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Yoenis se adapta a su nueva vida

PHOENIX, Arizona -- Yoenis Céspedes no habla como alguien que se pegó en la lotería.

El jardinero cubano de los Atléticos de Oakland llevaba apenas tres semanas en entrenamiento primaveral y todavía luce como si cargara con la cruz de tener a su familia en Cuba y a su madre en República Dominicana mientras se preparaba para la serie de apertura en Japón.

Hasta se fijó en un detalle de Arizona que usualmente pasa inadvertido para alguien que firma un contrato de $36 millones por cuatro años.

"Esto es un desierto", indicó Céspedes, durante una breve entrevista en el estadio municipal de Phoenix. "Es difícil encontrar tierra, lo que hay es arena. Le preguntaba a Ariel (Prieto, coach de los Atléticos) que si estábamos en un desierto y él me contaba que antes estaba más desierto, pero han ido construyendo. Pero como cubano al fin, me adapto rápido al sistema. Hay que adaptarse como quiera y trato de hacerlo lo más rápido posible".

Céspedes abrió el miércoles en el jardín central de los Atléticos en el partido inaugural de la campaña en Japón y no tardó en mostrar destellos de su anunciado potencial al batear un doble en cuatro turnos. Días antes, todavía sentía algo de preocupación por lo que dejó atrás para perseguir su sueño de jugar en las mayores.

"Dejé parte de mi familia, mi gente y lo más importante es mi bebé…tengo un niño de dos años en Cuba", dijo con un asomo de nostalgia. "Mi madre está en Santo Domingo, hace 15 días que no la veo, pero hablo con ella todos los días".

"Pero soy un pelotero que puedo tener cualquier tipo de problema, pero cuando entro en el terreno los dejo fuera. Nada me molesta, y sé que mi familia me da todo el apoyo. Todo está bien, me siento muy bien", continuó

Aunque fue el novato del año en el béisbol cubano en 2003, Céspedes vino a atraer las miradas de todos cuando bateó para .458, con dos jonrones, dos dobles y tres triples en seis partidos del Clásico Mundial de Béisbol. Al año siguiente, fue colíder de jonrones del torneo con 33, un nuevo récord de la liga, y terminó con .333 de promedio de bateo, .424 de porcentaje de embasamiento y .626 de slugging, con 99 impulsadas en 99 partidos.

Kevin Goldstein, de Baseball Prospectus, lo describió como "el jugador más completo que ha salido de Cuba en una generación".
Por eso, tras salir de Cuba y mudarse en enero a la República Dominicana, sabía que le esperaba un gran contrato, al igual que los que llegaron antes que él como Kendrys Morales, Aroldis Chapman y Alexei Ramírez.

No obstante, el jugador natural de la provincia de Granma insiste en que el dinero es secundario.

"Sabía que tenía las condiciones para jugar en Grandes Ligas", dijo. "Pero más que eso, fue la mala atención que me dieron en Cuba. Estaba en la Selección desde 2003, pero el trato que siempre me dieron fue diferente, comparado con el de otros jugadores. Bastante aguanté, hasta ahora que le dije a mi mamá que me voy. Todos en mi familia me apoyaron, así que decidí dar el paso".

"No me arrepiento, al contrario", agregó. "Si hubiese sabido antes no hubiese aguantado tanto. No tiene que ver nada con la política.

Nací para jugar béisbol y allí me estaban tronchando el camino. Pienso que por la atención que nos dan allá, que no es la que se merece un atleta del equipo nacional, van a salir unos cuantos, que saben que pueden jugar a este nivel".

Céspedes es considerado un jugador de cinco herramientas, que jugará como titular en el jardín central, pero que tiene el poder y el brazo para jugar el jardín derecho y el potencial de robarse 30 bases. Dos cubanos ligados a los Atléticos consideran que su mejor herramienta no tiene que ver con sus condiciones físicas.

"Tiene mucha explosividad, es muy rápido, tiene poder, brazo, guante", señaló Campaneris, un ex campocorto cubano miembro de la dinastía de los Atléticos de principios de los 70. "Pero lo mejor es su actitud. Tiene los ojos y los oídos bien abiertos. Le di un consejo sobre robar bases y de inmediato lo hizo en el juego. Cuando uno ve esa actitud en un pelotero, sabe que no puede fallar".

"Tiene muy buena actitud; ese deseo que tienen muchos peloteros que vinieron de Cuba, el hambre y la garra de los que buscan el sueño", señaló Ariel Prieto, quien como coach de los Atléticos, tiene la misión de ser el mentor de Céspedes. "Ese deseo que tienen muchos peloteros que vinieron de Cuba, el hambre y la garra de los que buscan el sueño. Sólo le le faltan cosas acerca de fundamentos, cosas del béisbol de Grandes Ligas, pero para eso me tienen aquí a mí".

Céspedes conoce el béisbol prácticamente desde la cuna. Su padre Cresencio Céspedes jugó varios años en el béisbol nacional y su madre, Estela Milanés, perteneció al equipo de sóftbol que llegó séptimo en los Juegos Olímpicos de Sydney en 2000.
Por lo tanto, no fue una sorpresa que comenzara a descollar desde niño y que ya a los 18 años fuera convocado al programa nacional de su país.

"Lo traigo en la sangre", indicó. "Desde chiquitico, mi mamá me llevaba a los parques con ellas, a todos sitios. Comencé a practicarlo en el colegio, pero crecí con el béisbol.

Aunque es el mismo juego que practica desde que era un niño, el que jugó su padre y parecido al que jugó su madre, Céspedes ha encontrado múltiples diferencias en Arizona.

"La diferencia es la calidad de los terrenos, las condiciones de todos los estadio y los implementos deportivos", mencionó. "Se juega un béisbol más profesional, menos errores mentales que en Cuba. Pero los nueve juegos que jugué en Santo Domingo me ayudaron a prepararme. Dominicana es un país más parecido a Cuba y se me hizo fácil adaptarme. Aquí es un poco más difícil por el estilo de vida y el clima, pero ahí vamos".