emblemáticos y responsables de las maravillosas conquistas de la última década, teniendo en cuenta que el equipo nacional estará siempre por encima de los nombres.