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Bill Parcells: El gran motivador

El legendario entrenador, Bill Parcells, guió a los New York Giants a dos campeonatos de Super Bowl. Getty Images

CANTON -- El mayor don de Bill Parcells como entrenador en jefe no tenía que ver con las X y las O, los ajustes en los partidos o la evaluación del personal. En cambio, tenía que ver con las relaciones. Ningún entrenador en jefe en su época era mejor en descubrir exactamente qué se necesitaba para motivar a cada jugador de su plantilla. Lo más importante, como muchos de esos jugadores han certificado, también entendía algo igualmente importante para su éxito: Los jugadores no deben ser tratados igual.

Debemos escuchar muchas historias que respaldan esa idea mientras Parcells ingresa al Salón de la Fama este fin de semana. Sí, sus dos victorias de Super Bowl lo inmortalizaron en los ojos de los aficionados de los New York Giants. También pudo llevar a otro equipo al Super Bowl, los New England Patriots de 1996, y guió a los New York Jets al Juego por el Campeonato de la AFC dos temporadas después de que terminar con marca 1-15. La reputación de Parcells como entrenador de grandes logros es incuestionable.

También merece crédito por todas las vidas que tocó en su camino a la gloria actual. Esas conexiones, en cierto modo, fueron tan impresionantes como sus 183 victorias de por vida. Entendía a los jugadores de renombre tan fácil como entendía a los que les faltaba confianza. Sabía cuándo persuadir, retar inspirar y moldear. Sólo vean el desastre que era Lawrence Taylor fuera del campo, él confiaba en Parcells para mantenerse concentrado durante su carrera con los Giants.

Taylor fue uno de los incontables jugadores que podrían elogiar a Parcells y sus habilidades psicológicas. El receptor abierto, Terry Glenn, jugó para Parcells en New England y con los Dallas Cowboys, y no es casualidad que sus mejores años llegaron con esas franquicias. Glenn era tan problemático bajo la dirección de Bill Belichick en New England, que el entrenador en jefe lo suspendió en varias ocasiones y se negó a entregarle un anillo de Super Bowl por el campeonato de los Patriots en el 2001.

Por otra parte, Glenn haría cualquier cosa por Parcells, y este era el mismo entrenador que alguna vez se refirió a Glenn como "ella" durante su temporada de novato en New England.

Keyshawn Johnson, otro receptor que tristemente tenía enfrentamientos con otros entrenadores, también floreció con Parcells. Se conectaron por primera vez en 1997, cuando Johnson era un jugador de segundo año y Parcells estaba en su primera temporada dirigiendo a los Jets. Parcells al principio quedó tan poco impresionado con Johnson que consideró canjearlo. Después, aprendió a valorar la dureza y confianza del receptor, dos características que faltaban en los Jets cuando Parcells llegó.

Lo que Johnson adoraba de Parcells es lo mismos que apreciaban todos sus jugadores: un enfoque práctico para el negocio. Cuando Parcells hablaba con sus equipos, los jugadores sabían que diría las cosas de frente. Estaba dando mensajes claros y sinceros, y siempre sabían dónde se encontraban con él. Los jugadores que no pudieron manejarlo desaparecieron eventualmente. Los que lo aceptaron, fueron conocidos como "los chicos de Parcells".

Curtis Martin era un 'chico Parcells'. También lo fueron Pepper Johnson, Dave Meggett, Richie Anderson, Vinny Testaverde e incontables jugadores. Algunos se convirtieron en estrellas. Otros fueron jugadores de rol que podían ni siquiera haber estado en la liga si no hubiesen encajado en su sistema. Pero todos ellos tenían dos cosas en común: Sabían lo que necesitaba, y él sabía qué es lo que ellos querían.

Incluso las historias que nunca salieron a la luz durante la carrera de Parcells dicen mucho acerca de su sentimiento por los jugadores. Una fuente de la liga reveló una vez que Parcells era especialmente sensible con un talentoso novato cuya madre había luchado con problemas de drogas durante años. Cuando Parcells sintió que los problemas de la mujer estaban afectando al jugador, el entrenador dejó de presionar para tener más producción. Simplemente le dijo al jugador que fuera a su casa tanto como fuera posible durante su primer año. El fútbol americano estaría ahí una vez que ella estuviera en un lugar mejor.

Al final, el jugador disfrutó de una exitosa carrera y nunca ha hablado públicamente acerca de lo que hizo Parcells. Pero él sabe lo que significó para su vida y cómo eventualmente benefició a su familia. Pocos entrenadores estarían dispuestos a ir tan lejos para ayudar a un jugador en una liga que es tan despiadada. Con un acto poderoso, Parcells demostró que los hombres de su talla no tienen que comer, dormir y respirar fútbol americano sin descansar.

"The Irrelevant Giant", un cortometraje acerca de Parcells y otro ex jugador, el ex corredor de los Giants, John Tuggle, reveló ese lado más suave. Se enfocó en la relación que Parcells construyó con Tuggle --un jugador que pasó de ser el último reclutado del draft de 1983 a ser el Jugador Más Valioso de los equipos especiales en el primer equipo de los Giants de Parcells-- y cómo la muerte de Tuggle tras luchar con el cáncer devastó al entrenador. La mayor revelación de la película es que emoción que muestra Parcells al revisar esos recuerdos. Es una parte de él que Parcells ha mantenido bajo control desde que se volvió figura pública hace tres décadas.

Muchos de los hombres que ayudaron a Parcells a llegar al Salón de la Fama probablemente tuvieron una reacción diferente. Si ellos no hubieran visto la sensibilidad de Parcells en esa medida, seguramente sabían que existía mucho antes de ser el protagonista del documental. Al final, esa es la base de quien fue como entrenador en jefe. También es por eso que será recordado como uno de los mejores entrenadores en haber trabajado en la NFL.