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El Tri, al DT que esté de moda

No tengo nada contra el 'Piojo', a quien estimo y admiré en su carrera profesional. Respeto a Vucetich, quien es el técnico más ganador de los últimos años en el balompié mexicano.

Dicho esto, el encabezado de esta nota sintetiza mi pensamiento de la pachanga en que se ha convertido la elección del técnico nacional y que mi memoria recuerda desde años atrás, desde 1991 que siempre en su mayor parte se ha ido por los técnicos de moda.

¿Lapuente, campeón con Puebla? Que venga para la selección. ¿Lavolpe, Meza y Chepo triunfadores en Toluca? Vengan a la silla.¡Ahhh! ¿Anduviste muy bien en Monterrey y se nos fue Menotti? Vente Mejia Barón.

¿Ya quitamos a Chepo? Víctor eres el Rey Midas perfecto para el puesto.

Cuántas historias de estas han enmarcado la historia de nuestro económico futbol, en el que la pelota y las piernas que producen el magno negocio son las que menor importancia tienen con tal de conseguir el objetivo.

Un técnico de la Selección Nacional es una decisión de un proceso de a dónde se quiere llegar, estilo de juego, personalidad, manejo de grupo y mil cosas más que deben analizarse a profundidad.

Esto últimamente no se ha dado, a excepción del ciclo completo de Ricardo Lavolpe, pues está el caso de Javier Aguirre, después de dos bomberazos; Miguel Mejía Barón y Manolo Lapuente, quienes comenzaron su segundo ciclo mundialista, y Bora, quien volvió y lo terminaron por reventar en esta burbuja verde llamada selección, en la que los mejores partidos no son en la cancha, sino que son los partidos de los bandos económicos y comerciales, que son en los que se toman las decisiones en nombre de la aclamada unión del futbol mexicano.

Sin embargo, la realidad es que lo que dichos bandos hacen es jalar la cuerda para el lado más fuerte y en el que los comparsas simplemente van donde deben, para no salir perdiendo en otras esferas que van comprometidas en el interés de sus clubes.

Hay posturas. Es entendible. Pero me gustaría que fueran más enfocadas al aspecto deportivo y no al económico. Que fueran para decisiones de cancha y no para confrontaciones de poder que a veces llegan al odio y la venganza, con tal de llevar la contraria, pues la sociedad del balompié mexicano realmente es atípica y nunca se sabe de qué lado masca la iguana.

Este no sería el primer proceso mundialista con cuatro técnicos. No hay que ir muy lejos: para Sudáfrica 2010, de igual manera., Hugo Sánchez empezó y no llegó a la eliminatoria; Chucho Ramírez de interino; Sven Goran Ericksson y Javier Aguirre al relevo.

Ahora, Chepo y ya en plena eliminatoria Tena, Vucetich y se habla de un cuarto que es Miguel Herrera.

¿Se trata de empatar o superar marcas en este renglón? ¿O se trata de tomar decisiones aprendiendo del pasado?

Realmente se podrían dar y dar argumentos. Escribir, comentar, ampliar, pero al final de cuentas es un círculo vicioso que se viene repitiendo en el futbol mexicano contemporáneo.

El estratega al mando del Tri nunca se siente en tierra firme debido a las presiones por buenos resultados, aunadas a las que se viven extra cancha y, a final de cuentas, no hay un consenso deportivo para tomar determinaciones. Para ser más claros y fuertes en determinaciones dentro de los cabildeos.

Pero no, éstas corren desde Chapultepec al Ajusco. De Verde Valle rumbo a FEMSA. De ahí, a la Zona de San Rafael, donde está la telefónica principal del país y rebota hasta el sur, donde están los cementeros.

De repente tienen un paro por las Rectorías y de ahí se van a minorías de selvas y montañas.

En pocas palabras, es una lucha de empresarios, directivos, allegados, promotores, medios y afición con voz, pero sin voto.

Esto termina por convertirse en una lucha que se replica cada cuatro años por el ansiado, cotizado y, a la vez, escurridizo banquillo nacional.

Permítame terminar con algo de humor en toda esta parodia futbolera: Que nos dirija Derbez para NO aceptar devoluciones sin boleto mundialista y estar de Peluches tapando Hoyos, como Armando.